Una belleza que puede dar sorpresas en el Oscar
Un profesor se queda en las vacaciones a cuidar a alumnos, en esta candidata a 5 premios de la Academia.
Es probable que Paul Giamatti gane el Oscar que se mereció por Entre copas (ni siquiera lo habían nominado) el próximo 10 de marzo por esta película. El suyo es un personaje querible por donde se lo mire, pero también odioso, cínico y algo intolerante.
A Giamatti, visto también en Jun
gle Cruise, Rock of Ages y La dama en el agua, por lo general no le ofrecen papeles protagónicos, y les ha puesto la voz a varios trabajos de animación. El profesor que compone, con un ojo bizco, es un tipo solitario y metódico. Enfada a la gente y no tiene amigos.
Se acercan las fiestas de fin de año en 1970, y en el colegio donde trabaja, Barton, alguien tiene que quedarse por esos días para acompañar y cuidar a los alumnos que no pueden ir a visitar a sus padres a sus hogares. Como Paul Hunham no tiene a nadie, es el candidato perfecto.
De ahí el título Los que se quedan: un puñado de alumnos, Paul y Mary Lamb, encargada de la cocina del colegio.
No es Los que se quedan como La sociedad de los poetas muertos, la película de Peter Weir en la que el profesor que encarnaba Robin Williams era amado por casi todos. No. Paul es obstinado, fuma pipa y usa sombrero, y si puede hacerles la vida imposible a los estudiantes, lo hará. ¿Alguna vez tuvo una novia?
Entonces ¿qué podía salir mal? Todo.
Los protagonistas son tres: Paul, Mary, la cocinera, y Angus Tally (Dominc Sessa), el estudiante a quien echaron de tres escuelas en poco tiempo. La relación es entre los tres, pero, sobre todo, la del profesor y el alumno será troncal en la nueva gran película de Alexander Payne.
Giamatti, y Da’Vine Joy Randolph son candidatos al Oscar (Dominic Sessa debería haber entrado), Giamatti como actor principal, ella como intérprete de reparto. Y vienen ganando. Son tres solitarios, en verdad, por distintos motivos, que el espectador irá averiguando con el desarrollo de la proyección.
Y, como en Nebraska, Payne se preocupa por la relación padre e hijo que Angus quiere, más que recomponer, entender.
Pero salvando esa secuencia, a la que acompaña, quien está casi todo el tiempo en la pantalla es el personaje de Paul Giamatti. Paul puede hacer fuck off cuando le piden que haga silencio en el cine, ver Pequeño gran hombre y quedar extasiado. Cuando hay un personaje como Paul, al que vamos descubriendo escenas tras escenas, que crece, que no se queda en la primera observación, estamos ante un gran intérprete, un muy buen realizador y una película que nos compra.