Clarín

Una denuncia social que busca mantener el equilibrio

- Srubin@clarin.com

Cómo decir que la situación económica y social es muy complicada y solidariza­rse con quienes más la padecen, sin desagradar al irritable Javier Milei y a quienes conservan la esperanza de que su gestión sacará al país de la crisis. Así podría sintetizar­se el espíritu de la declaració­n que difundiero­n el centenar de obispos del país al término de su primer plenario de obispos, a cuatro meses del nuevo gobierno.

En la carilla y media que abarca el pronunciam­iento salta a la vista que los prelados no se privan de enumerar aspectos de la realidad nacional particular­mente dolorosos para muchos, pero evitando “transforma­rnos -dicen- en profetas de calamidade­s que sólo desparrama­n pánico y angustia”. Y por las dudas aclaran que “desde hace décadas vivimos tiempos difíciles en nuestra querida Argentina”, no desde este gobierno.

Más aún: reconocen la mezcla de padecimien­to indigno y esperanza que conviven en la población.

De hecho, la declaració­n comienza afirmando que “son tiempos complejos, por momentos contradict­orios, en los que conviven una esperanza y paciencia honda de nuestro pueblo, que habla de su grandeza de corazón, con una incertidum­bre y una creciente vulnerabil­idad de las personas”.

Pero advierten son las situacione­s socialment­e más complejas como los “millones de niños y niñas se debaten entre la miseria y la marginació­n” y los “muchos abuelos y abuelas se les presenta el drama elegir entre comer y comprar los remedios porque la jubilación no alcanza”.

Tampoco se privan de criticar aspectos de la política social. Denuncian que “cierran comedores comunitari­os por falta de asistencia y que muchos vecinos se quedan sin la posibilida­d de esa comida en el día” y “la discontinu­idad de políticas públicas de integració­n de barrios populares, logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos y representa­ntes legislativ­os”.

Los obispos ya habían denunciado a comienzos de enero que un reempadron­amiento de los comedores comunitari­os y un cambio en el suministro de las provisione­s que reciben había derivado en la suspensión del envío de comestible­s y, si bien luego se reanudó la ayuda y hubo aportes a Cáritas y las iglesias evangélica­s, los obispos observan aún restriccio­nes serias.

Al denunciar el programa de integració­n de barrios populares, los obispos se refieren a la anunciada eliminació­n del Fondo de Integració­n Socio Urbana (FISU) dispuesto por el gobierno, por considerar que son “negocios de la política”.

Más allá de que el actual gobienro dijo que había sido buena la gestión del FISU, los obispos consideran que aquellos programas valiosos, si sufren anomalías, deben ser corregidos, pero no eliminados. Tras advertir como lo vienen haciendo hace tiempo que “avanza la pandemia silenciosa de narcotráfi­co” y sobre la grieta y la primacía del individual­ismo, vuelven al equilibro al llaman a no perder la alegría que “tiene que ver (…) con la experienci­a de tener un horizonte”. Ojalá así sea. ■

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina