Clarín

Kiev atacó centrales eléctricas y refinerías en el interior ruso

Llegó con drones a 400 kms de la frontera común, en la zona de Smolensk. Desoyó así pedidos de aliados que temen una escalada mayor con Moscú.

- Idafe Martin

Ucrania se revuelve. Después de semanas de recibir ataques contra sus instalacio­nes energética­s más importante­s, como la mayor central eléctrica de Kiev, los ucranianos golpearon ayer en varios puntos en el interior de Rusia, algunos a cientos de kilómetros de la frontera común. Algunos de los ataques se produjeron a distancias que dan a entender que Ucrania podría golpear en Moscú.

La mayoría de los bombardeos provocaron incendios en centrales energética­s, refinerías de petróleo y depósitos de carburante­s en Smolensk, en el occidente ruso.

La defensa aérea rusa consiguió detectar y destruir casi una decena de drones, pero no pudo evitar golpes importante­s, como el que recibió la fábrica de metales de Novolipets­k, la mayor de Rusia y de las mayores del mundo, según la World Steel Associatio­n. Es una usina esencial en la producción de acero y otros metales para la industria armamentís­tica rusa.

Esa fábrica está en Lípetsk, a más de 400 kilómetros de territorio ucraniano. A pesar de que Ucrania sabe que los ataques en profundida­d en el territorio ruso dificultan que los occidental­es le entreguen las armas de largo alcance que pide, como los misiles autopropul­sados alemanes Taurus, sigue intentando romper las cadenas logísticas rusas para dificultar el aprovision­amiento de las tropas que ocupan territorio­s ucranianos.

La agencia AFP contaba el fin de semana pasado, con fuentes en el gobierno de Volodimir Zelenski, que Kiev tenía en el punto de mira fábricas y refinerías en ocho regiones rusas. Todas eran infraestru­cturas y usinas esenciales para las tropas de Moscú. En Smolensk los drones ucranianos destruyero­n un depósito con 26.000 metros cúbicos de carburante del Ejército.

Este martes también se supo que en el paquete de armas que Washington empezará a entregar a Kiev en días o semanas después de su aprobación por el Congreso de los Estados Unidos irán los ansiados ATACMS, misiles de largo alcance que llegan a objetivos situados a 300 kilómetros. Con esas armas Kiev podrá seguir atacando en territorio ruso y podrá, por primera vez con consistenc­ia, atacar a los rusos en Crimea, provincia ucraniana ocupada por la fuerza por Rusia desde 2014.

Berlín se resiste a entregar los Taurus, pero la presión aumenta sobre el jefe de gobierno Olaf Scholz. La presidenta de la comisión de Defensa del Bundestag, la liberal Marie-Agnes Strack-Zimmermann, dijo este miércoles que si Estados Unidos entrega los ATACMS no hay ya razones para no enviar también los Taurus.

El problema es que el uso de armamento de ese tipo necesita de expertos, que Ucrania no tiene. Alemania se niega a hacer como EE.UU., Reino Unido o Francia, que -sin reconocerl­o oficialmen­te- tienen a esos expertos ayudando a los ucranianos en el uso de ciertas armas. Berlín no quiere ni una bota alemana en territorio ucraniano.

Los Taurus son armas superiores a los ATACMS. Su alcance es mayor (hasta 500 kilómetros). Vuelan tan bajo que son indetectab­les a los radares. Su derribo en vuelo es casi imposible una vez son lanzados y su trayectori­a puede variarse cuando ya están volando. Cargan bombas de cientos de kilos. Son una de las armas más modernas y potentes de los arsenales de los países europeos.

A media mañana Ucrania ya reconocía la autoría de los ataques y considerab­a que habían afectado a “objetivos legítimos”. Sabe que las capitales europeas y a Washington les molestan los ataques en territorio ruso por el riesgo de escalada. La Casa Blanca ya reprochó a Ucrania por el uso de sus armas para atacar en Rusia, pero Kiev se defiende alegando que debe destruir las líneas logísticas rusas siempre que pueda.

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REUTERS Video. La imagen muestra el incendio en un depósito de combustibl­es en la zona de Yartsevo, en la región de Smolensk, al oeste de Rusia.

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