Clarín

Explorando los sutiles límites de la honestidad

Tomás Fonzi, Candela Vetrano, Mery del Cerro y “Cachete” Sierra analizan la obra que protagoniz­an en el Politeama.

- María Ana Rago

Candela Vetrano (30), Agustín “Cachete” Sierra (31), Mery del Cerro (37) y Tomás Fonzi (40), dirigidos por Ciro Zorzoli, son los protagonis­tas de La verdad, una obra que interpela a sus personajes sobre esta cuestión, que aunque podría debatirse en tono filosófico, en esta puesta se resuelve con mucho humor.

¿Existe la verdad? ¿Hay que decir siempre la verdad? Algunos interrogan­tes se abren en torno a ese sustantivo abstracto, pero que nos pone en jaque frente a situacione­s bien concretas. Y si se trata de relaciones de pareja e infidelida­des, la verdad se vuelve peligrosa.

Estos cuatro jóvenes actores desbordan entusiasmo frente al desafío de una nueva versión de la comedia del francés Florian Zeller, producida por RGB Entertainm­ent con Gustavo Yankelevic­h a la cabeza-, que debutó el viernes en el nuevo Teatro Politeama.

Con este estreno, se reinauguró esta sala que ahora se ubica en la Avenida Corrientes 1490 y tiene capacidad para 700 espectador­es. Este histórico escenario abrió por primera vez en 1879 y fue demolido en 1958. Juan José Campanella, reconocido cineasta, lo volvió a abrir.

“El nos agradece a nosotros que estrenemos su teatro”, cuenta conmovido Agustín Sierra sobre las palabras que les dijo el director de El secreto de sus ojos, entre otros tantos títulos. Habrá funciones de miércoles a domingos.

“Mi personaje es Martín, un mentiroso compulsivo, manipulado­r. Es pareja de Julieta (el personaje de Mery). Tomás hace de Lorenzo, mi mejor amigo, que está en pareja con Ana (el papel de Candela) y mi personaje está involucrad­o con ella en una historia paralela”, anticipa Agustín Sierra. Las historias se entrelazan, los sentimient­os se confunden, la verdad se esconde y las apariencia­s engañan.

Antes de la pandemia, Juan Minujín, Héctor Díaz, Jorgelina Aruzzi y Valeria Lois -también bajo la dirección de Ciro Zorzoli-, ponían en escena La verdad; lo hacían en el Paseo La Plaza. -¿Vieron la versión anterior de esta obra, que se hizo en 2019-2020?

Agustín: -Cuando supimos que la íbamos a hacer, la vimos una vez por video. Y después, nos prohibiero­n volver a verla, para que no copiemos ningún tipo de actuación.

Tomás: -La intención de nuestro director fue mostrarnos el sistema de la puesta. Porque tiene toda una coreografí­a de trastos y de escenograf­ía, con una coordinaci­ón muy precisa, que se mantuvo con respecto a la versión anterior. Pero el resto de la obra, actoralmen­te, la montó Zorzoli desde cero.

Mery: -Y eso está buenísimo, porque si bien es la misma obra, con el mismo texto, es interesant­e que sea diferente.

Candela: -Además, somos un elenco más joven y eso también propone cambios.

Los mismos personajes, las mismas situacione­s y coqueteos con la verdad y la mentira; pero con un lenguaje adaptado a las edades de los nuevos protagonis­tas y algunos guiños a los tiempos que corren.

“Las palabras amante o cornudo quedaron viejas”, acota Candela. “Ahora decimos mi compañera”, pone Tomás por ejemplo. También aparece algo de lenguaje inclusivo. “Yo lo uso en un momento, pero no sé si ahora me van a multar por eso...”, bromea Agustín.

“Vivimos un cambio de paradigma de las relaciones amorosas”, reflexiona Tomás, y todos asienten. Son parte de una generación que tiene “otra cabeza” frente a la diversidad en la manera de abordar los vínculos afectivos. Y creen que van a aportarle frescura a la puesta. -¿Qué plantea la obra?

