Tasa de interés alta y un margen para intervenir en los dólares alternativos
Las claves del acuerdo. Punto por punto qué dice el entendimiento técnico entre el FMI y Economía.
Hace un mes, el 27 de junio, el ministro Sergio Massa había asegurado que el acuerdo con el Fondo Monetario se conocería "en las próximas horas". Pasaron cuatro semanas desde entonces: el convenio llegó con retraso, trajo más ajuste y menos dólares frescos de los que el Gobierno esperaba.
"El personal técnico del FMI y las autoridades argentinas llegaron a un acuerdo a nivel técnico sobre la quinta y sexta revisión combinadas del acuerdo de Servicio Ampliado del Fondo (EFF, por sus siglas en inglés) de 30 meses de Argentina", dice el comunicado del organismo.
"El acuerdo está sujeto a la implementación continua de las acciones de política acordadas y la aprobación del Directorio Ejecutivo del FMI, que se espera se reúna en la segunda quincena de agosto", dice la declaración del Fondo.
Y confirma que "una vez completadas las revisiones quinta y sexta, Argentina tendrá acceso a alrededor de US$ 7.500 millones. Se espera que la próxima revisión tenga lugar en noviembre". De este modo deja claro que los US$ 7.500 millones llegarán después de las PASO y que el país deberá enfrentar los vencimientos de la semana próxima, por casi US$ 3.500 millones, con otros recursos.
El texto detalla que "la situación económica de Argentina se ha vuelto muy desafiante. Los objetivos clave del programa hasta finales de junio no se cumplieron debido al impacto mayor de lo previsto de la sequía, así como los desvíos y retrasos en las políticas".
El Fondo indicó que esta vez le permitirá al gobierno seguir interviniendo en el mercado de los dólares financieros para evitar que se disparen y presionen sobre el blue y la inflación, aunque esa intervención estará sujeta a varias condiciones.
A la hora de avalar la intervención en el mercado, el Fondo apunta que "las intervenciones en los mercados secundarios de bonos se centrarán en garantizar el funcionamiento normal del mercado, protegiendo al mismo tiempo el balance del Banco Central".
El FMI mantiene la meta de déficit fiscal primario para 2023 en 1,9% del PBI y advierte que para poder cumplirla "se requiere un mayor endurecimiento de la política fiscal en el segundo semestre de este año".
Para llegar al 1,9% de déficit el Gobierno tendrá que ajustar el presupuesto: según la estimación del IARAF, hasta ahora el año se perfila a cerrar con un rojo del 2,4%.
Por el lado de los ingresos, el Fondo avala las últimas medidas de Massa. Lo hace al consignar que los nuevos impuestos sobre el acceso al dólar y a los bienes y servicios importados, junto con las mejoras para promover la liquidación de exportaciones a través del dólar agro 4 "ayudarán a compensar los menores derechos de exportación resultantes de la sequía".
Pero el Fondo también resalta que "siguen siendo necesarios esfuerzos para contener el crecimiento de la masa salarial", lo que supone que tal como viene ocurriendo este año, los trabajadores seguirán perdiendo frente a la inflación.
Uno de los puntos del comunicado habla de “fortalecer” los controles al gasto social
El organismo pide más medidas que impactarán en los bolsillos, como "actualizar las tarifas de energía para reflejar mejor los cambios en los costos de producción, mejorando al mismo tiempo la progresividad del sistema", lo que implica avanzar en la quita de subsidios.
Otro punto que levantará polémica en medio de la campaña es que reclaman "fortalecer los controles de gasto a través de una asistencia social mejor focalizada y una mayor racionalización de las transferencias corrientes a provincias y empresas estatales". Esto pone freno a al expansión del gasto social.
En al efecto demoledor de la sequía sobre las exportaciones, el Fondo acepta que el compromiso inicial de que se incrementen las reservas netas en US$ 8.0000 millones en el año se deje de lado y se reemplace por unos módicos US$ 1.000 millones. Aún así, parece un objetivo muy ambicioso.w