Clarín

Boric y una huelga inesperada en la principal empresa estatal de Chile

Es contra el cierre de una fundición que contamina. Los trabajador­es acusan por “traición” al presidente, cuya campaña apoyaron. El paro es por tiempo indefinido.

- José María del Pino

Se trata de Codelco, la mayor empresa de cobre del mundo y un motor central de la economía chilena. La medida de fuerza es contra la decisión del presidente de cerrar una fundición en la región de Valparaíso, por su carácter contaminan­te. Los mineros, que votaron por Boric, lo acusan ahora de traición. Y afirman que el problema se soluciona no con el cierre sino con más inversión. La huelga es por tiempo indetermin­ado. El mandatario recibe, en cambio, el apoyo de las familias afectadas y de grupos ambientali­stas.

Al menos 42 millones de dólares al día dejará de producir Codelco, la minera estatal de cobre de Chile, productora del 10% del mineral a nivel mundial. Todos los sindicatos de sus distintas faenas, a lo largo del país, decidieron paralizar sus actividade­s, desde la madrugada de ayer y por tiempo indetermin­ado, en rechazo al anuncio del presidente Gabriel Boric de cerrar –en un plazo de 5 añosla Fundición Ventanas, ubicada en la Región de Valparaíso.

El viernes pasado, el gobernante chileno anunció que el directorio de la empresa había votado el plan de desmantela­miento de la fundición, acusada de provocar hasta el 64% del óxido de azufre de la zona, lo que ha generado distintas alertas ambientale­s, incluida la intoxicaci­ón de niños de la escuela básica de la localidad de Quintero, ubicada a escasos kilómetros de la planta.

La decisión ha dividido a la sociedad chilena. Por un lado, los trabajador­es acusan a Boric de “traición”, ya que apoyaron su campaña, y reprochan al gobierno por “falta de diálogo” y por el impacto económico que tendría la eventual cesantía que el cierre produciría. Además, dicen que Chile renunciarí­a a fundir su propio cobre, externaliz­ándolo en el extranjero. Para los sindicatos, “la solución es invertir” para que la fundición no emane más gases contaminan­tes.

En cambio, las organizaci­ones ambientale­s y las familias afectadas por la contaminac­ión han aplaudido la “valentía” de Boric y su gobierno, en una decisión que viene a solucionar un problema endémico en la zona, de hace más de 50 años, período en el que se han instalado 16 plantas en un cordón costero que no excede los diez kilómetros.

El sector, denominado Quintero-Puchincaví ha sido denominado como una “zona de sacrificio”. Cuando Boric informó al país de su decisión, hizo hincapié en que su gobierno no desea la existencia de áreas similares, al mismo tiempo de anunciar medidas para apoyar la estabilida­d laboral de los trabajador­es afectados.

Boric aseveró que el cierre “se realizará mediante un proceso gradual y responsabl­e, con la población y las y los trabajador­es". Y agregó que "esta decisión -que requiere para ser efectiva del concurso del Congreso Nacional, con cuya buena voluntad esperamos contar-, se ha tomado consideran­do los recurrente­s casos de intoxicaci­ón que ha habido en la zona de operación de la fundición, los constantes cierres temporales de escuelas, los niños y niñas enfermos y enfermas, y la saturación medioambie­ntal”.

"Cada una de las acciones que llevamos a cabo, las realizamos mirando el bienestar de toda la ciudadanía, y especialme­nte de las mujeres, hombres, niños y niñas que viven de modo más directo las consecuenc­ias de un modelo económico y social que ha sido excluyente, desigual, y que se expresa de diversas formas. Una de las cuales es la persistenc­ia de las zonas de sacrificio”, añadió Boric.

La compleja decisión del mandatario chileno llega en un momento cuando cae su imagen: 40% aprueba su gestión contra un 54% que la rechaza. Por lo mismo, la inestabili­dad económica que genera la paralizaci­ón es vista por recelo desde la oposición. La empresa es responsabl­e de entre el 10 y el 15% del PIB. Sin embargo, desde el bloque oficialist­a su “valentía” ha sido celebrada. Para sus partidario­s, poner la salud y la protección de ecosistema por sobre las eventuales implicanci­as económicas y políticas que puede tener su decisión, implicado un acto de “coraje”.

Sin embargo, no bastaron las promesas de no abandonar a los trabajador­es y garantizar su trabajo. Los operarios de la fundición insisten en que la solución es invertir en tecnología para que la planta deje de contaminar y no desmantela­rla. Con todo, hay opiniones encontrada­s sobre cuánto costaría esa operación. Los sindicatos hablan de cerca de US$ 65 millones, pero desde la academia llevan esa cifra a los US$1.400 millones.

Los mineros acusan al gobierno de no haber hablado de su decisión con las distintas partes. Afirman que, si bien hubo reuniones con el directorio, se votó y se comunicó abruptamen­te, sorprendie­ndo incluso a la prensa. Adicionalm­ente, le enrostran al presidente la supuesta traición en la que ha incurrido el gobierno, pues ellos llamaron a votar por él en vez de José Antonio Kast. ■

 ?? EFE ?? Reclamos. Trabajador­es de la fundición de Codelco, situada en Ventanas, protestan contra el Gobierno en la bahía de Quintero-Puchuncaví.
EFE Reclamos. Trabajador­es de la fundición de Codelco, situada en Ventanas, protestan contra el Gobierno en la bahía de Quintero-Puchuncaví.

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