El FMI reconoce dificultades en Argentina, pero insiste en que el Gobierno siga ajustando
Sus funcionarios admiten que la sequía y las tensiones sociales desafían llegar a las metas comprometidas. El ministro Massa tendrá hoy una reunión por el programa.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, dijo ayer que si bien la severa sequía “complicó el trabajo de las autoridades” argentinas, el Gobierno debe seguir “ajustando las políticas” del programa, aunque el organismo resaltó que hay que tener en cuenta las necesidades sociales para evitar posibles conflictos.
Georgieva se refirió a la Argentina en una conferencia de prensa en el marco de la Asamblea de Primavera del FMI y del Banco Mundial, que se lleva a cabo esta semana en Washington
con los ministros de economía y los jefes de Bancos Centrales de todos los países. “Sabemos que Argentina se vio muy afectada por una sequía severa que ha minado el desempeño de la economía y esto ha afectado negativamente y significativamente al pueblo del país. Esto ha complicado la tarea de las autoridades”.
Georgieva luego agregó: “hemos estudiado las repercusiones de este shock, habíamos tomado esto en cuenta parcialmente en la modificación de la meta de reservas internacionales, pero reconocemos que hay un compromiso de parte del gobierno de continuar ajustando las políticas a la luz de las condiciones que enfrentan. Y de hecho seguiremos con mucha atención lo que están haciendo, si tienen éxito. Por supuesto, todo se trata de la implementación y continuará tratándose de eso en estas circunstancias tan difíciles”, señaló.
En otro encuentro con la prensa por la tarde, Nigel Chalk, subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental, se refirió al riesgo de tensiones sociales en América latina. Consultado por Clarín si veían ese peligro en la Argentina, con un elevado nivel de pobreza y un ajuste del programa con el FMI, dijo que "es uno de los aspectos que también tiene que ver con discusión, cómo recalibrar, como fortalecer las políticas con este contexto más complejo".
Luego fue preguntado sobre las declaraciones de Lula, que dijo que el FMI "asfixia" a la Argentina (ver más aparte) y señaló: "Estamos aquí para apoyar el programa. Las autoridades han calibrado su programa de una forma que piensan que es la mejor manera de hacerlo de acuerdo en sus circunstancias. Hay que estabilizar la economía y tener en cuenta las necesidades sociales y el Fondo está dispuesto a apoyar a las autoridades".
A fines de marzo, el directorio del organismo aprobó la cuarta revisión del programa –que abarcaba el último trimestre del 2022— y concretó un desembolso de US$ 5.400 millones. Pero el staff report vino con una serie de alertas para el primer trimestre de este año, sobre todo por el impacto de la sequía que mermó drásticamente la acumulación de reservas. En este contexto, el Fondo accedió a reducir la meta de fondos en el Central (US$ 3.600 millones a fin de marzo y US$ 1.800 millones en todo el 2023).
Así y todo, se estima que esta flexibilidad no será suficiente para completar sin problemas la quinta revisión. Pero el Fondo igualmente ya advirtió: la meta del déficit fiscal, que es de un 1,9% del PBI a fin de año,
no se relajará.
En un año electoral, el ministro Sergio Massa necesita negociar la mayor flexibilidad posible y a la vez dar muestras en Washington de que está activando las medidas que el Fondo pide: una aceleración de la de subsidios eléctricos a hogares de mayores ingresos; un recorte en la nueva moratoria jubilatoria para amortiguar el impacto en el déficit (le aconsejan reducir la mitad de las 800.000 personas previstas en el nuevo sistema), un reacomodamiento en los subsidios sociales y que el dólar suba al ritmo de la inflación.
“Se requieren esfuerzos aún mayores para poder tener un buen entorno macro”, dijo la numero dos del FMI, Gita Gopinath, el miércoles al diario español El País. Hoy Massa se verá con Gopinath (ver más aparte).
El martes, el organismo dio a conocer las perspectivas económicas para Argentina y dijo que el país casi no crecerá este año, apenas un 0,2%, una baja sustancial desde el 2% que pronosticaba en enero. Vaticinó, además, una inflación de 88% a fin de año, lejos de las estimaciones de los privados, que alcanzan el 120%.