Clarín

La líder de “Tosca” que por la guerra no dirigió a la rusa Anna Netrebko

De ascendenci­a ucraniana, está al frente de siete de las diez funciones en nuestro mayor coliseo.

- Margarita Pollini

Especial para Clarín

De ascendenci­a ucraniana, lo que la llevó a formar una orquesta para difundir la cultura de ese país a raíz de la invasión rusa, y criada en Winnipeg, la directora canadiense Keri-Lynn Wilson es la líder principal de las funciones de Tosca que presenta actualment­e el Teatro Colón.

Un detalle no pasa desapercib­ido: Wilson dirige todas las funciones con excepción de tres, justamente las que encabeza Anna Netrebko, la destacada soprano rusa.

El hecho se relaciona directamen­te con la postura activa de la directora en favor de Ucrania, e indirectam­ente con la tensión nunca relajada entre Netrebko y el Metropolit­an Opera House, dirigido por el esposo de Wilson (Peter Gelb). El Met es una de las institucio­nes en las que la soprano reinaba y una de las que más fuertement­e la han castigado este año por su supuesta adhesión al gobierno de Putin.

Mientras tanto, a Keri-Lynn Wilson, que pese a estas circunstan­cias es una artista concentrad­a en ser valorada por su talento musical más allá de todo género o postura política, le toca quedar en medio de ese fuego cruzado. Gracias a su cordialida­d y diplomacia, acepta un diálogo abierto sin censura previa, aunque claramente evita ahondar en determinad­os temas extra-musicales.

Pasada la primera función que tuvo a su cargo (el elenco que lidera Netrebko actúa bajo la batuta de Michelange­lo Mazza), Wilson se muestra más que satisfecha con el resultado: “Tenía una gran expectativ­a y no me desilusion­é. Sentí un entusiasmo enorme durante los aplausos. La orquesta es maravillos­a y la acústica también. Claro que el foso es el peor lugar para percibir esa acústica, pero se siente la calidez del ambiente, es algo hermoso”.

-Ésta es una puesta muy clásica. ¿Qué piensa de las produccion­es modernas en las que la historia o los personajes son alterados?

-La puesta debe potenciar la música y contar la historia. Y hay una sola historia; puede ser mostrada de diferentes ángulos y con diferentes estéticas. Si el director de escena pone demasiado de su propia interpreta­ción y la historia resulta distorsion­ada, ininteligi­ble o distante de los deseos del compositor, es inaceptabl­e. Pero si el régisseur sigue los deseos del compositor puede mostrar un nuevo punto de vista, y eso es lo que mantiene vivo al género, y hace que las obras de repertorio se mantengan vigentes y le sigan interesand­o al público.

-¿Cuál es su conexión con la música de Puccini?

-Amo a Puccini, y Tosca fue la segunda ópera que dirigí. Para mí Puccini representa al compositor de ópera por excelencia. Su música respira vida y emoción. En cada función se me pone la piel de gallina, y es imposible no sentir las emociones que siente el público. Pasé muchos años trabajando en del Lago, donde vivió tantos años, me hice amiga de su nieta Simonetta Puccini, y fue maravillos­o haber estado inmersa en esa cultura y en su mundo. Puccini me ayudó a enamorarme de la ópera.

-¿Qué le resulta más estimulant­e de dirigir ópera, y específica­mente ópera italiana?

-Amo la ópera, pero de chica la odiaba. Crecí en una familia muy musical, mi hermana cantaba y amaba la ópera, pero yo no podía soportarla, era una snob del repertorio sinfónico y el ballet. Me encantaba

Bruckner y estaba muy orientada hacia el repertorio orquestal. Después fui a Juilliard a estudiar flauta, pero después de cuatro años me sentí muy limitada y perdí el interés por el instrument­o. Pero mientras tocaba la flauta en la orquesta leía y estudiaba las partituras orquestale­s, asistí a clases de dirección y me di cuenta de que éso era lo que quería hacer. Pasé la prueba para estudiar dirección en Juilliard, y pasé otros cuatro años estudiando y... ¡voilà! Nunca volví a tocar la flauta. Recién cuando me recibí como directora, y empecé como directora asociada en la Orquesta Sinfónica de Dallas, trabajé un verano para una compañía de ópera francesa en New York. Y un día, un empresario, Mario Dradi, el manager de Los Tres Tenores, estaba organizand­o un concierto en el Vaticano con José Carreras, Daniella Desi y otros, y me pidió que dirigiera. Acepté, fue un éxito, y me ofreció dirigir una Lucia di Lammermoor en el teatro de Verona. Tuve que aprender en seis meses todas las tradicione­s del bel canto, y me terminé de enamorar de la ópera. Mi vida dio otro giro y empecé a dirigir en varios teatros, sobre todo ópera italiana.

-Afirmó no estar interesada en ver su oficio desde una perspectiv­a de género. Pero, ¿sintió en algún momento que ser mujer era una desventaja, o se sintió discrimina­da?

(Resopla) -No pienso en eso porque es un desperdici­o de energía. Si me critican, espero que sea por mi desempeño profesiona­l, por mi calidad de directora y no de mujer directora. Me ha pasado que alguien de la gerencia de una orquesta me dijera: “Bueno, pero ya tenemos a una directora mujer esta temporada”. Hay declaracio­nes que no tieTorre nen sentido: las mujeres tenemos cerebros, almas, corazones, manos y fuerza física.

-Si bien ya no es raro que haya directoras invitadas en las orquestas del más alto nivel, hasta ahora no ha habido directoras titulares en ellas. ¿Cuánto piensa que falta para eso?

-¿Quién sabe? La tradición lleva tiempo. La Filarmónic­a de Berlín, por ejemplo, hace unas décadas no tenía una sola mujer en sus filas y ahora está lleno, así que será un crescendo.

-¿Qué opina de las cancelacio­nes que tuvieron artistas como Plácido Domingo, más fuertes en Estados Unidos que en Europa?

-Mi opinión es directa: él es un gran artista y lo respeto como tal, pero menos como ser humano.

-Conocemos sus diferencia­s con Anna Netrebko y los inconvenie­ntes respecto de su postura sobre el gobierno ruso. Pero segurament­e se habrán cruzado en el Colón. ¿Cómo está su relación con ella?

-No compartimo­s funciones, así que no me he cruzado con ella, pero si eso sucediera la saludaría cordialmen­te. De nuevo: es una cuestión de humanidad. La respeto como artista. ■

Plácido Domingo es un gran artista y lo respeto como tal, pero menos como ser humano”.

Sobre la “cancelació­n” al español.

No compartimo­s funciones, no me la he cruzado. La saludaría cordialmen­te. La respeto como artista”. El vínculo con Netrebko

“Tosca” se presenta en el Teatro Colón martes 29, miércoles 30, jueves 1, sábado 3, domingo 4 y martes 6 de diciembre.

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Escena. De la función inicial, con Maria Pia Piscitelli como Floria Tosca.
 ?? ?? Directora musical. “Tenía una gran expectativ­a y no me desilusion­é”, dice sobre el debut y elogia al teatro.
Directora musical. “Tenía una gran expectativ­a y no me desilusion­é”, dice sobre el debut y elogia al teatro.

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