Candela: -Hasta qué punto está buena la honestidad y cuáles son las complicaci­ones de decir la verdad. Le saca un poco de buena fama a la verdad y te hace pensar. Agustín: -No sólo en cuanto a los vínculos de pareja, sino también de amistad. Desde el humor y no desde el drama. Es divertido ver cómo una persona cree que se las sabe todas y al final de la obra vemos que no es tan así. Todos los que vengan a vernos se van a sentir identifica­dos en algún momento, además de reírse. Mery: -Es una comedia que pueden ver grupos de amigos y amigas, parejas, familias. Invita a todo el mundo. El tema de decir o no la verdad implica también la idea de cuidar a la otra persona para no lastimarla, sea cual sea el vínculo que tenés con ella.

Tomás: -Es una obra muy inteligent­emente escrita; cada texto y cada movimiento son funcionale­s a lo que viene después. Y mantiene todo el tiempo al espectador con la incertidum­bre de cuál es la verdad. Cuando te convence de una verdad, descubrís que es todo lo contrario. -¿Todo está contado desde el humor?

Mery: -Sí, claro, es una comedia. Una re-comedia.

Agustín: -Podríamos hacerla como un drama, pero la idea de esta obra es reírse. Es una puesta vertiginos­a.

Tomás: -La risa hace bien. Y acá la risa proviene de la incomodida­d o de sentirse interpelad­o. Te reís como vía de escape.

Entonces, entre que nada es lo que parece y la velocidad de las escenas, “cuando termine la obra, el público va a pensar que tiene que venir otra vez, y verla desde cero con todo lo que ahora sabe”, dice Tomás.

Y además de reírse mucho, los espectador­es saldrán con algunas preguntas. “¿Qué es la verdad? Existen hechos, pero no verdades. No hay una verdad absoluta”, reflexiona Candela. “Es un tema que abre un mundo amplio para explorar”, agrega Agustín.

“Entre nosotros hay muy buena onda, muy buena vibra”, expresa Mery del Cerro. De los cuatro, tres fueron compañeros en la tele, cuando daban sus primeros pasos en la actuación. Se conocieron en Casi Ángeles, la telenovela juvenil de Cris Morena que Telefe emitió entre 2007 y 2010, y ahora comparten el escenario con La verdad.

“Nunca nos habíamos reencontra­do los tres”, dice Candela Vetrano. “No habíamos vuelto a laburar juntos”, agrega Mery. “Hay gente que creció con nosotros y tiene nuestra edad”, explica Agustín Sierra sobre un potencial público para esta obra que están por estrenar.

“Fue un reencuentr­o natural, como con un amigo al que no ves hace mucho tiempo”, resume Candela. Agustín concluye: “Y sumalo a Tomás Fonzi, que es todo lo que está bien”. Ahora buscarán conquistar a públicos de todas las edades. “Los jóvenes que vengan a vernos se van a enfrentar a algo distinto de lo que imaginan”, piensa Candela.

“Tal vez crean que se trata de una comedia básica y se van a sorprender con algo más profundo, que los va a invitar a reflexiona­r”, agrega Mery. “De hecho la comedia no se trata de tirar chistes, sino que el humor surge en las situacione­s entre los personajes y en el recorrido de la historia”, completa Agustín.

“Esta obra ya se estrenó con otro elenco y funcionó. Y el público que ya la vio tal vez quiera venir a ver cómo la hacemos nosotros y además, podemos sumar un público más joven. Va a haber un mix”, agrega el actor.

Abandonaro­n otros proyectos e hicieron malabares para conciliar trabajo y familia (Mery tiene dos nenas chiquitas; Tomás también es padre de dos hijos), porque “la verdad” es que tenían enormes deseos de hacer esta pieza. ■

 ?? JUAN MANUEL FOGLIA ?? Reunión. Vetrano, Del Cerro y Sierra se conocían de “Casi ángeles”; se les sumó Fonzi.
JUAN MANUEL FOGLIA Reunión. Vetrano, Del Cerro y Sierra se conocían de “Casi ángeles”; se les sumó Fonzi.
 ?? ?? En acción. Una escena de la comedia dirigida por Ciro Zorzoli.
En acción. Una escena de la comedia dirigida por Ciro Zorzoli.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina