Una relación incomparable
Ya se sabe, la relación de un humano con un perro es difícil de comparar con cualquier otra. La que tiene Jackson Briggs (Channing Tatum) con Lulu, también.
La película, que marca el debut del actor de Foxcatcher en la codirección (el otro realizador es Reid Carolin, productor de varios títulos de Tatum, de Magic Mike,a La estafa de los Logan o Comando especial 2, y también es su primera película) abreva en el ya transitado camino del viaje en el que un personaje y otro se conocen, se encariñan y bueno, el resto lo dejamos a juicio del espectador.
El debut de Tatum, a quien no veíamos en una pantalla de cine desde hacía cuatro años, salvo su aparición en Free Guy, tiene un punto en común con su vida real. Sí, la relación con su propia mascota, que no casualmente se llamaba igual que la de la película (Lulu), a quien Tatum perdió hace tres años cuando murió.
La trama lo sitúa a él, que actuó en el ejército y ahora está desempleado, y que quiere volver al frente, transportando a la perra -que es indomable, en gran medida por los traumas de “servir” para el ejército en el extranjerohacia el funeral de su difunto amigo y compañero de armas.
Pero la película es rara. Extraña desde lo que plantea el guion, porque lleva a la pareja a cruzarse con personajes más estrafalarios, desde un probable trío tántrico con dos mujeres en Portland, a una granja de marihuana, y un ataque racista en un hotel de lujo. Todas las escenas, que presumiblemente alejen al público infantil, están, eso sí, coronadas con humor. O algo por el estilo.
Así es Dog, por un lado se enfoca en el estrés postraumático paralizante de los soldados, y por otro se lanza a la comedia (Jackson se hace pasar por ciego para conseguir una habitación en el hotel, gratis) disparatada. Pero bueno, es lo que decíamos más arriba, las relaciones personales son todas distintas, y ésta no podría dejar de serlo. Para los que aman los perros, les caerá estupenda, con mensaje bienpensante incluido.