Pedir ayuda, siempre
“Quiero compartir mi carta para concientizar y llegar a los que la pasamos mal y que nos escondemos en una máscara de alegría”, dice a modo de preámbulo la carta del lector. Oscar tiene 29 años y nos revela que el “El Mono” es el apodo de Alejandro, y ese nombre es un pseudónimo para salvaguardar su identidad. Cuenta que se conocieron en el transcurso de la carrera de Técnico Aeronáutico, en 2009. Recuerda que “El Mono” le dio refugio cuando él se quedó en la calle y por entonces, y sólo comían papas fritas y gaseosas. Al sorprenderlo la celiaquía, en la vida, siempre estuvo su amigo para cobijar a Oscar. Lo describe con la voz pausada, pero no calla el llanto porque “cuando queremos gritar ya es tarde”. Y así lo recuerdan todos los que lo querían, como una persona feliz. Pero detrás, camuflaba mucho dolor y la depresión no tardó en llegar. Una investigación de la revista Lancet afirma que la presencia de conflictos que no se pueden resolver, estar mal medicado, no realizar una psicoterapia en paralelo con medicación, no detectar algún desorden físico, errores de diagnóstico, antecedentes depresivos familiar, la cantidad de episodios anteriores, o la incompleta resolución de todos los síntomas, son las posibles causas o factores que facilitan una recaída. Una consulta con un profesional de la salud nos puede salvar la vida. Pero siempre pedir auxilio, un gesto, una mirada, pueden ser el disparador para alertar el padecer. La pandemia por el Covid-19 fue la causa de muchos casos de depresión en Argentina. El 1° de abril de 2022 terminó el Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (DISPO). “El Mono” partió a los 34 años, el 1° de diciembre de ese año, quizás afectado por los daños en la salud mental que detonó también en muchos por la cuarentena. A caso otro sufrimiento le comprimía el corazón. Tal vez no pudo o no supo pedir ayuda a tiempo. Nunca lo sabremos.
Los textos destinados a esta sección dominical no deben exceder los 6.000 caracteres en Word con espacios. Es imprescindible que estén firmados con nombre y apellido y con DNI. Clarín se reserva el derecho de publicar las cartas recibidas, como así también de editarlas y/o resumirlas cuando lo considere conveniente.