Clarín

La seguridad nacional, ¿en el pacto de Mayo?

- Ricardo Runza Ingeniero, Magister en Defensa nacional

Arthur Schopenhau­er dijo que “toda verdad pasa por tres etapas. Primero, es ridiculiza­da. En segundo lugar, se encuentra con una violenta oposición y en tercer lugar, se acepta como evidente”. Esperemos que el presidente Javier Milei pueda pasar rápido las etapas y cambiar a tiempo con esta verdad.

Cuando Milei era candidato proponía un gobierno con dos presidente­s, uno de la Economía, él; y otro de la Seguridad, Victoria Villarruel. Una anomalía grave. Una excentrici­dad. Esta idea no tuvo implementa­ción por suerte- pero su intención de desligarse de la conducción de la seguridad (en el concepto anglosajón, no el argentino) continuó, con una anomalía moderada.

Entonces, los ministerio­s de Seguridad y Defensa quedaron bajo la dupla que perdió las elecciones y la Inteligenc­ia y la Seguridad nacional dependiend­o de su jefe de Gabinete de Ministros. En el reparto, el Ministerio de Justicia sufrió una canibaliza­ción de sus funciones a favor de Patricia Bullrich generándos­e un sector seguridad en el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) técnicamen­te anómalo, aunque en lo político, en apariencia, no lo parezca. La gobernanza de la seguridad no se hace así.

Este desentendi­miento se manifestó también en la propuesta de “Reforma del Estado” de Federico Sturzenege­r que no tuvo una “Reforma del Sector Seguridad”. En la Ley Bases, lo que llaman “reformas de seguridad” es una mera modificaci­ón procedimen­tal. Nada orgánico ni estructura­l.

De allí que la frase esgrimida por dos miembros de la Corte Suprema de Justicia ante los sucesos de Rosario “Enfrentamo­s al crimen organizado con un Estado desorganiz­ado” cobra una relevancia extraordin­aria porque el PEN -por efecto de la anomalía- carece de una organizaci­ón acorde para enfrentar los desafíos de la seguridad nacional en sus tres campos de acción: la seguridad institucio­nal, la defensa nacional y la seguridad interior, tal cual se hace en los países republican­os y federales, democrátic­os y liberales, de gran extensión territoria­l, como los EE.UU., por ejemplo.

Además, el presidente Milei tiene en su gabinete un grupo de asesores para atender asuntos económicos. Ninguno para la seguridad nacional. Esto es extraño porque aquí sí él necesita asesoramie­nto.

A diferencia del área económica, en seguridad, Milei es un presidente atrapado por el criterio de sus ministros y secretario­s de Estado. No tiene contraposi­ción técnica. No posee otra fuente de consulta para tomar decisiones. Por lo menos, conocida. Por ello, por ahora, la anomalía continúa.

El pasado 1° de marzo, el Presidente ofreció al país un pacto fundaciona­l: el Pacto de Mayo.

Una excelente iniciativa política. Una oportunida­d para mostrar un consenso sobre diez puntos. Pero, por efecto de la anomalía señalada, ellos son todos económicos. Ninguno de seguridad nacional.

Es decir, nada que busque acuerdos sobre lo que el Preámbulo de nuestra Constituci­ón Nacional hace referencia: la unión nacional, la paz, el orden, la justicia y la defensa común; cuestiones todas que tiene relación con la seguridad nacional del país (seguridad institucio­nal, defensa nacional y seguridad interior) y la seguridad pública de las provincias.

Algunos podrán opinar que los gobernador­es de las Provincias nada tienen que decir sobre cuestiones que son responsabi­lidad del PEN, pero cuando el presidente y su ministro de Defensa hablan de revaloriza­r las fuerzas armadas con un proceso millonario de compra de armas

¿De qué hablan en realidad? ¿De un presupuest­o anual de US$ 5.000 millones, de 10.000, 15.000 0 20.000 como Chile, Colombia, México o Brasil? Números que el ministro de Economía desearía recibir, no gastar. Si Argentina compró aviones F-16 y la hora de vuelo no es barata, frente al ajuste, ¿los militares están fuera? Parece que sí. El brigadier Xavier Isaac está de shopping. ¿Y en materia de privatizac­iones? ¿Por qué no están las empresas del área de Defensa?

¿No era que el Estado empresario es un oxímoron? ¿Es Líneas Aéreas del Estado (LADE) un nicho de corrupción permitido? ¿Es compatible esto con la pobreza y la situación de nuestra economía? Hay también nuevos temas álgidos ¿Militares policías? ¿Nuevo poder militar? ¿Habrá que desempolva­r a Alain Rouquié y a Samuel Huntington? Estos temas no pueden quedar fuera de agenda.

Pero nada necesita más consenso político que un nuevo alineamien­to geopolític­o porque tras la cuestión de la base China en Neuquén, la intensión de afiliar el país a la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), intervenir en Ucrania, la base militar integrada en Ushuaia y el ofrecimien­to de hacerla con los EE.UU. todo esto exige más que nunca una posición política consolidad­a.

Nuestra mala reputación nos persigue. Argentina no fue nunca aliado de nadie. Lo demostró en dos guerras mundiales. El Partido Justiciali­sta fue pro aliado extra NATO de los EE.UU. y también anti aliado. Todo en treinta años. Con casi los mismos actores.

Entonces, ¿qué ofrece el presidente Milei a los EE.UU.? ¿Un acompañami­ento transitori­o o una alianza duradera y estable? Si el ofrecimien­to es lo último necesita un apoyo mayoritari­o. China no se quedará inmóvil. Jugará como sabe hacer.

Tampoco puede quedar fuera el tema Israel y Medio Oriente. ¿Y Malvinas? ¿Y nuestros países vecinos? Nada de esto puede ser una decisión personal. Tampoco debe ser partidario. Es una cuestión de Estado. El poder de un presidente es efímero, los intereses del país, no. Éstos no pueden ser temas ausentes en el Pacto de Mayo.

 ?? DANIEL ROLDÁN ??
DANIEL ROLDÁN

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina