Las protestas contra el “Cero Covid” golpean por primera vez a Xi Jinping
Rechazan los encierros draconianos ante nuevos brotes. Hubo reclamos para que el líder chino renuncie.
Las protestas contra la draconiana estrategia oficial para combatir nuevos brotes del Covid se esparcen poco a poco en China. A los reclamos a viva voz del último sábado en zonas de Beijing y Wuhan, al centro del país, se sumaron ayer por primera vez cánticos que se hicieron virales contra el presidente de China, el todopoderoso Xi Jinping, en un inusual desafío al gobernante Partido Comunista.
En Shanghai, una de las ciudades más modernas del gigante asiático en la costa oriental, manifestantes enojados por las estrictas medidas que buscan el “Cero Covid” reclamaron la dimisión de Xi, al tiempo que las autoridades de al menos ocho ciudades y docenas de campos universitarios se esforzaban por reprimir manifestaciones similares. En un video de la protesta en Shanghai verificado por The Associated Press, los gritos de los manifestantes se escuchaban alto y claro: “¡Xi Jinping, renuncia! ¡Partido Comunista, renuncia!”. En esa misma ciudad, un confinamiento de dos meses desde abril provocó airadas protestas con choques con la policía y un efecto serio sobre la economía local, el principal centro financiero del país.
Aunque los reclamos sean por ahora minoritarios, se suman de todos modos a un malestar creciente de la población en varias zonas, azotadas por otros problemas dentro de un contexto socioeconómico más amplio (ver En clave).
Las protestas estallaron después de que el jueves se produjera un incendio que causó la muerte de 10 personas en un edificio de apartamentos en la ciudad de Urumqi, al noroeste de China, donde algunos llevan cuatro meses encerrados en sus casas. El siniestro generó indignación en las redes sociales por considerar que los confinamientos complicaron el rescate de las víctimas.
Esto provocó una avalancha de cuestionamientos airados en Internet sobre si los bomberos o las personas que intentaban escapar estaban atrapados por tener las puertas cerradas con llave o por otras restricciones contra el virus. Alrededor de 300 manifestantes se reunieron el sábado por la noche en Shanghai, cuyos 25 millones de habitantes estuvieron confinados en sus casas durante casi dos meses desde finales de marzo último.
En una calle que lleva el nombre de Urumqi, un grupo de manifestantes llevó velas, flores y carteles en honor a los fallecidos en el incendio. Otro se mostró todavía más activo, gritando lemas y cantando el himno nacional. La policía dispersó las protestas el sábado, pero los manifestantes volvieron ayer a los mismos sitios.
Las protestas constituyen la demostración de oposición al partido gobernante más extendida en décadas. Xi, el líder más poderoso desde los ‘80, obtuvo en octubre un tercer mandato de cinco años como líder del partido en el poder. Aunque no parece tener rivales de peso en el PC chino, las manifestaciones siembran dudas sobre el liderazgo y la legitimidad que requiere la centenaria agrupación para gobernar a 1.400 millones de chinos.
Tres años después de que apareciera el virus, China es el único país importante que sigue intentando detener la transmisión del Covid-19 mediante confinamientos, extensas cuarentenas y test masivos para erradicar los focos de contagio apenas aparecen. El domingo, China registró 39.506 contagios locales de coronavirus, una cifra récord para este país. Los guarismos se vienen duplicando en las últimas tres semanas, lo que pone un foco de atención sobre el modo en que el rebrote puede repercutir en la economía global ante el peso del gigante asiático en la cadena de suministros planetaria.
En algunas ciudades se realizan pruebas diarias del virus a millones de residentes. Esto ha mantenido que las cifras de infección en China sean inferiores a las de Estados Unidos y otras economías relevantes, pero la aceptación pública de esta estrategia parece haberse agotado. Las personas que permanecen en cuarentena en sus casas en algunas zonas afirman que carecen de alimentos y medicinas. El partido en el poder se enfrentó a la ira pública tras la muerte de dos niños cuyos padres dijeron que los controles contra el virus obstaculizaron los esfuerzos para recibir ayuda médica.
El domingo por la noche, entre 300 y 400 personas estuvieron concentradas durante varias a orillas de un río en Beijing. Periodistas de la AFP observaron a la multitud entonando el himno nacional y escuchando discursos, mientras una hilera de coches de la policía permanecía al otro lado del canal. También se organizaron protestas en Wuhan, al centro de China, donde se detectaron los primeros casos de coronavirus en 2019.w
Un incendio con 10 muertos disparó las marchas contra las medidas sanitarias