Reacción positiva y dudas entre militares por el llamado de Milei
Según fuentes militares, el discurso del jefe de Estado cayó bien en las FF.AA. aunque dependiendo de cada segmento. Y abrió un debate sobre su alcance.
La convocatoria del presidente Javier Milei a “una nueva era de reconciliación con las Fuerzas Armadas” tuvo una repercusión positiva en el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, pero con diferente intensidad entre retirados y activos y oficiales y suboficiales, según tres fuentes militares consultadas por este diario.
Más allá de que algún sector hubiese esperado un discurso de este tipo en el aniversario del golpe del 24 de marzo de 1976, “el llamado cayó bien, pero depende del "segmento" militar que se trate.
Las fuentes en una apretada síntesis resumieron así la reacción “entre los veteranos de guerra, 100 por ciento positivo; entre los suboficiales, 80 por ciento y entre los oficiales solo 50 por ciento de apoyo”.
Sucede que entre los oficiales en actividad hay “más preocupación por la propuesta del Gobierno de cambiar la ley de Seguridad Interior y permitir que los militares combatan el narcoterrorismo, que el llamado a reconciliación”.
Los jefes de Estado Mayor están esperando que el ministro de Defensa, Luis Petri, pida su opinión sobre el proyecto en ese sentido que iba a mandar al Congreso la semana pasada, tras el crimen del playero en Rosario por parte de sicarios del narcotráfico, y todavía no lo hizo, contó otra fuente.
Un general retirado que pidió hablar en off the record, opinión que “se trató de un buen mensaje, pero solo eso”. “Son muy buenas expresiones de deseo que luego no tienen su correlato en los hechos. La falta de presupuesto para las FF.AA. y haber suspendido el pago del plan de equiparación con las fuerzas de seguridad así lo demuestra”.
Entonces, “solo buscan ubicarse en las antípodas del relato del kirchnerismo” sobre las FF.AA. y la violencia de los años 70, agregó esa fuente militar.
En cambio, un militar en actividad dijo a Clarín que “nuestro aporte a la defensa de la Patria es apartidario y nuestra ayuda en Misiones de Paz o en situaciones de emergencia nunca pueden ser afectadas por intereses sectoriales, ese vínculo y compromiso directo con la sociedad siempre tiene que estar inalterado y es muy bien visto que un presidente de la Nación así lo sienta y exprese”.
Milei habló en sintonía con Petri quien propone cambiar la llamada “reforma Garré” de la doctrina militar y opina que la propaganda de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner sobre la violencia de los setenta “han demonizado y perseguido a las Fuerzas Armadas” en los últimos años por un “sesgo ideológico”.
El discurso del Presidente cuando habló de “reconciliación” no fue claro si se refería a la represión ilegal de la dictadura o al relato de “demonización” de las FF.AA. que hizo el kirchnerismo y al que se refirió Petri y tiene un tinte nacionalista.
En esta línea, el historiador y consultor político Rosendo Fraga dijo a Clarín que “el discurso de Milei no fue para referirse a los años setenta, sino para cubrir una faz nacionalista de su relato” y contrarrestarlo con el kirchnerismo.
Fraga comparó la posición de Milei con “el nacionalismo” del ex presidente de EE.UU. Donald Trump, el de Brasil Jair Bolsonaro o la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni.
Pero este “relato nacionalista no pega ni con cola con la trayectoria del presidente que es un libertario”. Explicó que se trató de una “prueba de fuego” para Milei porque se abrazó con su vicepresidenta Victoria Villarruel, quien sí representa al nacionalismo argentino.
“Milei arma su narrativa nacionalista y lo pega con la figura del ex presidente Julio Argentino Roca” porque es sinónimo de la ocupación de la Patagonia con la Campaña del Desierto y, a la vez, del liberalismo económico de la generación de 1880.
“Malvinas se ha convertido en "la" fecha del nacionalismo argentino, más que el 25 de Mayo y el 9 de Julio”, explicó Fraga.
En cambio, otros sectores interpretaron que el Presidente se refirió a la violencia de los setenta.
Desde el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que hasta el escándalo del vacunatorio VIP dirigió al periodista K Horacio Verbitsky, interpretaron que “las alianzas y el discurso oficial apoyan la revisión negacionista del terrorismo de Estado”.
La reconciliación entre militares y guerrilleros se intentó buscar varias veces desde el restablecimiento de la democracia. La más famosa fue la autocrítica que hizo el ex jefe del Ejército Martín Balza cuando en 1995 pidió perdón por los crímenes de lesa humanidad que hizo el Ejército durante la dictadura.
Uno de los sucesores de Balza, el general Ricardo Brinzoni, durante el gobierno de Fernando De la Rúa habló en el acto del Día de la Infantería del 2000 y también ofreció el perdón "a los que alentaron, toleraron, desataron y profundizaron el mal de la violencia".
El gesto del jefe militar se produjo después de que el presidente del Episcopado, monseñor Estanislao Karlic, expresara en Córdoba el arrepentimiento de la Iglesia por la participación de algunos de sus miembros en "la violencia guerrillera y la represión ilegítima".
Los gestos de Balza y la Iglesia llevaron a reuniones de algunos militares retirados y ex guerrilleros buscando la reconciliación.
En esos contactos, Luis Labraña dijo que "no tenemos nada de qué arrepentirnos. Pero sí hago una autocrítica, porque hicimos un desastre. Todos, en ambos bandos".
Pero nunca ex jefes guerrilleros, como el líder montonero Mario Firmenich, hicieron autocrítica alguna. ▪
No sabían si fue una faceta nacionalista o una referencia a los 70.