Perón y el eterno retorno
El 17 de noviembre de 1972, el general Perón regresaba finalmente a la Argentina luego de 17 años de exilio y proscripción. Era el principio del fin de la pretensión de establecer un régimen que prescindiera de lo que había sido -y seguía siendo- el movimiento político mayoritario, liderado por el presidente que había sido derrocado en setiembre de 1955. El fracaso antiperonista y la resistencia de las bases peronistas que no dejaron de reclamar el retorno del líder, condujeron a que finalmente Perón regresara al país y comenzara el camino hacia una desembocadura electoral aceptada por un régimen militar arrinconado por la protesta social y la movilización política. Es lo que cuenta la versión más conocida de esa historia y por eso es que el peronismo instituyó esa fecha como Día de la Militancia, atribuyendo a esa militancia el logro de aquel objetivo: “luche y vuelve”.
Hay otras lecturas de aquellos hechos. A lo largo de esos 17 años, Perón condujo desde el exterior una suerte de gobierno desde el exilio, con sus gabinetes en las sombras, políticos, militares, sindicalistas, empresarios, intelectuales. Peronismo y antiperonismo compartieron responsabilidades como partes antagónicas de una encarnizada disputa por el poder y por la representación del pueblo argentino. La proscripción del peronismo y los recurrentes golpes de Estado obturaron la resolución pacífica de ese conflicto y la alternancia en el poder devino guerra civil larvada. Hubo víctimas y victimarios pero también responsabilidades compartidas de los elencos dirigenciales que operaban entre la legalidad amañada, la ilegalidad encubierta o abierta y la clandestinidad.
Así fue que detrás de la lucha por el retorno de Perón se habían incubado distintas vertientes y proyectos: unos iban por la restauración, otros por la revolución; unos por la vía pacífica, otros por la lucha armada, unos desde la izquierda, otros desde la derecha. Nuevas revelaciones sobre las tratativas que hicieron posible el regreso de Perón, en aquellos días, hace medio siglo, aportan los libros de Juan Manuel Abal Medina, “Conocer a Perón. Destierro y regreso”, y Pablo Mendelevich, “El avión. 1972, el regreso de Juan Domingo Perón”, publicados por Planeta. Desde dos ópticas diferentes, ambos atrapantes, reconstruyen esas alternativas en las que de lo que se trataba era de conseguir una desembocadura controlada y sin violencia, neutralizando a los sectores que, a uno y otro lado, no dejaban de conspirar. Lo primero lo lograron, lo segundo no. Acaso de ahí la idea tan fuerte de un peronismo que siempre vuelve, aún cuando nunca se va.