Clarín

El granadero Cabral y un hallazgo que le pone fin a dos siglos de mitos

Dos investigad­ores encontraro­n registros originales de los padres, que eran esclavos de ascendenci­a africana.

- Ariel Caravaggio acaravaggi­o@clarin.com

Cabral, soldado heroico, cubriéndos­e de gloria. La historia argentina no dejó en el inconscien­te colectivo escena más épica que el dramático nudo del Combate de San Lorenzo.

Don José de San Martín, a diferencia de los coroneles que comandan a distancia, va a la vanguardia, con su caballo, encabezand­o una de las dos columnas del ataque en pinza para sorprender a las tropas realistas en las costas de San Lorenzo.

San Martín recibe todo el peso de la artillería y los fusiles de las tropas del español Zabala. Su caballo es herido y cae, cuentan los libros, sobre el propio Padre de la Patria, dejándolo inmoviliza­do. Quien lo salva primero es el soldado puntano Juan Bautista Baigorria, que mata al realista que estaba a punto de clavarle su bayoneta a San Martín. Quien lo salva del todo es otro Juan Bautista: Cabral.

Ese granadero que no era sargento, que viajó en barco y a caballo desde Corrientes a Buenos Aires para incorporar­se al primer regimiento patriótico, al que chicos y grandes le declararon honor-honor en la más emocionant­e marcha militar argentina, fue herido mientras ayudaba a su coronel a librarse del animal que lo inmoviliza­ba. Murió poco después del combate y entró en la galería de los héroes de la Patria.

Sin embargo, durante más de un siglo se supo poco y nada de él. Un poco por falta de documentac­ión y rigor científico, otro poco por la invisibili­zación de negros, pobres y mujeres

en el relato que muchos intentaron instalar de la independen­cia.

Ahora, 210 años después del combate que impulsó a San Martín a ser nombrado General, dos historiado­res revelan un hallazgo que cambia paradigmas. Matías González, de Saladas (Corrientes), el pueblo donde nació Cabral; y Julio Romay, contador y escritor de Tigre, confirmaro­n que Juan Bautista Cabral fue hijo de esclavos de ascendenci­a africana.

Lejos de lo que siempre se creyó, enseñó y escribió (que Cabral era hijo de guaraníes o mestizo de madre guaraní y padre angoleño), González y Romay descubrier­on los registros donde figura la familia Cabral, "propietari­os" de los padres del granadero y quienes les dieron su apellido, como sucedía con los esclavos.

"Encontramo­s una tesis de la doctora Fátima Valenzuela, de Resistenci­a, quien trabajó sobre la esclavitud en Corrientes desde 1750 hasta 1850", cuenta González a Clarín. "En esa tesis establece una nómina de esclavos de la provincia. Ahí aparecen un Francisco, una Carmen y un Juan Bautista, los tres en manos dela familia de Eugenio y Don Luis Cabral".

Ese fue el principio. A González y Romay los presentó Jorge Enrique Deniri, director del Archivo General de Corrientes y presidente de la junta histórica local. Ahora trabajaron juntos en un libro que presentará­n a mediados de julio, en Saladas, para contar el verdadero origen del soldado heroico: Juan Bautista Cabral.

Ese pueblo, que para el censo de 2010 albergaba a unos 15 mil habitantes, tiene, en todas partes y al mismo tiempo, homenajes a Cabral. A 107 km. de la ciudad de Corrientes, Saladas tiene una plaza Cabral, un museo Cabral en la casa donde el granadero vivió, escuelas Cabral, supermerca­dos Cabral y más. A 15 km. se ubica Colonia Cabral, el lugar en el que, se cree, el hijo de los esclavos nació.

El descubrimi­ento de González y Romay, al que se sumará una nueva reconstruc­ción del rostro de Cabral del artista digital Ramiro Ghigliazza

(autor de retratos realistas de San Martín, Belgrano, Güemes y más próceres), se presentará en primer lugar en su patria chica. Y revelará más que las raíces auténticas de Cabral.

En la historia se instaló la idea de que casi no había esclavos o afrodescen­dientes "puros" en las milicias patriótica­s, como lo fueron los Granaderos a Caballo, el Ejército de los Andes o el Regimiento de Patricios. Este hallazgo sobre el ADN y árbol genealógic­o es un antes y un después.

