La vida por penales

Lo más dramático en el fútbol son las definiciones por penales. El éxito y el fracaso en los pies de una sola persona que carga con la presión de compañeros e hinchas. Hasta el espectador se tensiona al máximo, contiene la respiración, grita para mufar al adversario, recurre a amuletos, cornetas o lo que sea para colaborar con la victoria. Lo que no vemos es que en la vida constantemente estamos parados, mirando al arquero y con la pelota a 11 metros de la línea de gol. Nos acostumbramos a vivir atajando penales, a sobrevivir. Somos Goycochea y Dibu Martínez todos los días. Pero lo que realmente cuesta es el momento en que nos toca definir: la toma de decisiones, la voluntad de arrancar, de ir para adelante. Aplica para todo. Desde los cambios de carrera o de trabajo, pasando por dejar de posponer trámites o estudios médicos, hasta las declaraciones de amor. Como en los penales, cada uno tiene su estilo. Están los que no se quieren hacer cargo. También los que siempre posponen, como una interminable caminata desde la mitad de la cancha que puede durar meses. Otros, toman mucha carrera para llegar más fuertes. Para las difíciles, algunos llegan temblando, como Ronald De Boer contra Brasil en las semifinales de Francia 98. Los talentosos, resuelven de lujo como Abreu contra Ghana en Sudáfrica 2010. Hace unos días, Rubén Darío Insúa les dijo a los jugadores de San Lorenzo, antes de la serie contra Platense, cuatro simples palabras que los liberó de toda duda: “¡A sacudir el arco!”. Tal vez tengamos que dejar de pensar tanto y actuar más. A la hora de encarar la vida, todos podemos ser Montiel en la final contra Francia.