Clarín

Pena y risa, antes que miedo

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Terror. EE.UU./Reino Unido, 2022. Título original: “Jepers Creepers: Reborn”. 88', SAM 13 R. De: Timo Vuorensola. Con: Sydney Craven, Imran Adams, Jarreau Benjamin, Dee Wallace. Salas: Cinépolis Recoleta, Cimemark Caballito, Hoyts Unicenter.

Hay historias que mejor dejarlas como son, o como eran cuando se estrenaron. Esta nueva Jeepers Creepers no tiene nada de nuevo. Aunque pensándolo mejor, sí, algo sí: el enojo que va a despertar en los fanáticos de la Criatura, porque el filme que se estrena hoy no parte como un homenaje y parece más una oportunida­d para seguir exprimiend­o al Creeper del título.

Esta es la cuarta película sobre él, un monstruo solitario que, cada 23 años, religiosam­ente, reaparece, y durante 23 días realiza una masacre. Mito urbano o leyenda, hacia el festival Horror Hound en Luisiana van el fanático Chase y su novia Laine en su auto. Ella no está convencida, pero bueno, el amor es así, y uno por amor hace cosas que tal vez nunca hubiera imaginado.

Paran en la ruta para orientarse. Entran a una casa de vudú (!) donde una señora les vende un mapa por 50 dólares para llegar a su destino final.

Allí ya Laine presiente algo. Bah, lo vemos en imágenes: tiene premonicio­nes no precisamen­te agradables.

Laine ya frenó el auto en el camino para bajarse a vomitar. Sí, parece que estaría emba+razada.

Y si la película en el original se titula Reborn (Renacido), bueno, no hay que ser muy suspicaz para entender por dónde va a venir el asunto. El que no es perspicaz ni sutil ni ingenioso es el director Timo Vuorensola, del que no me atrevo a decir nada más en su contra porque mide exactament­e 1,98 m.

La película, digámoslo, es mala porque los baches que tiene son infranquea­bles. Hay escenas que se alargan sin sentido, ni siquiera porque se espera que el suspenso se imponga. Algunas muertes mueven más a la sonrisa que al asombro, los efectos son chatos, la historia no se sostiene Las actuacione­s son básicas.

Sydney Craven, que no tiene ningún parentesco con Wes Craven, el director de Pesadilla en lo profundo de la noche, en un momento debe gritar de dolor, pero por su aullido parece que vio una rata o algún capítulo del guion.

No esperen escenas poscrédito­s, y si el final augura una secuela, la ha ido tan mal a Jeepers Creepers: La reencarnac­ión del demonio, con los fans y con el público en general, que ni se acercó a verla en los cines, que probableme­nte quede en la nada. O no.w

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Fallida. La última de la saga es una sucesión de baches.

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