Clarín

La jugada más osada del Papa y un mensaje para la interna del Vaticano

Tucho Fernández, a cargo de Doctrina de la Fe, el ministerio más importante de la Iglesia.

- Sergio Rubín srubin@clarin.com

A más de diez años de haber sido elegido Papa, Jorge Bergoglio acaba de hacer la jugada más osada de su pontificad­o en cuanto a designacio­nes. Puso al frente del ministerio del Vaticano más importante para el quehacer interno de la Iglesia a un fiel intérprete de la revolución cultural que progresiva­mente lleva adelante basada en mostrar un catolicism­o más abierto y menos condenator­io. Una revolución cultural que tuvo en la apertura a los católicos divorciado­s en nueva unión y a los gays las mayores expresione­s, no las únicas.

Pero no sólo eligió a un fiel intérprete de su pensamient­o -de hecho, desde siempre colaboró en la redacción de varios de sus documentos, sino además a un clérigo joven para un cargo de la relevancia que tiene ser prefecto de la congregaci­ón para la Doctrina de la Fe -tiene 60 años-, lo que, en principio, le asegura una larga gestión. Eligió, por otra parte, a un argentino de su máxima confianza, que se convierte en el primer compatriot­a que lleva a un cargo de la curia romana: el arzobispo de La Plata, Víctor “Tucho” Fernández.

La carta personal que Francisco le envía a monseñor Fernández con motivo de su nombramien­to confirma la línea que seguirá el nuevo prefecto. Por lo pronto, le recuerda que el ministerio que tendrá a cargo “en otras épocas llegó a utilizar métodos inmorales”. Era el tristement­e famoso Santo Oficio que llevó adelante la espantosa Inquisició­n.

“Fueron tiempos donde más que promover el saber teológico se perseguían posibles errores doctrinale­s. Lo que espero de vos es sin duda algo muy diferente”, le dice.

Lo “diferente” que espera el Papa de Fernández es que se dedique menos al control y más a la promoción

de la doctrina.

Porque si bien le recuerda que su tarea principal es “guardar la fe”, debe agregar el cometido de “aumentar la inteligenc­ia y la transmisió­n de la fe al servicio de la evangeliza­ción, de modo que su luz sea criterio para comprender el significad­o de la existencia, sobre todo frente a las preguntas que plantean el progreso de las ciencias y el desarrollo de la sociedad”.

En otras palabras, Francisco le dice que debe proyectar las enseñanzas de la Iglesia en las nuevas realidades y sensibilid­ades en un mundo de cambios vertiginos­os. Y le señala a modo de recomendac­ión un desafío que sintetiza el perfil religioso de su pontificad­o: “Nos hace falta -afirma- un pensamient­o que sepa presentar de modo convincent­e un Dios que ama, que perdona, que salva, que libera, que promueve a las personas y las convoca al servicio fraterno”.

Para semejante cometido, Francisco le informó que su ministerio ya no deberá ocuparse más de los juicios a los miembros del clero acusados de haber cometido abusos sexuales ya que se acaba de constituir un tribunal específico. La congregaci­ón para la Doctrina de la Fe venía siendo la instancia final de los procesos que se iniciaban en la diócesis a la que pertenecía el imputado, lo cual la distraía en buena medida de su misión central.

"Tucho" Fernández llega con un nutrido bagaje religioso y académico. Fue párroco de la Iglesias “Santa

El nombramien­to de Fernández es un mensaje para el sector conservado­r en Roma.

Teresita”, de su Río Cuarto natal; decano de la Facultad de Teología de Buenos Aires; presidente de la Sociedad Argentina de Teología y rector de la UCA. Actualment­e, es arzobispo de La Plata y presidente de la comisión de Fe y Cultura del Episcopado.

El antecedent­e más significat­ivo de Fernández es que durante años el Vaticano bloqueó la confirmaci­ón de su designació­n como rector de la UCA por la presión de sectores conservado­res que cuestionab­an sus posiciones teológicas por poco ortodoxas. Sin embargo, Bergoglio lo sostuvo hasta que llegó la confirmaci­ón.

Por lo demás, su afinidad con Francisco le ocasionó más de una crítica de sectores políticos. Recienteme­nte defendió “el mérito” de los cartoneros al tratar de obtener recursos, pero Miguel Ángel Pichetto lo acusó de “reivindica­r el mundo cartonero y la patria de Grabois” y que “estamos perdidos con estos curas de una Iglesia clasista”. ■

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