“No puedo hacer una diferencia entre el ruido y la música”
Recién llegado a Buenos Aires, el prestigioso compositor alemán da detalles de su célebre obra.
“Yo creo en las ciudades. Vivir en una ciudad es la forma de vida contemporánea, especialmente en ciudades más grandes”, dice el compositor alemán e innovador de teatro musical Heiner Goebbels, que hoy presentará la obra Surrogate Cities en el ciclo Colón Contemporáneo.
“La ciudad nos enseña la coexistencia de diferentes culturas, de diferentes opiniones, de diferentes tipos de personas y profesiones e ideas políticas. Necesitamos esta experiencia para estar preparados para el siglo XXI. No creo que sea una buena estrategia retirarte y vivir en un pueblito en medio del campo”.
En los ’80, Marshall Berman reivindicaba la modernidad con sus paradojas y contradicciones en su libro Todo lo sólido se desvanece en el aire. Allí se alzaba la ciudad como usina de experiencias vitales de la modernidad, un entorno con aventuras, crecimiento, transformación y, al mismo tiempo, la destrucción de todo.
Desde la aparición del libro, esas voces críticas contra el horror que eso supone no dejaron de manifestarse, pero, como destaca Berman, ninguna de esas voces querría ya vivir fuera de la modernización y, por consiguiente, fuera de las ciudades. Algo de eso recorre Surrogate Cities. En anteriores visitas, Goebbels presentó inolvidables obras de teatro musical como Stifters Dinge o De Materie.
Ahora es una obra para orquesta.
-Su propuesta es que el público experimente una gran ciudad. ¿Se puede con una orquesta tradicional? Porque en la sonoridad de lo urbano, lo primero que aparece es el ruido.
-Van a escuchar algunos ruidos. Pero no vamos a realizar el ciclo completo de Surrogate Cities, porque no tuvimos los ensayos suficientes. Dejamos afuera los sonidos de máquinas industriales y le damos la oportunidad a la Orquesta Académica de interpretar la mayoría de las otras partes orquestales.
-¿En esas partes se incluyen ruidos?
-Sí, aunque yo no lo llamaría ruido porque me encanta. No puedo hacer una diferencia entre el ruido y la música: cuando escucho los autos, escucho la frecuencia, el tono. Como sucedió en Stifter Dinge, que presenté aquí en 2016, me encantan el ruido de las cosas y las voces de las cosas.
-¿Cuáles son las fuentes de la obra?
-Además del sonido, una segunda fuente son la literatura y artes visuales. Nos centraremos en esas fuentes literarias, como los textos de Heiner Müller, sobre una guerra civil entre dos ciudades. También hay un texto de Paul Auster, El país de las últimas cosas. Me inspiraron para reflejar diferentes experiencias y espíritus, y las emociones que da una ciudad.
-El título de la obra es de un texto de Hugo Hamilton. ¿Qué significa?
-No quiero definirlo porque todos pueden tener una asociación diferente cuando escuchen Surrogate Cities. Pero, ¿cuál es el significado?¿Un sustituto de ciudades? ¿O las ciudades son un sustituto de otra cosa? Hamilton quería describir que la ciudad tiene un carácter ambiguo, en especial las megaciudades. Presentamos esta obra en Frankfurt y fuimos hacia ciudades más grandes: Taipei, Nueva York, Londres. En todas está ese carácter ambiguo. Las amás porque creciste allí o tuviste experiencias fuertes. Pero no son acogedoras. No te brindan calidez. Es una lucha permanente. Por ahí va Surrogate Cities.
-¿Los textos se narran o se cantan?
-Hay tres canciones en un texto de Heiner Müller. Es más bien una narración épica, pero bastante dramática porque cuenta la historia de la Guerra Civil entre Roma y Alba; hay muchos asesinatos. También hay una reflexión al final, que podría describirse como un blues o un gospel.
-No hay actores ni músicos en escena. ¿Hay algún dispositivo visual?
-No, pero hay algo visual porque trabajo con iluminación. No pudimos hacer la parte visual aquí; son solo algunos extractos de la obra. Es una idea fantástica para confrontar a los jóvenes músicos académicos con la música contemporánea. Lo habitual es que vayan directamente al repertorio de los siglos XVIII y XIX. Y ahora ya estamos en el siglo XXI. Esta pieza ha sido escrita en el siglo XX. Es increíble lo retrasada que está la educación musical en la mayoría de los países y en la mayoría de las instituciones, incluso más que hace 20 años.
-¿Qué ve en Buenos Aires que no haya visto en otras ciudades?
-Me muevo en cierta área, así que tengo una impresión general, pero veo, sobre todo en mis últimas visitas, nivel intelectual e interés por la literatura. La cantidad de librerías, que ya no ves más en ninguna ciudad de Alemania. Y la presencia de las artes y el nivel de los discursos intelectuales.