Clarín

La gestión secreta de Caputo, la fiesta de Wall Street y el escándalo de los libertario­s

- Marcelo Bonelli mbonelli@clarin.com

En secreto, Luis Caputo está negociando ahora un apoyo del FMI, que involucrar­ía una ampliación del actual crédito. Rodrigo Valdés le anticipó: hay predisposi­ción, por parte del staff del FMI, de un respaldo a los lineamient­os de Javier Milei. Pero ese fondo disponible que – aún se evalúa – sería de una cifra escueta: unos US$ 6.000 millones.

Para eso viajó “Toto” y fue acompañado por “el Mudo”: Nicolás Posse, el hermético juefe de Gabinete. Ayer, Caputo se reunió

con Gita Gopinath. Ambos quieren traer de Washington un dinero. Quieren que EE.UU. haga un gesto, después de la sobreactua­da alineación de Milei con la Casa Blanca. Los dos - “Toto” y “el Mudo” – fueron los que iniciaron los pedidos en diciembre: reclamaron US$ 15.000 millones y volvieron con las manos vacías.

En esa misión, Kristalina Georgieva dijo: “No hay plata para Argentina”. Existe – increíble – un impediment­o táctico y burocrátic­o. Es “top secret” en el directorio de Washington. El FMI – efectivame­nte – no tiene ahora fondos disponible­s: recién va a hacer una ampliación de capital en octubre del 2025. Pero también hay otra cuestión: no existe consenso para otorgar otro préstamo mayor a la Argentina. Ahora, Valdés – en forma confidenci­al – adelantó la posibilida­d del apoyo más módico. Pero sería un aval político a Buenos

Aires. “Toto” considera que US$ 6.000 millones es poco dinero. Que incluso puede leerse como una señal de debilidad. Está pidiendo más billetes al FMI.

También su equipo sondea un préstamo “Repo”. Los bancos sondeados: JP Morgan, HSBC NYC y Bank of America.

Se habla de un “dinero fuerte”. Pero la operación tiene conflictos: requiere una garantía en bonos, que puede terminar con Caputo y Santiago Bausili en tribunales.

Ambos se manejan con pie de plomo. Bausili, en una exclusiva reunión con banqueros tiro la pelota a la tribuna: “El FMI no ve con buenos ojos un Repo”.

El dinero se busca, porque sin apoyo externo será difícil levantar el cepo. En Wall Street insisten en que Milei sondeó a Elon Musk en su reciente viaje y que Caputo tentó al jeque de Qatar.

El balance del BCRA mejoró poco. Su pasivo es de US$ 50.000 millones por dólar oficial. Para eso, la recomposic­ión de reservas no alcanza. Hasta ahora aumentaron US$ 8.000 millones, pero a la vez subió la deuda por importacio­nes en otros US$ 8.000 millones. Por eso, Caputo está cómodo con el cepo. El debate es fuerte en Olivos. Milei está fastidiado de que le hablen de atraso. Ya se enojó con Domingo Cavallo. El ex ministro habló del tema y Milei afrmó en público: “Es una estupidez hablar de atraso del dólar”.

Los “lobos” de Wall Street están fascinados con Milei. Existe un encantamie­nto, parecido al que tuvieron con Carlos Menem. Su único “Dios” es el dinero y todos están haciendo jugosas diferencia­s con el armado financiero de “Toto”. Dicen que el “carry trade” dura hasta la primavera. Caputo los ceba: “En abril la inflación estaría en el 7%”.

Hasta ahora el encantamie­nto no implicó apoyos concretos. En sus cónclaves – y sus paper- herméticos insisten: “Milei tiene que mostrar resultados, para que el mundo lo tome en serio”.

Las evaluacion­es de Manhattan se centran en cuatro cuestiones. Estas son:

-La simpatía que provoca su discurso ultra-mercado. También su intención de liderar una alianza libertaria internacio­nal apoyado en Donal Trump, Elon Musk, la derecha española y Giorgia Meloni.

-Admiten que no hay negociació­n de fondo con EE.UU. En la Casa Blanca genera escozor su adoración por Trump.

-Ponderan el apoyo que tiene Milei en la sociedad argentina. -Dicen que una ventaja clave de Milei es la ausencia total de oposición en Argentina. Cristina está de ida. Enrollada echando culpas y eligiendo a Alberto como principal culpable: “Yo siempre dije que era un pelotudo”.

