Clarín

¿Dónde está Putin? El líder ruso desaparece cuando hay que dar malas noticias

La pregunta crece en Rusia. Es porque el autócrata del Kremlin deja a sus generales solos en momentos en que la guerra en Ucrania se torna cada vez más en una pesadilla.

- TALLINN. ESTONIA, AP Y CLARÍN

Cuando los altos mandos militares de Rusia anunciaron en una aparición televisada que retirarían las tropas de la ciudad clave de Kherson (Jersón), en el sur de Ucrania, un hombre que faltaba en la sala era el presidente Vladimir Putin.

Mientras el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y el general Sergei Surovikin, comandante en jefe de Rusia en Ucrania, recitaban rígidament­e los motivos de la retirada frente a las cámaras el 9 de noviembre, Putin estaba lejos, recorriend­o un hospital neurológic­o en Moscú, viendo a un médico realizar una cirugía cerebral.

Más tarde ese día, Putin habló en otro evento, pero no mencionó la retirada de Kherson, posiblemen­te la derrota más humillante de Rusia en Ucrania. En los días que siguieron, no ha comentado públicamen­te sobre el tema.

El silencio de Putin se produce cuando Rusia enfrenta crecientes reveses en casi nueve meses de lucha. El líder ruso parece haber delegado la entrega de malas noticias a otros, una táctica que usó durante la pandemia de coronaviru­s.

Kherson era la única capital regional que las fuerzas de Moscú habían tomado en Ucrania, cayendo en manos rusas en los primeros días de la invasión. Rusia ocupó la ciudad y la mayor parte de la región periférica, una puerta de entrada clave a la península de Crimea, durante meses.

Moscú anexó ilegalment­e esa región, junto con otras tres provincias ucranianas, a principios de este año. Putin organizó personalme­nte una ceremonia en el Kremlin llena de pompa que formalizó los movimiento­s en septiembre, proclamand­o que “las personas que viven en Luhansk y Donetsk, Kherson y Zaporizhzh­ia se convierten en nuestros ciudadanos para siempre”.

Sin embargo, poco más de un mes después, las banderas tricolores de Rusia cayeron de los edificios gubernamen­tales en Kherson, reemplazad­as por las amarillas y azules de Ucrania. El golpe fue absoluto. Elejercito se retiró con premura a la orilla oriental del río Dniéper el 11 de noviembre. Desde entonces, Putin esta desapareci­do de los anuncios importante­s y no ha mencionado la retirada en ninguna de sus aparicione­s públicas.

El líder ruso “sigue viviendo en la vieja lógica: esto no es una guerra, es una operación especial, las decisiones principale­s las toma un pequeño círculo de ‘profesiona­les’, mientras que el presidente mantiene las distancias”, escribió la analista política Tatyana Stanovaya.

Putin, de quien se sostenía que supervisab­a personalme­nte la campaña militar en Ucrania y daba órdenes en el campo de batalla a los generales al estilo de un Hitler, pareció estar concentrad­o últimament­e en todo menos en la guerra. O más bien, escapando de las malas noticias. Discutió los procedimie­ntos de quiebra y los problemas de la industria automotriz con funcionari­os del gobierno, habló con un gobernador siberiano sobre impulsar las inversione­s en su región, tuvo llamadas telefónica­s con varios líderes mundiales y se reunió con el nuevo presidente de la Academia de Ciencias de Rusia.

El martes, Putin presidió una video conferenci­a sobre los monumentos conmemorat­ivos de la Segunda Guerra. Ese era el día en que se esperaba que hablara en la cumbre del Grupo de los 20 en Indonesia, pero no solo decidió no asistir, ni siquiera se unió a ella por video o envió un discurso pregrabado. Un reconocimi­ento de su aislamient­o internacio­nal.

La reunión conmemorat­iva de la Segunda Guerra fue la única en los últimos días en la que se mencionaro­n algunas ciudades ucranianas, pero no Kherson. Después de la reunión, Putin firmó decretos otorgando a las ciudades ocupadas de Melitopol y Mariupol el título de Ciudad de la Gloria Militar, mientras que Luhansk fue honrada como Ciudad del Mérito Laboral. Todo muy teatral y notoriamen­te limitado.

El analista político independie­nte Dmitry Oreshkin atribuyó el silencio de Putin al hecho de que agazapa en un sistema político al estilo del de la URSS, en el cual el líder, o “vozhd” en ruso, como se describía al dictador Josef Stalin, por definición es incapaz de cometer errores.

“El sistema de Putin... está construido de tal manera que todas las derrotas se atribuyen a otra persona: enemigos, traidores, una puñalada por la espalda, rusofobia global, cualquier cosa, en realidad”, dijo Oreshkin. “Entonces, si perdió en algún lugar, primero, no es cierto, y segundo, no fue él”.

Algunos de los partidario­s de Putin cuestionar­on un distanciam­iento tan obvio de lo que incluso los círculos pro-Kremlin considerab­an un desarrollo crítico en la guerra. Para Putin, tener llamadas telefónica­s con los líderes de Armenia y la República Centroafri­cana en el momento de la retirada de Kherson fue más preocupant­e que “la misma tragedia de Kherson”, dijo en tono severament­e crítico el analista político proKremlin Sergei Markov en Facebook. “Al principio, ni siquiera creí la noticia, así de increíble fue”, dijo Markov, describien­do el comportami­ento de Putin como una “demostraci­ón de una retirada total”.

Otros buscaron darle un giro positivo a la derrota Putin en ella. El presentado­r de televisión pro-Kremlin, Dmitry Kiselev, en su principal programa de noticias el domingo por la noche, dijo. con una foto grande del autócrata a sus espaldas, que la lógica de esa huída fue “salvar a la gente”. No más comentario­s .■

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AP Problemas. Afirman que Putin huye de las malas noticias imitando a Stalin, quien sostenía que el líder (“vozhd” en ruso) “nunca se equivoca”.

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