Los republicanos, a una banca del control de la Cámara baja
El Partido Republicano de Estados Unidos confirmaba en estas horas, tras las elecciones de medio término del martes 8 de noviembre, que tomará el control de la cámara de Diputados (Representantes) que estaba en manos del oficialismo demócrata. La oposición se encontraba este martes a solo un escaño de lograr la mayoría.
Sin embargo, será un triunfo con sabor amargo ya que lo hará con una diferencia muy escasa, mucho menor a la prevista y sin precedentes en este tipo de elecciones en las últimas décadas que dejó del lado triunfante a la Casa Blanca de Joe Biden, quien retiene el control del Senado.
Los republicanos podrán ahora dificultar la gestión legislativa del gobierno demócrata, pero no con el suficiente poder como para evitar caer en arduas negociaciones. El mismo problema deberá ser enfrentado por el oficialismo demócrata. Los analistas descartan que con este panorama, y el golpe que implicó para los sectores más radicales del partido liderados por Donald Trump, se vayan a producir graves litigios en esa cámara crucial en términos políticos. El magnate y los líderes que lo siguen habían alentado la idea de que en los comicios se generaría una “ola roja” (que es el color del partido) con masivos triunfos en todo el país. Nada de eso ocurrió, sin embargo.
Según las proyecciones de los principales medios estadounidenses, a primera hora del martes los republicanos se habían asegurado 217 escaños de los 218 necesarios para garantizarse la mayoría en la Cámara Baja, cuando todavía faltan 13 asientos en el Congreso por determinar.
Los demócratas, por su parte, contaban con un mínimo de 205 asientos asegurados y acumulaban una pérdida neta de 11 escaños con respecto a los resultados de los comicios anteriores.
Pese a que las elecciones se celebraron el martes de la semana pasada, el proceso de escrutinio está siendo particularmente largo, en especial en aquellas contiendas más ajustadas, y los resultados se han ido conociendo en cuentagotas a lo largo de las pasadas jornadas.
De las trece contiendas que quedan por dilucidar, en cuatro de ellas llevan ventaja los aspirantes republicanos, de manera que les bastaría con conservar la delantera en por lo menos una de estas carreras para lograr la mayoría en la Cámara.
Una victoria republicana en la Cámara Baja significaría, entre otras cosas, que la demócrata Nancy Pelosi dejaría de ser presidenta de esa rama del Congreso y le tomaría el relevo el republicano Kevin McCarthy u otro congresista conservador.
Diputados desempeña un papel protagonista en la actividad legislativa de EE.UU., especialmente en lo que respecta a política fiscal y gasto público, de manera que un presidente que no cuente con su apoyo siempre tiene mayores dificultades para desplegar su agenda.
El presidente sabe, sin embargo, que pase lo que pase en la Cámara de Representantes, contará con el apoyo del Senado, en el que los demócratas no sólo lograron retener la mayoría, sino que además le han arrebatado un escaño a los republicanos en el Estado de Pensilvania. En ese sentido, hay gran expectativa por el balotaje que se librará por la banca senatorial de Georgia, el 6 de diciembre, que podría ampliar la deferencia a favor de los demócratas. ■