Clarín

Italia decreta la emergencia por un deslave y busca a cinco desapareci­dos

Ocurrió el sábado en Isquia, cerca de Nápoles. Entre los seis muertos hay dos niños y un bebé de 21 días.

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Mientras en Italia reinaba el estupor, el gobierno liderado por Giorgia Meloni decretó ayer la emergencia sobre la isla de Isquia, en el sur del país, luego de que un deslizamie­nto o deslave de tierra a causa de intensas lluvias dejara el último sábado al menos seis muertos, entre ellos, dos niños y un bebé de 21 días. Anoche, continuaba­n las tareas de búsqueda de cinco desapareci­dos.

La avalancha de lodo y escombros en la pequeña ciudad de Casamiccio­la Terme, en el norte de la isla, frente a las costas de Nápoles, dejó además cientos de desplazado­s, al tiempo que reveló la necesidad de un plan que acote los riesgos geológicos e impida construir en lugares amenazados ante la crisis climática.

Los equipos de emergencia habían recuperado ayer de entre el fango los cadáveres de seis personas, mientras que el sábado ya se encontró la primera víctima, una mujer de 31 años que vivía en el lugar.

La búsqueda de cinco desapareci­dos continuaba sin descanso con todos los medios a disposició­n, con perros rastreador­es, por aire y hasta excavando con las manos, aunque los deseos de algún “milagro” se evaporan conforme pasan las horas.

La tragedia se produjo en la madrugada del sábado, cuando una tromba de agua (130 milímetros en seis horas) cayó en esta isla vacacional y volcánica ante al Golfo de Nápoles, causando un corrimient­o de tierra y rocas que golpeó al municipio de Casamiccio­la, en su cara norte. Un día después, unos 230 vecinos siguen desplazado­s y otros veinte esperan a ser rescatados en sus casas sin agua ni electricid­ad.

No es la primera vez que la isla padece un golpe así: un derrumbe en Casmicciol­a provocó un muerto en 2009 y un terremoto en 2017 causó la muerte a dos personas.

Pero, a su vez, este último corrimient­o ha supuesto un nuevo y triste episodio en la larga serie de desastres naturales que han estremecid­o Italia en 2022, como el colapso del glaciar alpino de la Marmolada en julio último o el aluvión de Las Marcas en septiembre.

Italia es un país amenazado por su propia geografía: tiene zonas muy sísmicas, además del volcán más activo de Europa, el Etna, y numerosos pueblos y ciudades salpican su orografía, a los pies de unos Alpes que ven colapsar sus glaciares por el aumento de las temperatur­as o a lo largo de los Apeninos.

Un informe reciente de la Unión de Municipios Montañosas (UNCEM) avisa de que las localidade­s sometidas a una actividad sísmica alta o medio-alta son 2.902, el 36,3 % del total, mientras que el riesgo alto afecta a 707 pueblos y ciudades (8,8 %).

En cuanto a la amenaza hidrogeoló­gica, el 63,9 % de sus municipios tienen al menos una parte de su territorio en una zona montañosa que podría provocar derrumbes mientras que el riesgo en los Apeninos afecta al 99,2 % de sus pueblos.

El Gobierno de Meloni declaró el estado de emergencia en la isla y anunció ayudas por dos millones de euros pero dejó por escrito otro compromiso importante: aprobar en lo que queda de año el “Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático”.

Se trata de un documento que establece de forma precisa las zonas más peligrosas de Italia desde este punto de vista pero que todavía no ha sido aprobado, a pesar de haber sido presentado en 2018 como una herramient­a clave para evitar este tipo de tragedias.

“No podremos hacer prevención sin previsión. Nuestro territorio padece la falta de planificac­ión y los informes siguen en los cajones”, lamentó el ministro de Protección Civil, Nello Musumeci.

Tras el primer día de estupor, en Italia la pregunta más repetida es qué hacían esas casas en lo alto de una isla volcánica. De hecho Ischia, famosa por sus aguas termales, es otro ejemplo de la más que frecuente urbanizaci­ón irregular o “abusiva” del país.

En la actualidad un tercio de sus 60.000 vecinos han solicitado la amnistía para sus casas construida­s donde no se debe, gracias a tres condonacio­nes, la última en 2018 brindada por el Gobierno de Giuseppe Conte, según la asociación Legambente. El líder del Movimiento 5 Estrellas, que por entonces gobernaba con la Liga de Matteo Salvini, actual vicepresid­ente, se defendió inmediatam­ente al señalar que su disposició­n “no era una condonació­n sino una simplifica­ción” de esos trámites.

El director del Instituto para la Investigac­ión de la Protección Hidrogeoló­gica, Tommaso Moramarco, denunció en la TV pública que, más allá de la severidad del aluvión, muchas de las viviendas destruidas estaban en el recorrido natural de la avalancha. Mientras que el presidente de la región de Campania -a la que pertenece la isla-, Vincenzo De Luca, fue claro al advertir que “las personas deben entender que en algunas zonas no se puede vivir”.

“Las construcci­ones en las zonas frágiles desde el punto de vista hidrogeoló­gico tienen que ser demolidas”, sostuvo. ■

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REUTERS Un desastre. El sábado llovieron 130 milímetros en pocas horas, lo que disparó un deslave en un cerro. En la imagen, la avalancha de piedras casi tapan a dos vehículos.
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Un bebé es rescatado en su cochecito por bomberos.
REUTERS Milagro. Un bebé es rescatado en su cochecito por bomberos.
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