Argentina mostró carácter y gritó dos golazos, pero no pudo lograr el histórico triunfo
La esperanza de conseguir la primera victoria en un Mundial se esfumó por un mal primer tiempo. Mejoró en la segunda etapa y el miércoles enfrentará a Suecia.
Estuvo lejos y cerca la Selección Argentina de hacer historia en el Mundial Femenino: perdía 2-0, logró empatarlo en el segundo tiempo luego de una gran reacción, y estuvo a nada de conseguir el primer triunfo mundialista. Con la igualdad, al cabo, aún queda la esperanza de clasificar a octavos de final: deberá ganarle a Suecia -el rival más complejo- en la última fecha del grupo y esperar por otros resultados.
La ansiedad le jugó una mala pasada a Argentina. Pesó la posibilidad latente de conseguir el ansiado primer triunfo y en el primer tiempo mostró una versión más deslucida de la que había evidenciado en el debut ante Italia, en los papeles un rival más complejo que las africanas.
Metió mano en el equipo el entrenador Germán Portanova: mandó a la cancha a la delantera Paulina Gramaglia por Romina Núñez y corrió a Mariana Larroquette al sector derecho del mediocampo. La intención fue ser un poco más ofensivo, pero no se logró. No modificó el 4-4-1-1 el entrenador nacional y en varios pasajes Gramaglia quedó demasiado aislada. Tanto Banini -enganche- como Larroquette estuvieron lejos del arco rival. Casi no generó situaciones de gol Argentina, muy a pesar de que era favorita: se encuentra en el puesto 28, mientras que las africanas son las 54.
Tiene mucho camino por recorrer la Selección femenina, claro. Se celebran los pasos adelante que va dando y siempre se debe exigir más y más apoyo. Pero para crecer hay que realizar autocríticas y la primera parte contra Sudáfrica debería ingresar en revisión. Porque jugó mal el equipo: cometió errores groseros, como en el gol de Linda Motlhalo. Y sorprendió que haya sido Miriam Mayorga la de la falla porque es una de las futbolistas más inteligentes. Pero quedó demasiado retrasada la marcadora central, la pelota se perdió en el mediocampo y Mayorga tiró el paso adelante a destiempo: una africana corrió mano a mano ante Vanina Correa y le sirvió el gol a Motlhalo.
Más allá de algunas fallas defensivas, Argentina no progresó en bloque en ataque y ese fue el peor de los pecados. Tiene interesantes destellos individuales, pero poco juego colectivo. Por eso le costó hallar caminos para llegar al arco rival. Más allá de la diferencia física a favor de las sudafricanas, al elenco nacional el campo de juego se le hizo muy largo. Banini jugó más cerca de la lateral Eliana Stábile que de la delantera Gramaglia. Otra cuestión por mejorar es la involucramiento de las intérpretes: Lorena Benítez, una de las volantes centrales, hace todo bien cada vez que tiene la pelota en los pies. Pero la toca muy pocas veces. Debería el equipo tener mecanismos para que la mediocampista sea quien conduzca, tanto desde el fondo como en ataque. Porque lo podría hacer en cualquiera de esos sectores.
El complemento fue todo lo contrario. Portanova realizó una modificación táctica clave: sacó del lateral a Sophie Braun y la puso de mediocampista. La nacida en Estados Unidos, con actitud, llevó el equipo para adelante. Sudáfrica se encontró con el segundo gol después de un grave error en la salida de Aldana Cometti. Pero ese golpe no desanimó a las argentinas. El ingreso de Yamila Rodríguez también fue importante.
El descuento llegó con un disparo al ángulo de Braun. Se llenó de energía el equipo con el descuento y encontró rápido la igualdad, con un gran cabezazo de Romina Núñez luego de un centro de Rodríguez.
Pero no hubo tiempo. Se buscó. Tal vez se mereció. Habrá que seguir esperando un poquito más.w