Pese al récord de dengue, el Gobierno confirmó que no usará la nueva vacuna
Indican que no sirve como estrategia sanitaria porque se necesitan 2 dosis en 3 meses. Dos provincias la utilizan.
La vacuna contra el dengue está a punto de cumplir un año desde su aprobación en la Argentina y la Comisión Nacional de Inmunizaciones aún no ha definido cuál será la estrategia de utilización contra la enfermedad que más crece en el país: se prevé que la de 2023-24 será la peor temporada de la historia.
Mientras los científicos que asesoran al Gobierno debaten (y dos provincias del Norte ya decidieron empezar a vacunar en zonas de alto impacto) parece haberse entablado una discusión solapada entre los argumentos que utiliza el Gobierno y los que resalta el fabricante, el laboratorio Takeda.
Pese a los altos valores de circulación de dengue (en territorio bonaerense de pasó de 4 a 11 muertes en una semana, la 8, y los casos subieron 155%), desde el Ejecutivo nacional salieron a confirmar el jueves que la vacuna por el momento no se usará como estrategia sanitaria.
Mientras, un ex asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que hace una década fue funcionario en el área sanitaria en Córdoba y hoy trabaja en España, advirtió que “no se trata de vacuna sí o vacuna no”, sino de “una política concreta e integral”.
El vocero Manuel Adorni afirmó ellunes que la vacuna aún no está aprobada por la OMS. Desde el Ministerio de Salud se animaron a comunicar oficialmente lo que hasta hace unos días sólo decían por borrador. Mario Russo, titular, afirmó: “Luego de múltiples revisiones con sociedades científicas y referentes de sectores académicos de infectología, concluimos que en un contexto de brote como el actual, la vacuna no está recomendada como estrategia de salud pública, debido a que la misma requiere de dos dosis, con un intervalo de tres meses para alcanzar una adecuada protección”. El argumento, en esos términos, no sería definitivo, sino que en principio establecería un paréntesis hasta la próxima temporada de dengue, momento para el que se espera que haya más información sobre la efectividad y, además pueda aprovecharse con una cobertura que genere inmunidad con anterioridad a que los casos se disparen.
La gacetilla que cita a Russo lleva membrete de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que a su vez linkea otro comunicado del organismo con consideraciones sobre la vacuna: “Demostró su eficacia en países endémicos para prevenir la enfermedad sintomática
del dengue (confirmado virologicamente) y la hospitalización en niños de 4 a 16 años seropositivos (con infección antes de la vacuna) frente a los 4 serotipos del virus”.
Luego plantea allí algunas limitaciones: “La vacuna no demostró una eficacia adecuada en niños seronegativos contra la enfermedad sintomática por dengue, la hospitalización, la fiebre hemorrágica por dengue o el dengue grave cuando la infección se debió a los serotipos 3 y 4. No se puede descartar el riesgo de enfermedad potenciada por dengue por serotipos 3 y 4 asociada a la vacuna en niños seronegativos”. Cabe recordar que casi el 100 por ciento de los casos que circulan actualmente en Argentina corresponden a los serotipos 1 y 2.
Y agrega que si bien en septiembre de 2023 el Grupo Estratégico Asesor de Expertos en Inmunización de la OMS recomendó el uso de la vacuna para niños de 6 a 16 años que viven en entornos con alta carga, “siguen existiendo importantes brechas de conocimiento en cuanto a la seguridad y la eficacia contra los virus de tipo 3 y 4 en personas seronegativas de referencia”.
La OPS dice por un lado que acepta la recomendación del Grupo Estratégico Asesor sobre la introducción de la vacuna en entornos de alto impacto del virus, aunque por otro afirma: “Actualmente la OPS no recomienda que se incluya en los programas de inmunización de los países”. Lo que pide, además, son pruebas piloto y estudios de fase 4 (en terreno) para sacar mayores conclusiones.
Pablo Bonvehí, jefe de Infectología del CEMIC, dijo a Clarín que “hay datos que son concretos, de niños y adolescentes de hasta 16, que muestran una eficacia del 61,2% para prevenir la enfermedad y del 84% para prevenir complicaciones, en un seguimiento de más de cuatro años y medio”. Agregó que “hay una estrategia integral avalada por la OMS, la OPS y otros organismos, que incluye el manejo de vectores, el descacharreo y la protección individual. Otra parte es fortalecer la capacidad de vigilancia del país. También, mejorar las capacidades de diagnóstico. La cuarta es capacitar al personal para la atención”. Por último, señaló que “lo que hay que definir es cuáles son la áreas con mayor carga de enfermedad. No es una vacuna para introducir en todo el país. De hecho, Misiones y Salta ya han introducido la vacuna. Sería importante que en esas provincias se hagan estudios de efectividad”.
Carlos Ferreyra, ex consultor de la OMS, presidente de la Alianza Clima, Vida y Salud Internacional e impulsor de la Unidad de Control de Dengue en Córdoba entre 2010 y 2013, dijo que “Argentina tiene estrategias y planes de escritorio,
muchas veces sin presupuesto”.
Recordó que “cuando hay estrategias y planes -como en Córdoba con la ley 9.666 y sus actualizaciones-no se implementan con la seriedad esperada y apropiada. Es lo que ha pasado en la última década, ya que he sido actor privilegiado en la lucha contra el dengue en varias provincias y veo con estupor cómo los Ministerios de Salud han fallado con la gente y la ciencia”.
Advirtió que “los daños y pérdidas por el dengue, así como otras enfermedades relacionadas, se pueden anticipar, reducir y prevenir a través de intervenciones de salud pública, inteligencia epidemiológica, acciones intersectoriales y fortalecimiento de comunidades vulnerables”.
Pero eso implica tener “una estrategia climática y sanitaria de adaptación-resiliencia de al menos 10 años y planes operativos anuales y programas territoriales, que no implican grandes inversiones. Mientras se lograrán tecnologías y vacunas eficaces”.