“No puede quedar impune tanta situación de inseguridad”
Escribo ante la escalada de la violencia narco en la ciudad de Rosario, y también en el Conurbano bonaerense, en la Capital Federal y en otros lugares de nuestro país, que suman a diario muertos entre la gente inocente que vive y trabaja honradamente para mantener a sus familias.
Y ante el crecimiento, también, de la delincuencia en general que asola a nuestra sociedad, con una crueldad inusitada por parte de los delincuentes, ya es hora que el Gobierno nacional combata ferozmente a estos asesinos, a través del uso legítimo de la fuerza por parte del Estado con la Policía Federal, las Policías provinciales, la Gendarmería Nacional, la Prefectura Naval, la Policía Aeroportuaria y, también, en lo que sea necesario, con el accionar de las Fuerzas Armadas.
Se deben endurecer las leyes que penen el accionar de la delincuencia de una manera más profunda. Aumentando la duración de las penas, incluyendo las condenas perpetuas, y acabar con todos los privilegios con que cuentan los delincuentes que están presos, sin que se les aminore su condena por ningún motivo.
Se debe bajar la edad de la imputabilidad penal a los 14 años de edad, sin más atenuantes, ya que son muchos los delincuentes menores de 18 años que delinquen sin ninguna condena en su contra.
Por supuesto, se debe capacitar cabalmente a todos los miembros de las fuerzas de seguridad, y de las Fuerzas Armadas, tanto hombres como mujeres, como para que puedan cumplir con profesionalismo sus funciones. Deben estar bien equipados, cobrando buenos salarios por su función y dedicación, y deben estar protegidos también judicialmente como para no tener problemas si deben ejercer la fuerza para proteger a los ciudadanos de bien.
Se debe invertir en la obra pública en el sentido de mejorar las estructuras carcelarias con las que contamos, y construir nuevas cárceles, en todo el país, bajos la órbita provincial y federal, como para que haya el espacio suficiente y necesario para albergar a todos los criminales que sean necesarios.
También es necesario que el personal penitenciario sea bien capacitado, cobre un buen salario y cuente con la protección necesaria por parte del Gobierno como para que no caigan en la tentación de los sobornos por parte de los líderes narcos y criminales, y se debe también proteger a sus familias como para que no tengan miedo de ser amenazados por ellos.
Y una última cosa, la sociedad debe discutir la implementación de la pena de muerte para aquellos delitos aberrantes, como ser el asesinato, el femicidio, y los terribles delitos que se cometen contra niños, niñas, jóvenes y ancianos en circunstancias en las que no exista una respuesta posible por parte de un ser humano conciente que pueda entender determinadas y terribles acciones que algunos seres cometen, en perjuicio de la sociedad.
Existe una doctrina judicial, denominada “zaffaroniana”, que intenta defender a los delincuentes con la excusa de la marginalidad y violencia familiar en la que crecieron. Eso en parte es cierto.
Pero la responsabilidad penal de los delincuentes, tanto narcos como criminales comunes, no puede quedar impune ante la terrible situación de inseguridad en la que vivimos todos los argentinos de bien, que sólo queremos trabajar en pos de una Argentina mejor y más segura para todos.