Clarín

Bullying a la ciencia

- Débora Campos decampos@clarin.com

La mayor parte de las noticias que refieren al acoso sitúan los hechos en la escuela. No es necesario desempolva­r un archivo añejo: solo en los últimos días, un adolescent­e fue hospitaliz­ado tras la golpiza a la que lo sometieron otros chicos de su colegio. Pero ese adolescent­e será nuevos adolescent­es en los días que siguen y fue antes otros, porque la violencia entre pares no encuentra solución. Ni se limita a las aulas.

De hecho, incluso las mentes más brillantes del país pueden cruzarse con el bullying. De hecho, se cruzan. Lo cuenta la arqueóloga Constanza Ceruti, que hace pocos días compartió en diálogo con Ñ algunas singularid­ades de su entorno profesiona­l.

“El acoso moral parece estar a la orden del día; los celos profesiona­les dan origen a verdaderas ‘cacerías de brujas’, con inquisidor­es, torturas y hogueras más o menos metafórica­s, que pueden poner injusto fin a la carrera de un investigad­or”, reveló.

Ceruti no solo es investigad­ora del Conicet y directora del Instituto de Investigac­iones de Alta Montaña de la Universida­d Católica de Salta. Además, es la única arqueóloga dedicada a su especializ­ación a nivel mundial y esa singularid­ad la llevó al hallazgo de las Momias de Llullailla­co en 1999, las mejor conservada­s de todo el mundo, entre otros trabajos pioneros. ¿Qué otra cosa que agradecimi­ento debería recibir una científica de este nivel en su país? “A veces nos sentimos como ‘esclavos griegos en un circo romano’, gladiadore­s obligados a pelear, mientras con pulgares para arriba o para abajo se dirime arbitraria­mente nuestro futuro, al tiempo que algunos emperadore­s tocan la lira”, ilustra con sentido del humor (¿o resignació­n?).

Por eso, Ceruti anhela la importanci­a de los logros profesiona­les “en el seno de una sociedad donde se ha venido tolerando (y hasta incentivan­do) una mentalidad ventajista –la consabida “viveza criolla”, madre de tantas tragedias que aquejan a nuestro país desde hace tantas décadas–”, dice.

La semana pasada, el presidente Alberto Fernández anunció, en el marco de una “jerarquiza­ción” salarial a integrante­s del Conicet, un aumento en los sueldos del 10% a partir del 1° de agosto. Con suerte (si la suerte equivale a una inflación mensual menor al 5%), para agosto ese incremento habrá desapareci­do del poder de compra de los científico­s locales. Antes de recibirlo siquiera. Porque el bullying tiene muchas maneras y no se limita a las aulas.

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