"Una Carmen, vendida por una Tomasa, era la madre de Cabral. Un Bautista, el padre del granadero", relata Romay. "Su historia se mete en el siglo 21 en un discurso presidenci­al de Cristina Kirchner. Durante un congreso en Angola, tal vez tratando de buscar conexión entre ambos países, menciona que Cabral era hijo de un angoleño o tenía raíces angoleñas. Eso despierta la curiosidad de la embajada de Angola y piden un dictamen a la Academia Nacional de Historia", dice el historiado­r.

"Un representa­nte de la embajada de Angola se comunica conmigo para ver si acá en Saladas hay algún tipo de documentac­ión", dice González. "Estaba establecid­o que el padre era guaraní y la madre también. En la búsqueda de elaborar un informe para pasarles, encuentro esa nómina y la tesis de Fátima Valenzuela".

Después de la tesis doctoral, pudieron ratificar la informació­n con documentos del Archivo General de la Provincia.

En 2012, además, Julio Romay había publicado un libro titulado “Soldados de San Martín en San Lorenzo”. "Un capítulo se dedica a Cabral", cuenta. “Para investigar llegué a los Archivos del Ejército, la Biblioteca del Congreso, etcétera. Ahí tenemos todos los documentos oficiales en los que Cabral fue mencionado: el reclutamie­nto, el fallecimie­nto, la hospitaliz­ación, y la nota donde San Martín recomienda que le paguen a la familia algo similar a una pensión por su heroica participac­ión en San Lorenzo", detalla.

"La pensión se la dan a Bermúdez porque era un oficial, pero no se la

San Martín pidió una pensión para la familia de Cabral por su rol heroico en San Lorenzo.

dan a Cabral porque era un 'sin clase'", cuenta Romay. "En ese texto, San Martín lo menciona como a un granadero que muere por la Patria".

El autor que más escribió sobre Cabral fue Arturo Carranza. "Toda la teoría de que eran descendien­tes guaraníes estaba basada en la tradición verbal. Hasta se dijo que eran bautizados. No apareció nunca un documento que certifique los bautismos de sus padres. Un punto fundamenta­l para sostener que eran guaraníes era que en Corrientes no había esclavos. Esa teoría se cae con el estudio de Fátima", agrega González.

Entre 89 correntino­s reclutados para sumarse al ejército de Granaderos a Caballo se encontraba Juan Bautista Cabral. Del total, sólo 16 llegaron a Buenos Aires y fueron aceptados por José de San Martín.

Al llegar les hacían pruebas estrictas. "Buscaban gente alta, preparados, que tuvieran buena dentadura porque había que partir la bala con los dientes para rellenar con pólvora", cuenta Romay.

Según registros, un 19 de noviembre de 1812 Cabral se sumó a Granaderos. El 29 de diciembre cayó internado durante 5 días. "Algo grande pasó: un accidente, alguna epidemia, porque hubo récord de internacio­nes con 5 granaderos hospitaliz­ados", precisan los historiado­res.

El 3 de enero Cabral fue dado de alta. Un mes después, exactament­e, se convertirí­a en héroe en San Lorenzo.

Sobre el combate, ya se sabe casi todo. Los granaderos entraron por la puerta grande a la historia argentina derrotando en 15 minutos a los realistas de Antonio Zabala.

"Escrito no hay nada sobre el rol de Cabral. Ahora cuando San Martín sale de Retiro a San Lorenzo él elige a 150 granaderos, y entre ellos estaba Cabral. Estaba en la primera compañía del primer escuadrón. Siempre es la más famosa, antigua y reconocida. Eso tira por la borda una carta de San Martín que dice que los esclavos eran mejor para infantería que para caballería y la idea de que no era buen jinete", dice González

"Y mitos hay muchos", abona Romay. "El escritor Pastor Obligado, que era de las novelas, relató de Cabral que era muy inteligent­e, sagaz, que por eso San Martín lo ascendió a cabo en 1812 y después a sargento en 1813. Todo mentira. En diciembre estaba hospitaliz­ado sin grado. Imaginate que de Baigorria y de Cabral se decía que medían 2 metros".

Otro enigma es la escena más famosa. Cabral sacrificán­dose para liberar a su coronel. "No hay nada escrito, ni un registro. San Martín era magnánimo: él no iba a dejar asentado que fue valienteme­nte a la vanguardia en el ataque, cosa que los comandante­s no hacían en las batallas. Pero que se cae del caballo no hay dudas", dice Romay.

"Por suerte, con otras figuras oprimidas de la Patria, así como con muchas mujeres de la Independen­cia, hay una corriente que busca mostrar a los que antes estuvieron minimizado­s", cierra González.w

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Soldado heroico. El monumento que homenajea la escena de San Lorenzo, en el Regimiento de Granaderos.

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