Tras las huellas de los italianos en la arquitectura porteña
Una muestra fotográfica analiza algunas de las obras que fueron construidas por los inmigrantes y hoy son parte del patrimonio de Buenos Aires.
La Catedral Metropolitana, el Mercado de San Telmo, el Teatro Colón, el Palacio del Congreso; las Galerías Pacífico, la Confitería del Molino, el Barolo; el Coliseo, la Biblioteca Nacional y el Banco de Londres. Todas estas obras tienen varias características en común -son bellas, grandilocuentes- pero sobre todo las une la impronta de arquitectos, ingenieros y trabajadores de la construcción que migraron al país desde Italia y dejaron su rastro en el patrimonio porteño.
Una muestra fotográfica recopila estas obras, las analiza y aporta datos sobre el origen, la carrera y la vida de quienes las proyectaron y construyeron.
"Son obras fascinantes, parte de la cultura y el arte que vemos en esta Ciudad que todos queremos. Una Ciudad única y mucha de esta singularidad tiene que ver con los arquitectos italianos que trabajaron aquí -le dijo a Clarín el fotógrafo Enrico Fantoni, curador de la muestra-. Como me pasó a mí, quizá muchos se sorprendan al conocer las historias de italianos detrás de estos edificios que hemos visto mil veces".
La historia preferida de Fantoni italiano, pero residente en Buenos Aires desde 1996- es la del Teatro Colón: Francesco Tamburini fue el arquitecto que proyectó el edificio original. Era un importante funcionario del gobierno nacional, nombrado por el presidente Julio Roca. Muere a los 44 años, se cree que debido a un episodio de estrés, ya que la crisis económica de 1890 lo complicó severamente. Tomó la posta quien había sido su más cercano colaborador, Vittorio Meano, quien sería el arquitecto del Palacio del Congreso. Pero Meano padece una muerte violenta: fue asesinado en su propia casa por el amante de su esposa. También a los 44 años.
"Empiezan a circular historias que relacionan al Teatro Colón con una maldición. Entonces se instituye una comisión parlamentaria para decidir si se termina la obra o se demuele. Por fortuna, los trabajos continúan bajo las ordenes del arquitecto Jules Dormal. Quizá para salir de la maldición, se elige a un belga", relata el fotógrafo.
La muestra está basada en el libro "Huellas italianas en el patrimonio arquitectónico de Buenos Aires", realizado por las arquitectas Estela Ansaldi y Liliana Gotlib, para la Embajada de Italia en Argentina. Fue presentado en octubre, se puede hojear en la muestra pero también se puede descargar, gratis, desde un código QR ubicado en el ingreso a la sala del Instituto Italiano de Cultura. También desde la web oficial de la embajada.
Ansaldi menciona el rastro en los barrios: "La 'casa chorizo', célula del tejido urbano barrial de Buenos Aires, fue creada por legiones de albañiles, constructores y artesanos italianos. Con ingenio, supieron transformar la casa colonial con patio central, adaptándola a los angostos terrenos porteños, dando así cobijo a los miles de inmigrantes que llegaban al país".
El investigador Marcelo Huernos, productor de contenidos para el MUNTREF, Museo de la Inmigración, le cuenta a Clarín: "La primera gran migración italiana se da entre 1870 y previo a la Primera Guerra Mundial. Post guerra se da una segunda migración; y la tercera después de la Segunda Guerra. Llegaron más italianos que españoles, 3 y 2 millones", relata.
Aclara que muchos regresaron, que las migraciones no son lineales; no todos lograron asentarse.
Llegaron herreros, techistas, carpinteros, pintores y artesanos, entre otros oficios. Tenían un gran dominio de los materiales y las técnicas constructivas. Su historia esta atravesada por esta actividad, ya que su familia paterna llegó desde Italia con un oficio, el de la herrería. Algunos de los hombres de la familia trabajaron en la cúpula del Teatro Colón y en muchas sedes del Banco Provincia.
Como el libro, la exposición recorre en tres períodos las obras de arquitectos e ingenieros: siglos XVIII y XIX, principios del siglo XX y segundo mitad del siglo XX. Por una cuestión de espacio, las obras que se podrán desglosar -fotos, croquis, bocetos, proyectos- son la Catedral, el Mercado de San Telmo, el Colón y el Congreso.
Por periodo, le continúan: Galerías Pacifico, Confitería del Molino y el Barolo. Y la muestra finaliza con el Coliseo y dos obras de Testa, el Banco de Londres y la Biblioteca Nacional.
"Fueron protagonistas fundamentales de la imagen metropolitana de Buenos Aires; a nivel de la ingeniería, la arquitectura, lo constructivo, estructural y decorativo. Trajeron todos sus saberes y los adaptaron. En Italia trabajaban los interiores de las iglesias, realizando decoraciones de gran calidad y aquí esas habilidades las llevaron al exterior de los edificios. En vez de trabajar con estuco, lo hicieron con cemento", relata a Clarín el arquitecto e historiador de la arquitectura, Fabio Grementieri.
Con una temática similar, el arquitecto realizó la curaduría de una muestra -con fotos y planos del CeDIAP, el Centro de Documentación e Investigación de la Arquitectura Pública- que inauguró la canciller Diana Mondino en Roma, en la "Casa Argentina", sede de la sección cultural de la embajada en ese país. Y trabaja, junto a la arquitecta Claudia Shmidt, en un libro -Italia y Argentina, el arte de construir-, con una mirada nacional sobre las obras construidas.
El lunes, en la inauguración de la muestra, estuvo presente la hija del célebre arquitecto Clorindo Testa, Joaquina. “Mi abuelo era italiano (participó en la Primera Guerra Mundial como médico) y mi abuela, pampeana. Estaban totalmente instalados en Argentina, pero querían que mi padre naciera en Italia y se fueron a Nápoles. Había un lazo familiar muy intenso con ese país y siento que ese vínculo perdura a través de sus obras”, contó.
En tres oleadas, llegaron al país 3 millones de italianos.