Las dos caras
Parece un contrasentido… ¿Cómo un artista con la sensibilidad de Mijalkov, capaz de trasladar la atmósfera de un cuento de Chéjov al cine, puede permanecer silencioso o impasible ante un genocidio?. Pero así va el mundo… Mijalkov es una de las mayores personalidades del arte ruso, algo que trae desde la cuna: su abuelo fue un destacado pintor. Su madre, poeta. Y también su padre, Sergey Mijalkov, autor de los versos del himno de su país. Mijalkov tiene un hermano famoso, Andrei Konchalovsky (apellido de su abuela materna), autor de un cine de poderosa fuerza visual y que se radicó por largo tiempo en Estados Unidos. Ambos hermanos y Andrei Tarkovski revolucionaron el cine de la ex URSS en los años 80. Cuando el bloque socialista se desplomó, Mijalkov ya era un prestigioso cineasta que, tras su debut con “Amigos entre mis enemigos”, ofreció obras como “Pieza inconclusa para un piano mecánico” y “Ojos Negros”, aquí con la magia de Marcello Mastroianni. “Sol ardiente” le deparó un Oscar a la mejor película extranjera en 1994. Pero, desde que se involucrara en la política, la dimensión artística de Mijalkov quedó solo para la nostalgia.w