Clarín

Intendente­s de La Cámpora, fríos con Kicillof en dos actos

- Mroa@clarin.com

Indiferenc­ia. Frialdad. Poca cordialida­d. Desinterés. Pancartas y cánticos de la militancia con mensajes sugestivos.

Estoico, Axel Kicillof soportó el destrato que Máximo Kirchner ordenó hacerle sentir cada vez que visite los municipios gobernados por La Cámpora.

En la pelea de fondo, Kicillof es un protagonis­ta secundario. O eso hace trascender Máximo. La verdadera trifulca es contra los que rodean al gobernador. Y estalló con las incendiari­as declaracio­nes del Cuervo” Larroque, fundador de La Cámpora y ministro bonaerense: “¿Qué es la conducción de Cristina? ¿Que tres ñatos te manden un WhatsApp?”, inquirió apuntando a laderos de su ex amigo.

Máximo recela de lo que era la Mesa de Ensenada: con Mario Secco a la cabeza, con Jorge Ferraresi, de Avellaneda y Fernando Espinoza, de La Matanza.

El hijo de Cristina le factura a Kicillof que se rodea de Larroque y los intendente­s para desconocer su conducción, buscando empoderars­e para la negociació­n de cargos electorale­s del 2025.

La represalia tomó forma de un incómodo raid que tuvo que tragarse el gobernador. Empezó el miércoles antes del mediodía en Quilmes. Lo esperaba Mayra Mendoza, pero no era la de siempre. Esta vez no había sonrisas de bienvenida. El saludo fue frío y protocolar. “¿Qué te puedo decir? La pasamos para el culo”, reconoce ante Clarín un funcionari­o que se autopercib­e kirchneris­ta.

“Quiero que sepan que como militante política e intendenta, siempre me van a encontrar caminando junto a ustedes, al lado de mi comunidad. Voy a estar siempre al lado del pueblo trabajando para solucionar los problemas de la gente”, sobreactuó Mendoza, sin mirar ni hacer mención a Kicillof.

Por si alguien no quiso captar la impronta que Mayra quiso darle a su discurso, en las fotos que la jefa quilmeña ordenó publicar en sus redes se la mostraba con la cara tiesa, gesto adusto y ceño fruncido. Incluso, en las imágenes que publicó junto a Kicillof directamen­te mira hacia otro lado.

El postre se sirvió un par de horas después y también cayó pesado. Fue en Hurlingham, distrito administra­do por otro camporista de paladar negro, Damian Selci.

“El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, encabezó este miércoles el acto de inauguraci­ón de un Centro de Salud Mental Juvenil en la localidad de Villa Tesei, Hurlingham, junto al intendente local, Damián Selci; los ministros de Salud, Nicolás Kreplak;

y de Infraestru­ctura y Servicios Públicos, Gabriel Katopodis”, informó la Provincia.

Lo que, obviamente, no se mostraron fueron las pancartas, prolijamen­te colgadas por la municipali­dad de Selci con sugestivos mensajes hacia el gobernador. “Nada sin Cristina”, le recordaban los carteles a Kicillof.

“A estos pibitos ya les crecieron la busarda y las canas. Pero no la cordialida­d. No aprenden más”, apuntó otro funcionari­o que acompañó al gobernador al acto.

Basta ver el video del acto para apreciar cómo, de manera casi calcada, Selci adoptó el mismo comportami­ento de su colega de Quilmes. Desinterés e indiferenc­ia.

“Cuando Maxi (por Máximo) se enoja, ordena este tipo de sometimien­tos. Lo lleva en la sangre. Néstor era igual”, analiza un jefe comunal del GBA. ■

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