El independentismo catalán aumenta sus demandas para apoyar a Sánchez
Puigdemont pone la independencia como condición. El PSOE, más débil, acaba de perder una banca.
El recuento de los votos de los españoles que viven en el extranjero en las elecciones legislativas del 23 de julio les quitó un diputado a los socialistas, y aunque siguen siendo favoritos para formar gobierno, tienen ante sí un nuevo obstáculo.
En ese escenario, el ex presidente de Cataluña, el independentista Carles Puigdemont, advirtió ayer al jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, que solo contará con los votos de su partido, el derechista Junts para que renueve mandato solo si se alcanza un acuerdo sobre el “conflicto” catalán. Como gesto de corrección dijo que la negociación debe hacerse sin
“presión” y sin “el chantaje político”. Pero de eso se trata.
Tras unas elecciones ajustadísimas, en las que el conservador Partido Popular se impuso pero quedó lejos de la mayoría, el PSOE del presidente del gobierno se ilusiona con volver a formar gobierno. Pero necesita que los siete diputados independentistas catalanes de Junts per Catalunya (JxCat), los más reacios a apoyar a un gobierno nacional, voten a favor de su investidura, cuando antes bastaba con su abstención.
El recuento de los votos en el exterior, que empezó el viernes y terminó ayer, le otorgó al PP un escaño por la circunscripción de Madrid inicialmente atribuido a los socialistas solamente por 1.749 votos.
De este modo, los socialistas pasan de 122 a 121 diputados y el PP de Alberto Núñez Feijóo de 136 a 137, ambos aún lejos de los 176 escaños que les darían mayoría absoluta en el Congreso.
De los 2,3 millones de expatriados inscriptos en el padrón electoral, algo más de 233.000 (alrededor del 10%) votaron el 23 de julio, por correo o en el consulado español en su país de residencia. Sin embargo, su voto ha bastado para dar un vuelco al equilibrio de fuerzas entre los dos bloques ideológicos: 171 diputados para la izquierda y 172 para la derecha.
Pocos partidos quieren arropar a un Núnez Feijóo cuya investidura depende de los 33 diputados de la extrema derecha de Vox.
Pero ahora Sánchez necesita a cualquier precio el apoyo de los siete diputados de Puigdemont, el líder separatista refugiado en Bélgica desde el fracaso de la intentona independentista de 2017, para ser elegido por mayoría simple en una segunda votación de investidura.
El partido de Puigdemont “tendrá que decidir si prefiere un gobierno progresista o unir sus votos al Partido Popular y a Vox para que haya un gobierno de derechas con la ultraderecha”, señaló ayer Patxi López, portavoz socialista en el Congreso.
Desde Bruselas, Puigdemont supeditó sus votos a Sánchez a que se negocie una resolución del “conflicto como el que existe entre Cataluña y España”, aunque pidió que las tratativas se den sin “presión”, con “discreción” y “prudencia”, en un mensaje en Twitter.
Si ninguno de los dos bloques logra una mayoría para formar gobierno, el país se verá obligado a repetir elecciones, probablemente a finales de año, como ya ocurrió en 2016 y 2019.
En un comunicado que P distribuyó desde su cuenta de Twitter, el ex líder catalán sostiene que “el recuento definitivo de los votos (de las elecciones españolas) comporta un cambio puntual en la asignación de escaños en el Parlamento español pero relevante en la ecuación para cualquier investidura”.
Puigdemont aclara que, en esa negociación, “quien crea que ejerciendo presión o practicando directamente el chantaje político obtendrá algún beneficio táctico, se puede ahorrar el esfuerzo”. ■