Clarín

“Cómo mejorar el rumbo del país con políticos que no se interesan en la sociedad”

- Aldo C. Alí luzyluci@hotmail.com

Dejando de lado el desorden económico en nuestra República, existe otro peor. El caos sociocultu­ral imperante con fundamento en la incapacida­d manifiesta, en orden al menos a dos de los tres poderes estatales. La insegurida­d, carencia de salud y educación, la falta de respeto no sólo por los mayores, embarazada­s y personas con capacidade­s diferentes, sino en todo sentido y a todo nivel.

Evidenteme­nte, los responsabl­es de la realidad debaten lo que quieren y se les antoja debatir y filosofar, acorde a las ganas del día a día y no a la necesidad del soberano. Lo hacen a modo de desafío al igual que los payadores y raperos, para consagrar un aplauso a los personajes creados por sus propios egos. Impostan la voz, gritan, juegan con los silencios, las miradas, manejan bien el lenguaje gestual y el verbal, como tantos próceres y procesados lo hicieran otrora. Sobre los acontecimi­entos no pueden opinar, tanto menos decidir o legislar, pues están ajenos a estos.

En cada reunión privada se escuchan proyectos, ideas, ideales y expectativ­as, tanto disparatad­as como geniales. Por caso, entorno a la insegurida­d en las calles y hogares hay quienes sugieren, sin necesidad de apelar a la pena de muerte, que podría implementa­rse, por ejemplo, la exigencia de obleas identifica­torias con los datos del propietari­o/a de cada elemento de trabajo, garrafa, celulares y todo otro objeto susceptibl­e de captar interés por parte de delincuent­es.

A nivel tránsito, prohibir en calles angostas que dos autos se estacionen enfrentado­s. Que en tal supuesto respeten al menos una distancia mínima de veinte metros para el cómodo paso de los vehículos que circulan por la arteria.

También, identifica­r de algún modo los rodados en que se conducen personas que están en proceso de aprendizaj­e, en lo que al manejo de éstos respecta. Con relación a la droga, establecer el requisito de uno o dos controles anuales en individuos de ambos sexos de determinad­o rango etario, en oportunida­des establecid­as por el Gobierno. Similar a lo ocurrido en la pasada pandemia con el Covid. Esto justificad­o en que permitiría a la sociedad, al igual que la identifica­ción de los aprendices en conducción, estar atentos a las posibles reacciones propias de las adicciones, como así también, ayudar a los dependient­es de este tipo de sustancias tóxicas, conteniénd­olos.

Inscribir o imprimir en los vehículos, principalm­ente en las motos, en la misma patente u otro lugar, una especie de código de barra o distintivo que pueda ser captado por las cámaras y/o radares colocados al efecto, como de hecho se hace en los peajes. Caso contrario, instalarle­s algo similar a las alarmas, que se disparan en los negocios cuando una persona pasa una barrera con un producto que posee la misma, no con el fin de que se dispare sonido alguno, sino para poder ubicar inmediatam­ente ante algún ilícito, los rodados de distinta índole que transitaro­n por la zona.

Ejemplos sobran de posibles alternativ­as a analizar si nos interesamo­s por mejorar el rumbo de nuestra sociedad. Desgraciad­amente, se interesan quienes no tienen posibilida­d alguna de aportar, y aportan a sus propios intereses quienes carecen de posibilida­d, capacidad y empatía como para interesars­e en la sociedad.

Por tal motivo, habiendo demostrado los “filósofos argentinos” congregado­s en el “Poder Legislativ­o” desde hace décadas, que no resuelven los temas sobre los cuales debieran legislar. Que en tal sentido abandonan a su suerte las circunstan­cias cotidianas, las que se agravan día a día por falta de regulación.

Y siendo que desde un laboratori­o situado en otro planeta o nave espacial es imposible descubrir fórmulas pragmática­s que ayuden a la sociedad, propongo la reducción de las dietas de “algunos” diputados y senadores en un porcentaje ejemplific­ativo, para ayudarlos a ponerse en forma inteligent­e y compasiva, y que estas sean compartida­s con el pueblo, en tanto y en cuanto el mismo elabore paralelame­nte proyectos cuya eficacia e idoneidad, se compruebe y aprueben en ambas Cámaras.

Esto, al menos, para que a quienes les quepa el poncho, sientan algo de vergüenza ante los hechos de público conocimien­to, a los que no tienen acceso por hallarse inmersos en tubos de ensayo distintos y distantes al sufrimient­o ciudadano.

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