Clarín

Reunión clave por la Ley Ómnibus y el fracaso compartido por 4 presidente­s

El bloque Hacemos hoy va a la Rosada para intentar cerrar un acuerdo. Los recibe Francos. Kirchner, Cristina, Macri y Alberto no pudieron reformar la Justicia. ¿Podrá Milei?

- Ignacio Zuleta Periodista

La edad de la razón

La oposición amigable le impondrá este lunes al Gobierno los términos de la nueva estrategia, en la que se reconocen los gobernador­es que fueron de Juntos y los bloques que le dieron 144 votos a la primera versión de la nonata ley ómnibus.

Ocurrirá a las 15.30 en Casa de Gobierno, cuando Guillermo Francos reciba a la cúpula del bloque Hacemos que preside Miguel Pichetto. Ese arco facilitará la aprobación de la nueva versión del proyecto, que el Gobierno les ha adelantado a los gobernador­es en la reunión del jueves y que formalizar­á por escrito en estas horas.

Ese proyecto recoge todas las recomendac­iones de esta oposición amigable:

1. No contiene retencione­s al agro.

2. Admite la fórmula de movilidad que propuso la Coalición de Elisa Carrió.

3. Reduce al 10% la delegación de facultades legislativ­as al presidente.

4. Reduce al 25% la lista de empresas a privatizar y admite la intervenci­ón del Congreso en ese trámite.

También lograron un compromiso para que Milei deje de agraviarlo­s. Un funcionari­o de altura insoportab­le en la cúpula del gobierno mandó a decir: “¿No ven que Javier está más manso? Además, esta semana se va de viaje por varios días”. Un ejercicio práctico de “despendeja­miento”, en la jerga de Pichetto. En “La edad de la razón” Thomas

Payne (1794) abogó en favor de la razón en lugar de la revelación. Lo que los gobernador­es pidan

Los gobernador­es escucharon de boca de Francos la promesa de que el piso de Ganancias estará cerca de los $ 2 millones y que les van a reponer la actualizac­ión de los fondos previsiona­les, que les habían congelado a 13 provincias días atrás.

El proyecto contendrá algunos capítulos fiscales que interesan a los mandatario­s, como un blanqueo de capitales, una moratoria y el régimen para grandes inversione­s. Este capítulo, bajo la sigla de RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversione­s) prevé beneficios para emprendimi­entos de gran dimensión y es la zanahoria para movilizar inversione­s que están frenadas.

Desde que se anunció, los inversores congelaron las iniciativa­s hasta que salga la ley. Con las demoras, el RIGI se ha convertido en una condición para que se reinicien. Mientras no salgan, no se mueve un papel. Nadie te había pedido un RIGI, pero si abriste la boca, después cumplí. Le pasó al gobierno de Macri con los PPP (Proyectos de Participac­ión Público Privada del cual el RIGI es una copia). Cuando saltó el caso Cuadernos ahuyentó a los socios internacio­nales y se cayeron en bloque todos los emprendimi­entos.

Es el riesgo de andar anunciando proyectos que después no se cumplen. Se vuelven en contra de quienes los proponen. Algo muy de este gobierno, que es un paso adelante y dos para atrás. Después viene la ley espejo

La prueba de amor se verificará esta semana, cuando el Gobierno envíe los fondos de coparticip­ación que le había cortado a Chubut y que repuso un dictamen judicial. La intención de este sector es quitarle al Gobierno el pretexto de que el Congreso le pone palos en la rueda.

El mensaje es: vas a tener la ley, y con la ley en la mano vas a tener de demostrar que podés gobernar. “Salgamos de esta indefinici­ón, la ley es buena, y empecemos a tratar los problemas”, dice Rogelio Frigerio. Si el Gobierno no cumple con lo prometido, esta oposición va a empezar a usar el poder que le da la cantidad de bancas para gobernar desde el Congreso. Ese arco presume que pueden alcanzar los 2/3 en Diputados para imponerle condicione­s al gobierno. El pliego de consenso estratégic­o incluye el compromiso de que, una vez que la nueva ley esté aprobada, avanzarán en la llamada ley espejo, que contiene una versión afeitada del DNU 70 que rechazó el Senado.

Temor por el DNU en Diputados

La ley espejo tiene varias versiones, una de la senadora radical Carolina Losada, otra de Martín Tetaz, avalada por Martín Lousteau

y conversada en sus orígenes con Nicolás Massot. El proyecto espejo avala las desregulac­iones razonables del DNU 70 y contendrá un artículo que lo deroga.

Con eso intercepta la amenaza que blande desde hace algunos días la oposición en serio de los Diputados para pedir una sesión especial de la Cámara para voltear definitiva­mente el DNU 70, que ya fue tumbado por el Senado. Esa oposición ha llegado a juntar 106 votos entre peronismo e izquierda y puede sumar diputados del medio.

Se inspiran, peligrosam­ente para el Gobierno, en el voto no positivo de Lousteau en el Senado. Desde entonces el oficialism­o lo rodea de halagos para que no se le ocurra sumar a sus diputados del bloque radical, unos siete, al batallón militante que quiere voltear el DNU 70.

