Clarín

El calvario de un padre: tras 189 días recibió el llamado de su hijo preso en África

Nicolás Bossie está detenido en una cárcel de la zona más caliente de Malí por tener el pasaporte vencido.

- Mariano Gavira mgavira@clarin.com

Oscar dice que ya no le quedan más lágrimas por derramar. Las primeras cayeron de sus ojos cuando su hijo lo llamó para decirle que lo estaban deteniendo en Malí por tener los documentos vencidos. La segunda, cuando le confirmaro­n que había quedado preso en la cárcel de una zona conocida como “la olla de África”, por sus temperatur­as abrasadora­s.

La tercera, en cambio, no fue de angustia ni tristeza: Oscar lloró cuando su hijo lo llamó para avisarle que había recuperado la libertad tras más de seis meses de vivir en un infierno.

La historia de Nicolás Bossie (32) comenzó hace diez años, cuando el joven nacido en Mercedes, provincia de Buenos Aires, entendió que su vida estaba lejos de esa ciudad y que su lugar estaba más allá de las fronteras. Empezó a viajar. Con su mochila y bolsa de dormir recorrió Sudamérica, después Europa, Oceanía y África.

En los primeros meses de este año, cuando Nicolás estaba en Marruecos se le venció el pasaporte. Luego viajó a Senegal y en mayo ingresó a Malí con el documento vencido. Fue el inicio de su calvario.

Mientras Nicolás estaba en una calle de ese país de África fue interrogad­o por policías, que comprobaro­n que la vigencia de su documento había caducado y lo detuvieron. En Malí no llevar documentac­ión que acredite identidad es considerad­o un delito penal. Lo acusaban de indocument­ado y vagabundo, por no acreditar lugar y ocupación estable.

Primero, Nicolás llamó a su papá: “me están llevando a un lugar para hacerme unas preguntas porque tengo el pasaporte vencido. Pero tranquilo que va a estar todo bien”. A Oscar le cayó la primera lágrima. Tal vez presentía la angustia que se avecinaba. Pasaron seis meses desde aquel 17 de mayo en que se hablaron por última vez en mucho tiempo. En el medio, Oscar inició como pudo todo tipo de acciones. Salió a hablar por todos los medios de comunicaci­ón y se contactó con Cancillerí­a.

Sin Embajada argentina en Malí, la única opción fue acudir a la más cercana, en Argelia, para que una misión llevara a Bossie un pasaporte. En ese viaje se manifestó preocupaci­ón por la situación del joven y se pidió que se cumplieran las previsione­s de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, para garantizar sus derechos. Durante los 189 días en los que estuvo detenido, poco se supo de Nicolás. La familia se contactaba con un asistente social de la cárcel, quien -en un inglés rudimentar­io- les decía que el joven estaba bien. Pero nunca les mandaba una foto ni un video.

Un contacto les permitió acceder a un abogado de Argelia, quien los acercó a otro letrado de Malí, que tomó el caso. Tras dos semanas de trámites, Nicolás logró la libertad condiciona­l. “El martes, después del partido de Argentina contra Arabia Saudita, sonó el teléfono con una caracterís­tica rarísima y atendí. Era Nico. No lo podía creer, volver a escucharlo fue maravillos­o”, rememora Oscar.

Sobre los días en que su hijo estuvo preso hay cosas que aún no sabe. Pero, en esos veinte minutos de charla, Nicolás contó parte de ese calvario en el infierno africano. “Mucho no le quiero preguntar, habrán sido días de mucho sufrimient­o. Me dijo que estuvo encerrado en una celda con otras diez personas. Que, para dormir, la cabeza le tocaba las piernas del otro. Le daban polenta o arroz una vez al día. No veía el sol y tenía una salida diaria de muy poco tiempo”, cuenta.

Bossie estuvo detenido en Kayes, conocida como “la olla de África” por su calor extremo. Es la zona más caliente del continente donde personas habitan de forma permanente.

Rodeada de montañas ricas en el mineral del hierro, que contribuye­n a mantener el termómetro caliente, la ciudad tiene una temperatur­a media de 35 grados. En abril y mayo supera con facilidad los 46 grados.

Nicolás esperará la continuaci­ón del proceso en la capital de Malí, Bamako, donde alquiló un departamen­to. Todos los viernes debe ir hasta una comisaría cercana para firmar y demostrar que cumple con la orden.

El juicio, que tendrá una modalidad abreviada, podría tener fecha el próximo mes y la pena es de ocho a diez meses de prisión, por lo que ya habría cumplido más de la mitad.

El 28 de agosto, Nicolás cumplió años privado de su libertad y su mamá le envió un mensaje a la prisión, con la esperanza de volver a verlo: “Todos los días imagino el día que aparezcas en la ventana y me digas ‘hola, mamá, acá estoy’. Te quiero mucho. No te olvides nunca de eso. Te pido que te cuides y seas muy fuerte. Siempre te estoy esperando”. ■

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Incomunica­dos. Durante más de seis meses, Oscar Bossie perdió todo contacto con su hijo.

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