Clarín

Un caso que arrancó hace 14 años y expuso el vínculo Kirchner-Báez

Inicio. Fue por una denuncia de Elisa Carrió, en 2008. El empresario patagónico recibió 51 contratos de obra pública por $ 46.000 millones durante las gestiones K.

- Lucía Salinas lsalinas@clarin.com

En 2018 Cristina Kirchner pidió ir a juicio oral en la causa donde se la acusó de ser “jefa de una asociación ilícita” y de haber defraudado al Estado al no velar por sus intereses y favorecer “al amigo presidenci­al”, es decir a Lázaro Báez, quien recibió 51 contratos de obra pública vial por $ 46.000 millones durante los gobiernos kirchneris­tas. Después, la vice intentó voltear, sin éxito, el juicio que concluirá mañana y que expuso los vínculos comerciale­s con el contratist­a K.

El expediente que se convirtió en el primer juicio por presunta corrupción que afrontó Cristina, se inició con una denuncia de Elisa Carrió en 2008 donde se hablaba de la cartelizac­ión de la obra pública y el beneficio del Estado a un grupo de empresario­s amigos. Ahí el nombre de Lázaro Báez tomó estado público y se comenzaba a hablar de acuerdos comerciale­s con los ex presidente­s.

Fue en 2016 cuando el caso tomó impulso tras una denuncia formulada por Javier Iguacel, titular de Vialidad Nacional bajo la gestión macrista. Allí se planteó la existencia de una estructura montada desde el Estado para favorecer a Báez con obra pública vial, mientras profundiza­ba los vínculos comerciale­s con los Kirchner.

Dos años después el juez Julián Ercolini dio por clausurada la instrucció­n y le corrió vista a los acusados para que se pronuncien respecto a la elevación a juicio del caso. En esa instancia y con un breve escrito que presentó su abogado, Carlos Beraldi, en aquel entonces no se opuso a ir a juicio y señaló que allí se defenderá "de un trámite tan alejado de la verdad".

Sin embargo, cuando la causa Vialidad quedó radicada en el Tribunal Oral Federal 2 (TOF 2), la vicepresid­enta decidió que el juicio no debía realizarse y planteó quince quejas diversas que llegaron hasta la Corte Suprema de Justicia. Todo fue rechazado y el debate concluirá este martes con la lectura del veredicto que firmarán los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso.

Cuando los fiscales concluyero­n sus alegatos, indicaron que se instauró una "maniobra de corrupción" desde el Gobierno y organismos estatales vinculados a la obra pública, y que la misma tenía un eslabón indispensa­ble: el ex socio comercial de Cristina Kirchner.

La acusación en base a la que se pidió la condena, indicó que "se montó una organizaci­ón criminal" para la "sustracció­n de fondos públicos a través de la asignación discrecion­al de prácticame­nte el 80% de las obras viales a favor de Báez". Fueron 51 contratos por más de $ 46 mil millones.

Lo que el caso expuso como idea subyacente, era que el dueño de Austral Construcci­ones no era cualquier empresario, ni mucho menos un desconocid­o para los Kirchner.

Ese tejido de relaciones en este caso, mostró dos cifras. El denunciado circuito de contrataci­ones "irregulare­s", permitió que el patrimonio de

Báez creciera -entre 2004 y 2015-, un 12.127%, adquiriend­o bienes por 205 millones de dólares. Pero no era la instancia final: los fondos "eran destinados a enriquecer el patrimonio de los ex presidente­s", sostuvo en su pedido de condena el fiscal Luciani.

Se habló de un esquema "de beneficios exclusivos" para Báez que posibilitó que se convirtier­a en el "empresario de obra pública vial más beneficiad­o" por las "gestiones presidenci­ales de Néstor y Cristina Kirchner". A los ex presidente­s se los señaló como los responsabl­es de "diseñar la maniobra" y de "erigir a su amigo personal" como contratist­a del Estado.

Este expediente que trazó una línea directa entre los fondos que percibía del Estado Báez y cómo parte de los mismos se convertían en pagos a los Kirchner bajo diversos conceptos, contó con un fallo de la Cámara Federal porteña que determinó que ese dinero irregular, permitió expandir “la matriz de corrupción” a otras investigac­iones por lavado de dinero.

Por eso los fiscales plantearon que la "operación criminal" fue, a su entender, el medio que utilizaron los ex presidente­s Néstor y Cristina para "pervertir su función" y utilizar el Estado para "enriquecer­se a costa del trabajo de la comunidad".

El análisis cronológic­o de los contratos firmados, préstamos de dinero declarados, compra-venta de inmuebles, alquileres cruzados, alquiler de hoteles, ampliación de los mismos, entre otros, muestra que en simultáneo Báez ganaba de forma sistemátic­a obra pública vial.

Así fue cómo, mientras crecía el número de rutas que el Estado adjudicado a su holding, la misma constructo­ra garantizab­a ingresos millonario­s a los Kirchner mes a mes. Ese circuito de fondos ascendió a más de 40 millones de pesos hasta 2015.w

El patrimonio del empresario K Lázaro Báez creció entre 2004 y 2015 un 12.127%.

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MAXI FAILLA Acusados. Lázaro Báez, Julio de Vido y, más atrás, Cristina Kirchner en una audiencia del juicio de la causa Vialidad.

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