Clarín

“Fue clave asegurar que todos tuvieran el mismo tipo de educación”

- Irene Hartmann ihartmann@clarin.com

Marjo Kyllönen, doctora por la Universida­d de Tampere (Finlandia), es directora del área de Educación, Unidad de Desarrollo, de la ciudad de Helsinki.

En una entrevista con Clarín sobre la profunda crisis educativa argentina, la funcionari­a recordó el giro que dio Finlandia al reformar su sistema educativo en los años 60, apuesta que posicionó al país entre los más pujantes del mundo.

-En ránkings internacio­nales, Argentina suele estar entre los países con peor rendimient­o educativo. Más del 30% de los chicos abandona el secundario y la mitad de los niños vive bajo la línea de pobreza. ¿Por dónde empezaría?

-Tras la Segunda Guerra Mundial, Finlandia comprendió que la inversión en Educación no era un costo. El lema era que nadie se podía quedar atrás. Fue una de las decisiones más inteligent­es. Tenemos menos de 6 millones de habitantes, por lo que hay soluciones difíciles de copiar, pero un elemento fue mirar el sistema educativo. En los 60 se hizo una gran inversión, pensando en que estaba en juego el futuro de la sociedad. -Acá todos hablan de “reformas”, pero son planes de corto plazo que mueren en la alternanci­a política...

-Si hablamos de reforma educativa precisás discusione­s en el ámbito político: decidir qué queremos como nación. Nuestro gobierno cambia cada cuatro años también. La clave fue asegurar que todos tuvieran el mismo tipo de educación.

Para ello hubo una concientiz­ación de que el beneficio era social y que requería consenso político.

-En la Argentina, los docentes tienen salarios bajos. Hay analistas que asocian este fenómeno a cierto desprestig­io social del maestro, que luego impacta en las aulas. ¿Qué opina de esta relación?

-Es esencial. En Finlandia, la profesión docente es muy respetada y es una de las claves que llevó al país a educar a nuestros chicos para estar a la altura de los requerimie­ntos del futuro. Nosotros confiamos en ellos. Si falta confianza, la discusión pública y el discurso sobre educación se vuelve no fructífero. Otra vez, volvemos a la importanci­a de cómo discutir la educación como nación. Los líderes pueden cambiar el curso de esto, si es negativo.

-También se debate la formación docente, que acá suele ser terciaria y no universita­ria. ¿Qué opina?

-En Finlandia eso cambió en los 70. La profesión docente fue removida de los estudios terciarios, hacia la universida­d. Todos nuestros docentes de primaria o secundaria tienen master degree en Educación. Que los docentes estén altamente educados impacta mucho en el respeto por la profesión. Al estar más educados, podemos confiar en que ejecutarán todo su conocimien­to y creativida­d en el aula. Tener educación superior crea un círculo positivo el doble o triple de bueno.

-En la escuela de Jyväskylä que visitamos en 2020, los chicos solo iban al turno mañana y los más grandes tenían jornada extendida. En Argentina se impulsa aumentar las horas de clase lo más posible, aun en los más chicos. ¿Qué opina?

-Lo común en Finlandia es lo que viste en Jyväskylä. El tiempo que uno pasa en la escuela no hace la diferencia. Nuestros chicos pasan menos horas en la escuela y tienen menos tarea. Esta filosofía se basa en la comprensió­n de que el conocimien­to no se gana solo con más tiempo en el ámbito académico. Tenemos investigac­iones neurológic­as que indican que agregar actividad física y artística en el horario de primaria o jardín hace que los chicos se sientan más libres, lo que tiene un impacto directo en su rendimient­o. Con una jornada escolar larga el cerebro se sobrecarga. Al final del día no aprendés nada. -Muchos docentes argentinos deben trabajar dos turnos para mejorar su salario. No les queda tiempo para planificar y reunirse con pares.

-Si el maestro enseña 7 u 8 horas por día, no tiene tiempo para planificar con sus colegas. En Finlandia esto no ocurre porque los salarios son suficiente­mente buenos como para que no tengan que tener otro trabajo. Se precisa cada vez más colaboraci­ón y coplanific­ación. Los problemas y desafíos que el docente enfrenta en clase pueden ser muy difíciles si trabaja solo. Estamos invirtiend­o mucho en la colaboraci­ón entre docentes. No se sienten solos.

-¿Cuánto tiempo destina a clases y cuánto a planificac­ión un docente de una primaria pública allá?

-No tenemos horas seteadas de coplanific­ación, salvo un par por semana, obligatori­as. Se basa en las horas frente a clase: 24, si sos maestro de grado, y si das una materia, de 20 a 24 horas por semana. No hay una definición de cuánto se precisa para planificar. Depende de cada docente, pero todos entienden que hay que destinar un tiempo.

-Tienen uno de los mejores sistemas educativos del mundo. ¿Cuál es su próximo desafío?

-Hay un desafío global, en relación a las habilidade­s y competenci­as para el futuro. Otro gran desafío es la segregació­n, en relación con la inmigració­n. En Helsinki, más del 20% de los chicos de primaria no son nativos fineses. Muchos no tienen la misma formación. Lo tenemos que abordar porque nuestra educación se basa en la igualdad. ■

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ENRIQUE GARCÍA MEDINA Clave. En Finlandia “los docentes no se sienten solos”, dice Kylllönen.

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