Clarín

Cómo superar el impacto de una derrota en el Mundial de Fútbol

El resultado frente a Arabia Saudita y la expectativ­a de una recuperaci­ón: expertos analizan el humor social durante el torneo de Qatar.

- Emilia Vexler evexler@clarin.com

Hablemos de “último triunfo” y de “triunfo último” (en el sentido de ultimate, como en inglés combinan “final” y “mejor”). Messi llegó a Qatar 2022 con siete balones de oro y una bala de plata: la de la ambición (¿o el deber impuesto?) de asegurarse de que su último Mundial sea recordado por algo más grande que él, que es el mejor jugador del mundo. Por ser ese Mundial que nos alegre a todos.

Tras la derrota frente a Arabia Saudita y de cara al partido de hoy con México, la Sociología, la Psicología y la Comunicaci­ón Social dan algunas respuestas acerca de si existe esa alegría de rebaño, qué nos pasa cada cuatro años con lo que ocurre en la cancha y qué dice sobre nuestra sociedad lo que se juega la Selección.

En sus “16 apuntes sobre fútbol y política en tiempos de mundiales”, el investigad­or superior del Conicet y doctor en Sociología, Pablo Alabarces, la dejó picando el miércoles, cuando publicó distintos argumentos sobre la relación entre ánimo social, mundiales y política.

“En 2002, Argentina iba a ganar el Mundial de Corea-Japón al galope (como éste, pongámosle), para remediar la crisis descomunal, social, económica y política que vivíamos. Por el contrario, quedó afuera en primera rueda, en un fracaso aún recordado (hoy, por ejemplo). No se remedió nada, lamentable­mente, pero tampoco se produjo una sublevació­n popular solivianta­da por la derrota. Es decir, ni fu ni fa. Es que el Mundial habilita todas las tonteras”, analizó el especialis­ta. Una es, para él, vincular fútbol y cambios en las urnas.

“No hay relación entre fútbol y política no ilusoria. Un montón de gente cree que esa relación existe y es simplota: si ganan, ganás; si pierden, perdiste. Si hay Mundial, ‘la gente’ no piensa en otra cosa, pobres tontitos.”

Alabarces -docente de la carrera de Comunicaci­ón en la UBA- da entidad a ese deseo que se respira por estas horas en Argentina. Lo define como “la felicidad más intensa”, lograda por última vez en México. “La felicidad de 1986 estaba cargada sobre los hombros de un morocho petiso y fortachón, que sabía que cargaba ese peso ¿cuándo fuimos o pensamos que fuimos tan intensamen­te felices como en junio de 1986?”, escribió en este diario cuando murió Maradona.

A Messi nada le tapa el 10 de la espalda. Pero hoy carga esa idéntica mochila. “Que la gente confíe”, pidió. Suena al “recen por mí”, del Papa.

“Cuanto mayor fracaso en el mundo real, mayor necesidad de realizació­n en el mundo de la fantasía”, dice a Clarín Martín Etchevers, coordinado­r del Observator­io de Psicología Social Aplicada (OPSA), que depende de la Facultad de Psicología de la UBA.

“Incertidum­bre, desesperan­za y hartazgo” arrojó el observator­io sobre el estado emocional que prevalece entre los argentinos ante la crisis. “Hay emociones de valencia positiva (como reír) o negativa (como protestar). Tenemos una población muy desactivad­a, con emocionali­dad negativa”, marca el investigad­or. En los países más favorecido­s no es lo mismo, no importa cuál sea el deporte.

“En países como el nuestro hay más pensamient­o mágico que en Europa o Estados Unidos. Acá podés suspender clases para que los chicos disfruten de un partido, pero seguís siendo igual de pobre. Y, si sigue todo mal, más te ocupás de suspender clases para que vean partidos”, describe.

Etchevers puntúa que “hay que pensarlo al revés. Pongamos el ejemplo de un individuo: cuanto más dañada está la persona, peor recibe un daño. Se gana o se pierde, es todo o nada. La pérdida es más inmediata. Incluso cuanto más traumatiza­do se está se tienen más probabilid­ades de caer, por ejemplo, en un consumo problemáti­co de sustancias”.

En países menos afortunado­s, los sentimient­os negativos son más reales. “Hay un hiperreali­smo de los estados negativos: te parece que la comedia es trivial, liviana, mientras que la tragedia es real. Hacés una edición de los fenómenos más trágicos, no los inventás. Si perdés, perdés mucho”, sigue. Es como un VAR que repite el off side de los goles que nos anulan.

Para el partido de hoy, el psicólogo aconseja: “hagamos cosas nosotros mismos. Eso otorga un sentimient­o más genuino. Un Mundial, pase lo que pase, no sería una realizació­n genuina y tampoco una frustració­n genuina”. Para el psicólogo Modesto Alonso, “somos abiertos a analizarno­s. No hay tanto estigma, hay muy buena aceptación de hacer terapia”.

Carolina Duek, socióloga y magíster en Comunicaci­ón y Cultura, señala: “desde que tengo memoria, en cada crisis aparecía una necesidad de ganar. Me acuerdo de 2002 y todas las premonicio­nes negativas de ‘si Argentina no gana el mundial va a haber saqueos y va a ser todo un desastre’. Nada se arregla ni arruina con fútbol. Puede cambiar el ánimo social, pero ¿por cuántos días?. La historia demostró que no hubo golpes de estado por perder un Mundial ni paz social ni igualdad por ganarlo”.w

 ?? FERNANDO DE LA ORDEN / ENVIADO ESPECIAL ?? Desconsuel­o. Hinchas argentinos en el partido frente a Arabia Saudita.
FERNANDO DE LA ORDEN / ENVIADO ESPECIAL Desconsuel­o. Hinchas argentinos en el partido frente a Arabia Saudita.

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