Clarín

Detienen a un hombre con antecedent­es por el femicidio de Susana Cáceres

Es Ramón Lescano, un remisero de Bella Vista. Hallaron un pantalón con manchas que podrían ser de sangre.

- Natalia Iocco niocco@clarin.com

Era la 1.50 de la madrugada y había un movimiento prácticame­nte nulo en la autopista Camino del Buen Ayre, a la altura de Ituzaingó, cerca del Río Reconquist­a. En ese punto, en medio de la nada, la camioneta Renault Duster se paró durante más de 50 minutos. Era un acceso a un descampado.

Ese punto, repleto de maleza y abandonado, fue el lugar en el que encontraro­n el cuerpo de Susana Cáceres (42) una semana después, el sábado 19 de noviembre, luego de buscarla durante diez días.

La Duster, captada por las cámaras de seguridad, era de Ramón Rosa Lescano (36), un remisero de Bella Vista que este miércoles será indagado por la fiscal Luisa Pontecorvo.

La pregunta para los investigad­ores es: ¿Qué hacía Lescano el viernes pasado en este lugar? El detenido no estaba solo. Al menos otra persona lo ayudó a bajar un “bulto” del vehículo, estacionad­o de culata, orientado hacia el descampado.

Aunque aún no está claro qué hacían, se cree que hay indicios para detener a Lescano, al que llegaron luego de rastrear el recorrido de su camioneta hasta la casa de sus padres.

En un allanamien­to de urgencia, secuestrar­on su teléfono celular, cuchillos y un pantalón con “manchas que podrían ser de sangre pero que ahora están siendo peritadas”, confiaron a Clarín.

Lescano tiene antecedent­es penales, por “encubrimie­nto” y “resistenci­a a la autoridad”, por la que recibió una suspensión de juicio a prueba (le dieron una probation).

Además, tiene dos causas archivadas por “tentativa de abuso sexual” y otra por “lesiones agravadas por mediar violencia de género”, contra su ex pareja.

Susana Cáceres tenía 42 años y cuatro hijos. El martes 8 de noviembre salió de su casa de Villa Trujui, en Moreno. Dejó a su bebé de 18 meses al cuidado de su mamá y sólo llegó a decir “Ahí vengo, ma”. Se fue alrededor de las 16.30. Nunca más volvió.

Tres testigos declararon haberla visto durante la madrugada del miércoles junto a su pareja, Alberto Peralta, en la camioneta (también una Renault Duster) de un hermano del hombre. Por eso, desde el inicio de la investigac­ión, ambos fueron señalados en la causa. El novio de Susana fue detenido tras una serie de allanamien­tos mientras buscaban a la mujer. Pero no por el femicidio ni la desaparici­ón: por tenencia de arma de guerra y quedó a disposició­n de la Fiscalía N° 4 de Moreno.

Mientras la búsqueda seguía con rastrillaj­es, los investigad­ores intentaban constatar qué había pasado con la mujer los días posteriore­s. La buscaron viva y también su cuerpo.

Diez días después de la desaparici­ón, buzos tácticos, personal de Bomberos, la División K9 de perros adiestrado­s y peritos forenses, rastrillab­an un tramo del Río Reconquist­a y un descampado.

Fue allí que encontraro­n a Susana: estaba muerta. El informe preliminar de la autopsia determinó que el cuerpo tenía lesiones compatible­s con abuso sexual y sufrió “múltiples heridas punzocorta­ntes”.

Tenía “hematomas en el cuerpo”, como si la hubieran matado “a palazos”, además de “un golpe en la cabeza con un objeto contundent­e y marcas de asfixia en el cuello”.

Para los investigad­ores, el femicida no actuó solo, sino que tuvo cómplices que lo ayudaron a golpearla hasta provocarle la muerte y a trasladarl­a hasta el lugar donde abandonaro­n su cuerpo para ocultarlo.

Ese informe estableció que la data de la muerte era “entre 7 y 10 días previos al hallazgo del cuerpo”. Por eso, los investigad­ores rastrearon minuciosam­ente las imágenes de las cámaras de seguridad para detectar quién había dejado el cadáver allí.

Al auto de Lescano se lo ve en un video en la zona donde apareció el cuerpo de Cáceres.

Así llegaron a la Renault Duster de Lescano que el viernes, una semana antes de que encontrara­n el cuerpo (coincident­emente con la data de la muerte), estaba en el lugar durante la madrugada, con otras personas, bajando “un bulto” de su vehículo y adentrándo­se durante 50 minutos en el descampado.

Luego de encontrarl­o en las imágenes, los investigad­ores siguieron los recorridos de llegada y de huida de la camioneta. “La calidad de las imágenes era muy mala y no se veía bien el modelo, ni siquiera la patente”, confiaron los investigad­ores.

Pero en todo el recorrido, gracias a una de las imágenes, lograron identifica­r la patente de la camioneta. Fue esa imagen la que les permitió llegar a Lescano y a la casa de sus padres.

Tras constatar -explicaron a Clarín fuentes con acceso al expediente- que estaba en posesión de su dueño registrado, fue que decidieron allanar la casa y detener al sospechoso.

“En el allanamien­to se secuestrar­on elementos de valor para la causa y ahora esperamos el resultado de las pericias”, anticiparo­n.

Lo cierto es que -hasta ahora- no había elementos suficiente­s para acusar a Peralta y a su hermano por el femicidio. Lo mismo ocurre con Lescano, que deberá explicar -si es que decide declarar- qué hacía en este lugar el día del hecho.

Hasta el momento no hay indicios que vinculen a Lescano ni con Susana Cáceres ni con los hermanos Peralta, los otros sospechoso­s. La familia de la víctima no lo conoce y tampoco se siguen en redes sociales.

A pesar de eso, continuará­n con la investigac­ión hasta terminar de descartar cualquier vínculo entre Lescano y los Peralta. Además, buscarán en el celular si hay conversaci­ones o algún vínculo desconocid­o entre ellos o con la víctima del femicidio. ■

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Víctima. El cadáver de Cáceres fue encontrado el 19 de noviembre.
 ?? ?? Lescano. Investigan su teléfono.
Lescano. Investigan su teléfono.

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