Gran puesta de un archiclásico
“EL LAGO DE LOS CISNES” INAUGURÓ LA TEMPORADA DE BALLET DEL COLÓN
Excelente
El lago de los cisnes Coreografía: Mario Galizzi según el original de Marius Petipa y Lev Ivanov. Música: P.I. Chaikovsky. Ballet del Teatro Colón, director M. Galizzi. Funciones: Hasta el domingo 23.
El Ballet del Teatro Colón, que dirige Mario Galizzi, comenzó su temporada 2023 con un título archiclásico y enormemente popular: El lago de los cisnes, creado por los coreógrafos Marius Petipa y Lev Ivanov sobre una partitura de Piotr I. Chaikovsky. Esta versión, que se integró al repertorio del Ballet del Colón bajo su forma actual en 2019, fue creada por Galizzi.
Al comienzo de esta nota aparece el término “archiclásico” y convendría ampliar un poco su sentido. Por un lado, El lago de los cisnes es una obra cumbre del ballet clásico con todos o casi todos los rasgos de ese período histórico de la danza escénica.
Por otro lado, se entiende también que, por su persistencia en el tiempo y la predilección que le han otorgado los públicos de todo el mundo y de todas las épocas, se transformó en que lo que se denomina un clásico.
Pero si nos remitimos a su forma y su estilo podemos comprobar que en los dos actos blancos (se conocen así porque la protagonista y cuerpo de baile están vestidos de blanco y encarnan en general seres de otro mundo), su creador Lev Ivanov no sólo recuperó rasgos del ballet romántico francés, una etapa previa, sino que se anticipó al futuro gracias a sus diseños coreográficos abstractos.
Galizzi efectuó una bienvenida síntesis: unió el primer acto con el segundo y el tercero con el cuarto, dando así una duración razonable a la obra y sosteniendo con más contundencia la trama.
En el estreno, la primera bailarina Ayelén Sánchez interpretó el doble rol de Odette y de Odile. Es un tremendo reto encarnar estos dos roles tan contrastantes, y lo hizo con mucho dominio y expresividad. Federico Fernández, como Sigfrido, fue un sólido partenaire y una figura apropiadísima a su papel de príncipe.
El Adagio del segundo acto, cuando Sigfrido y Odette se encuentran, es uno de los momentos más sublimes de la historia de la danza. El pas de deux de Odile y Sigfrido en el tercer acto, tan contrastante con el Adagio, es otra escena extraordinaria.
La actuación del cuerpo de baile y los solistas fue destacadísima, muy bien dirigida, consistente y preciosa. Fueron bellas las danzas típicas del tercer acto, y firme a la vez que expresivo todo el cuerpo de baile como los cisnes de los dos actos blancos.