Hasta el “Cuervo” Larroque la cuestionó. El peronismo está en “tribus”. Axel no quiere adelantar las cosas y Sergio Massa espera – para el 15 de mayo – el lanzamient­o de su libro. Alberto está tenso. Julián Ercolini tiene listo el borrador de una citación explosiva: indagarlo por corrupción.

Mauricio Macri también está en su laberinto: no sabe qué hacer con Milei.

Lo admira y alaba sus políticas. Pero está furioso por cómo lo tratan: Milei lo somete a un lacerante desgaste político que el ex presidente no merece. Mauricio se muerde los dientes. Su equipo – con el influyente Fernando De Andreis a la cabeza – planea venganzas. Karina lo enfrenta. Tiene la ayuda de Patricia Bullrich. “El Jefe” dice burlona: “Ahora el PRO es Macri y sus amigos”.

La única turbulenci­a política que tiene Milei es en su propio y escuálido partido. Ayer, volvió en el Senado y esta semana hubo otro bochorno en Diputados.

Marcela Pagano recibió amenazas durísimas para que renuncie a la Comisión de Juicio Politico. Lilia Lemoine la zarandeó y la salud de Pagano no resistió. Habría destapado viejas cuestiones personales de la campaña.

Martin Menem empezó la cosa. El martes a la noche le pidió la renuncia. Esa noche le aseguro a Karina: “El presidente va a ser Bertie”. En referencia a Benegas Lynch hijo. Pagano dijo que está dispuesta a renunciar. Pero no a desconocer el acta que la apoltronó en la Comisión de Juicio Político.

Milei – en la ultima semana de febrero – fue el primero que puso el grito en el cielo por las prepagas. Estaba viendo TV y un periodista adicto criticó las remarcacio­nes. De inmediato convocó a Posse y lo increpó: “Son unos hijos de puta. Yo no liberé para que hagan este desastre”.

“Toto” captó la cuestión. Vio una oportunida­d para disfrazars­e de “Robin Hood” y pedir por la clase media, a la cual su propio ajuste la hace pomada.

Martín Lugones fue el emisario. Lugones oficia como virtual ministro. Armó la movida para desbancar a Claudio Belocopitt. La “guerra” a Belocopitt viene de hace años. Lugones siempre fue un “operador” histórico de la plata de obras sociales y Fondo de Redistribu­ción de Salud.

Lugones es padre de Rodrigo Lugones, que forma equipo con Santiago Caputo: sus “tanques” salieron a atacar a Belocopitt en las redes. Pero tuvo una orden estricta de Casa Rosada: atacar la medicina prepaga, pero no tocar el urticante de los medicament­os. La cuestión dejó expuesto el pésimo “timing político” de los hombres de negocios. Nunca fue su fuerte.

Belocopitt renunció y la Unión Argentina de la Salud eclosionó. Ayer, se tomó la decisión de dejarla “morir”: nadie reemplazar­a a Belocopitt.

Milei también tuvo un baño de realismo: el Gobierno se dio cuenta de que los mercados no son perfectos. El paquete diseñado trata de “controles y topes”. La cuestión afecta el relato íntimo de “Toto”: le pide a los formadores que bajen los precios fijados a un dólar de 1.500. Y argumenta así: “Ustedes se cubrieron. Y yo los entiendo”. Y concluye: “Pero ahora pueden bajarlos, porque nadie les va a impedir después aumentar. Jamás este gobierno va a aplicar controles”.

En la COPAL y la UIA tomaron nota. La cuestión de los precios estuvo también en el exclusivo encuentro con las terminales. Fue un diálogo franco y sincero. Caputo los recibió con una advertenci­a: “Ustedes se fueron del otro lado. Tienen que retrotraer los precios”. Martín Zuppi, el jefe de las terminales, contragolp­eó: “El precio de un auto tiene un 75 % de impuestos. Bajemos los tributos y bajamos precios”. Caputo se sorprendió: “No tengo espalda para bajar nada”.

El ministro de Economía negocia un apoyo del FMI que se traduzca en una aplicación del actual crédito. Sería como aval político a Milei.

El Fondo no tiene ahora fondos disponible­s, pero tampoco existe consenso para otorgar otro préstamo mayor a la Argentina.

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