Lebón y la velocidad del tiempo
Si ahora la onda para el status de calidad o popularidad en varios de los géneros musiclaes –además de festivales o grandes estadioslo indica el Movistar Arena, a sus 72 años David Lebón tendrá lo suyo: 4 de mayo, programado para la celebración de “medio siglo de carrera solista”. Ya se sabe, se trata de fechas arbitrarias, pero todo viene bien a la hora de homenajear a aquellos que construyeron una carrera tan fecunda. Gillespi contaba que “cada vez que entrevisto a Lebón siento lo mismo, son esos momentos en los que creo que tengo el mejor trabajo del mundo”. Gillespi -otro virtuoso de la música, fan del jazz, escritor, cronista y un polifuncional en los medios- tituló “Diálogos con un gurú” al capítulo dedicado a Lebón en Salsipuedes/Historias del rock argentino.
Y allí apunta que, en realidad, la proyección musical de Lebón venía de aún más lejos, junto a los momentos fundacionales del rock argentino a fines de los 60. Y describió su llegada a La Cueva, el mítico boliche:
“Aquel flaquito de pelo largo, recién llegado al país, había sido guitarrista de Alley Cats y baterista de The Lords of London, unas bandas juveniles en EE.UU.. Ahora esperaba pacientemente noche a noche su oportunidad de subir al escenario. La tareas no era fácil, allí siempre tocaban los mismos había que pagar el derecho de piso. Pappo, Pajarito Zaguri, Héctor Starc, Vitico, Moris y Javier Martínez se alternaban durante toda la noche en el escenario. Una noche en medio de un blues Starc se apiadó del joven David, le colgó la guitarra en medio de la oscuridad y el misterioso joven sorprendió a todos desgranando algunas melodías en medio de su timidez. ‘Tiene feeling’ se escuchó en una mesa, ‘toca fenómeno’, dijo otro”.
Pappo lo convocó enseguida para Pappo’s Blues, pero no en guitarra sino en bajo junto a Black Amaya en batería: así grabaron el PB volumen I y el disco de otro grupo fundacional, La Pesada del Rock and Roll, de Billy Bond. “En el ambiente de la música David o Davis –como algunos lo llamaban - era considerado un pequeño genio, le decían el multinstrumentista, capaz de hacer sonar cualquier instrumento que se le pusiera en las manos. Claro, la música era él”, agrega Gillespi. En poco tiempo se transformó en una pieza clave del rock argentino, lugarteniente de Spinetta primero y Charly después, e integrante de otras bandas históricas: Pescado Rabioso, Color Humano, Polifemo, Seleste, Seru Girán.
Nacido en Buenos Aires, de “Ruso” sólo tenía el antecedente de su abuelo materno, un cosaco. Pasó varias temporadas de su infancia en Florida, EE.UU., por problemas de salud. Y su vida entera cubre una y más novelas, en procesos dolorosos atravesados por pérdidas, conflictos, migraciones y hasta el secuestro por una de las patrullas perdidas de la siniestra Triple A. “Pero mi vida es un libro donde siempre encontrás páginas nuevas. Y me faltan muchas...” le decía al mismo Gillespi. Aunque el tiempo es veloz.