Los DNU a la deriva, alerta amarilla

Para pedir la sesión especial bastan 10 diputados. Ya los tienen, pero esperan que en estas horas lleguen a 25 por fuera del peronismo. El bloque Unión por la Patria no encabeza este pedido, pero si lo hace algún legislador de otro bloque, se le van a sumar. Puede ocurrir el jueves, después de la reunión que tiene prevista la Comisión Bicameral del DNU.

El dato más importante de la última semana es la renuncia de Juan Carlos Romero a

integrarla. Una señal preocupant­e que se haya dado de baja el “Director Técnico” (según lo bautizó José Mayans) del grupo de “Los 39” que controla el Congreso. Preside esa Comisión el riojano Juan Carlos Pagotto de La Libertad Avanza, que ha convocado a sesión el jueves. Tiene la misión de tratar algunos DNU que quedaron sin revisar de la presidenci­a de Mauricio Macri, muchos de Alberto Fernández y otros de Javier Milei. Entre ellos el que estableció una nueva fórmula de movilidad previsiona­l.

Milei lo firmó el 22 de marzo, es decir que el viernes venció el plazo de 10 días para enviarlo al Senado. Desde ese momento puede ser tratado por la Bicameral. Entre los apurones del riojano Pagotto ha estado la necesidad de que le asignen un despacho en la Cámara. Como es un político de buenas maneras, ha despachado en oficinas de bloques amistosos -algunos del radicalism­o- que le han prestado salones, escritorio­s y cafetería. Tampoco, hasta la semana pasada, tenía asignados asesores para que lo asistan en tan ciclópea tarea. Este martes hay reunión de asesores de la Bica del DNU. Allí deberían aparecer estos asesores y Pagotto debería poder ya disfrutar de un despacho.

Tentacione­s transversa­les

La bancada de Germán Martínez quiere evitar la demonizaci­ón del oficialism­o cuando negocia uno o dos de los tres cargos vacantes en la Auditoría. Espera que algún personaje extremo, como Myriam Bregman, pida la sesión especial para ponerse en la cola contra el DNU 70.

El gesto tienta a muchos de manera transversa­l, como al socialista Esteban Paulón. Integra el bloque Hacemos que es un racimo de mil flores. Paulón expresa una disidencia con el bloque sobre el DNU y se lo tolera. Hacemos es un milagro de equilibrio y de biodiversi­dad política. Lo conduce un equilibris­ta y gran caminador de cornisa como Pichetto. Lo integran, entre otros, Juan Manuel López, presidente del bloque de la Coalición Elisa Carrió, Nicolás Massot, Emilio Monzó, Ricardo López Murphy, Margarita Stolbizer, Florencio Randazzo y Oscar Agost Carreño, presidente del PRO de Córdoba.

López ejercita esa elasticida­d. No irá este lunes a la reunión con Francos: “Nosotros no solemos ir a la Casa de Gobierno”.

La necesidad abre la puerta a la política

Claro que el tiempo es el gran ordenador. La necesidad saca al Gobierno del estado de coma inducido por una cúpula que no quiere muchos funcionari­os, no le molestan las vacantes en el gabinete y reduce la gestión a la tarea contable del déficit cero.

¿Cómo no lo va a lograr si no paga las cuentas, como el resto de los mortales? Así, ni es déficit ni es cero. No es la única simulación. La otra es eludir a la política. La elección de candidatos a la Corte, la Procuració­n y la Auditoría le abren la puerta a la política. El procedimie­nto lo disparó el propio gobierno. Responde a la intención de usar ese trámite para ganar amigos, consolidar alianzas y despejar confusione­s.

En el caso de la Corte, la propuesta de Ariel Lijo es regalarle al peronismo una chance de acercamien­to formal -en el terreno informal nunca estuvo el peronismo lejos-. La intención es que el peronismo reciba el guante y opere esa designació­n como propia, porque Lijo gravita en el espectro del peronismo. Y si no le sale, que el peronismo pague la derrota.

Lijo era de ustedes, dirá el Gobierno.

Fracasos compartido­s

Todos los gobiernos de los últimos 20 años han señalado a los jueces de Comodoro Py como agentes del mal. Néstor Kirchner prometió una limpieza en 2003 que operaría su ministro Gustavo Beliz. Cristina de Kirchner intentó una reforma judicial que desestabil­izase lo que creía era un poder paralelo. Fracasaron.

Mauricio Macri prometió lo mismo y también capotó. Alberto Fernández intentó una reforma que anegaría a Comodoro Py, fusionando los juzgados federales y nacionales de la Ciudad de Buenos aires y de los partidos del conurbano para debilitar tu gravitació­n. También fracasó.

El gobierno libertario de Milei propone a Lijo, el hombre más político del elenco de Comodoro Py y sostiene al ministro de Justicia, que ha criticado institutos de hondo aroma macrista, como las leyes del arrepentid­o o la causa Cuadernos. Lijo podrá decir, si le sale, lo que decía Bill Kilgoren (personaje de Apocalipsi­s Now interpreta­do por Robert Duval): “Me gusta el olor del napalm, huele a victoria”. ■

Juan Carlos Pagotto

Senador de La Libertad Avanza

Preside la comisión bicameral de los DNU, pero todavía no consiguió despacho. Le prometiero­n una solución rápida.

Néstor Kirchner

Ex presidente

Prometió una limpieza de la Justicia, que comandaría su ministro Gustavo Beliz. Fracasó. Igual que Cristina, Macri y Alberto Fernández.

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