Los consumidores se achican y compran solo lo indispensable
Como ocurrió en anteriores crisis económicas, los consumidores en la Argentina vuelven a reeditar viejas estrategias de supervivencia para hacer frente a la alta presión inflacionaria.
Es así como, entre los recursos para estirar el presupuesto familiar, volvió a cobrar vigencia la reducción del “out of pocket”. Es decir, la necesidad de achicar los gastos de bolsillo al máximo, adaptando la compra básicamente al dinero disponible.
“Ahora, la gente no pide los productos por peso sino por unidades”, cuenta el dueño de una verdulería barrial en Villa Crespo. “Los clientes van comprando lo que necesitan a diario porque con los precios tan altos, nadie puede darse el lujo de descartar nada”, dice el comerciante mientras pesa tres duraznos en la balanza.
Se trata de una lógica bien entrenada por los compradores locales, teniendo en cuenta las diversas crisis económicas por las que atravesó el país. Este año, la devaluación de diciembre y la liberación total de los precios entre otros factores, encontró a la gente con salarios muy deteriorados, que se ajustan siempre por detrás de la inflación.
En 2023, la suba de los precios llegó al 211,4% interanual mientras que los salarios, hasta noviembre, se apreciaron 142,7%, según datos oficiales. Y con la inflación de 25,5% en diciembre y de 20,6% en enero, la situación se hizo más crítica.
Esta perdida del poder de compra, que abarca a todos los segmentos sociales, volvió a aceitar el despliegue de nuevos recursos frente a las góndolas. En especial porque la situación por los aumentos en los alimentos compiten con otros como los de colegios, prepagas, servicios de luz y gas y combustibles, entre otros.
La primera observación que hacen los analistas del consumo -como producto del deterioro del poder adquisitivo - es la mayor asiduidad con que se realizan las compras, en las que además, se adquieren menos cantidad de productos.
“En gran medida, las compras de abastecimiento pertenecen al pasado, ya que la situación económica no permite altos niveles de planificación como antes y la compra mensual comienza a desaparecer incluso en niveles socioeconómicos más altos”, reflexiona Juana Merlo, titular de la consultora ShopApp.
En uno de los últimos trabajos de la consultora, se detectó que “sólo el 50% de los consumidores sabe cómo se va a mover dentro del punto de venta (supermercado, almacén o autoservicio) y tratan de no tentarse. Ya no se implementa la tradicional “lista de compras” y además, la compra es más pequeña también”, agrega la analista.
Un estudio reciente de Moiguer Consultora de Estrategia resumió un puñado de cambios de hábitos que está aplicando la clase media frente a las restricciones económicas: el traslado hacia las marcas blancas o segundas marcas; el menor consumo de carnes (una decisión que hoy abarca al 50% de los hogares); las salidas gastronómicas o la baja de las plataformas de streaming.