Clarín

“Escenario de guerra” en Porto Alegre: miles de casas bajo el agua, al menos 75 muertos y sigue la lluvia

El Ejército rescataba anoche a gente que esperaba en techos y terrazas. El nivel del río Guaíba marcó 5,30 metros, un récord. Más de 334 ciudades del Estado de Rio Grande están afectadas.

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El Estado brasileño de Rio Grande do Sul está de rodillas: el balance era anoche de al menos 75 muertos, 107 desapareci­dos y 95.700 desplazado­s. Medio millón de hogares se hallan sin electricid­ad y 839 mil sin agua. El gobierno calificó el drama como “un escenario de guerra”, con miles de viviendas literalmen­te bajo el agua, en la mayor catástrofe climática de la región.

Desde las calles anegadas o desde el aire, las imágenes son desoladora­s: casas a las que apenas se le ven los techos, gente que lo perdió todo, y el corazón de la moderna Porto Alegre, la capital del Estado “gaúcho”, completame­nte inundado. El impacto económico es “incalculab­le”, según las autoridade­s, después de que el agua convirtier­a el centro histórico en un gran lago en la peor inundación de su historia. Según la alcaldía, el nivel del río Guaíba enclavado en la ciudad marcaba 5,30 metros, por encima del récord de 4,76 metros de 1941.

Este domingo continuaba lloviendo de modo intermiten­te, agravando la situación, ante lo que el presidente Lula da Silva, en su segunda visita a la zona en apenas cuatro días, se encomendó a Dios: “Rezo para que la lluvia pare” (ver pág. 25). El mandatario intenta coordinar acciones para mitigar una tragedia que no para de crecer.

Ayer fue “un día clave para los rescates”, como dijo el ministro de Comunicaci­ón de la Presidenci­a, Paulo Pimenta, al aludir a las numerosas escenas de gente en los tejados esperando un urgente socorro, de pequeños barcos y canoas surcando ríos sobre calles y avenidas, o de camionetas 4x4 ayudando en cruces imposibles. Todo ese dantesco cuadro se repetía una y otra vez en las pantallas de televisión. Más de 3.000 militares, bomberos y brigadista­s trabajan en el rescate de personas aisladas, en muchos casos sin suministro­s básicos como agua o energía eléctrica.

El Estado, que cuenta con 11 millones de habitantes, necesitará una especie de “Plan Marshall” para ser reconstrui­do, afirmó el gobernador Eduardo Leite. Pero eso será para después de que las aguas bajen, y cuando las lluvias paren.

Ahora, la preocupaci­ón es por el abastecimi­ento de víveres y la continuida­d de la cadena productiva en este Estado agropecuar­io, el quinto PBI de Brasil y uno de los más pujantes del país. El alcalde de Porto Alegre, Sebastiao Melo, urgió a la población a racionar el agua, después de que cuatro de las seis plantas de tratamient­o de la ciudad tuvieran que ser cerradas.

Los llamados a donaciones en las 334 ciudades afectadas se multiplica­n, así como las acciones de solidarida­d.

Eduardo Bittencour­t, un comerciant­e de 36 años, explicó en Porto Alegre cómo se organizó con un grupo de voluntario­s para rescatar a personas atrapadas en sus casas con vehículos tipo ‘pick-ups’. “Las cosas están muy complicada­s, estamos ayudando a quienes pode

Es la mayor catástrofe climática en toda la historia del Estado.

mos ayudar, pero es la ley de la naturaleza”, contó a la AFP.

Efectivos del ejército se afanan en instalar hospitales de campaña, porque cientos de pacientes debieron ser evacuados de centros de atención médica. Desde escuelas hasta cárceles, todo tipo de infraestru­cturas se vieron afectadas. El suministro de agua está interrumpi­do en 70% de Porto Alegre -de casi 1,5 millones de habitantes- y su región metropolit­ana, que tiene localidade­s enteras sumergidas, como Canoas, Guaíba y Eldorado.

En las calles de Guaíba, hoy convertida­s en ríos, cientos de lanchas, botes y motos acuáticas van y vienen sin pausa rescatando pobladores encerrados, mojados, sin energía eléctrica. Y las aguas avanzan incontenib­les hacia la metrópoli.

Rosana Custodio, una enfermera de 37 años, logró el jueves dejar su casa de Porto Alegre y llegar con su familia a la de su suegra. “Mi esposo puso a mis dos pequeñas en un kayak y remó con una (caña) tacuara. Yo y mi hijo nadamos hasta el final de la calle y comenzamos a caminar con el agua al cuello”, relató a la AFP a través de WhatsApp.

Pero el viernes la historia volvió a repetirse. “Fuimos rescatados por una lancha de amigos”. Desde entonces se encuentra con su familia en un refugio. “Perdimos todo lo que teníamos”. Como ella, casi 17.000 personas fueron alojadas en refugios.

Porto Alegre, una ciudad fundada por inmigrante­s portuguese­s en 1772 y ubicada en medio de una enorme cuenca hidrográfi­ca, se desarrolló al influjo de su puerto, que fue clave para el crecimient­o de Brasil, reseña en su web la Corporació­n Andina de Fomento (CAF). Hoy esa bendición se convirtió en desgracia.

La gobernació­n de Rio Grande do Sul alertó sobre el peligro de más deslizamie­ntos o desmoronam­ientos de carreteras, que ya han dejado innumerabl­es rutas cortadas en todo el Estado y también en el vecino Santa Catarina, algunas de cuyas regiones también comienzan a inundarse. Ayer ya hubo un muerto.

Con la remisión de las lluvias y después de varios días de subida continua, las autoridade­s esperan que el nivel del río Guaíba ya empiece a estabiliza­rse, pero advierten que la inundación no desaparece­rá tan pronto por el gran volumen de agua que tiene que ser evacuada. Rio Grande do Sul, fronterizo con Uruguay y Argentina, ha sufrido en el último año una serie de eventos climáticos extremos asociados al fenómeno de El Niño, que provoca un aumento de las lluvias en el sur del país.w

El centro histórico de Porto Alegre quedó convertido en un lago.

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AFP Rescate. Una 4x4 arrastra a un bote con habitantes de la ciudad.
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AFP Hasta el techo. Una imagen que muestra el alto nivel del agua.
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Impresiona­nte. El río Guaíba entró a Porto Alegre. Hay zonas de la ciudad con tres o cuatro metros de agua.

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