“Los niños de las guerras reclaman nuestra solidaridad”
Pedro Marcelo Garro
Vemos día a día lo que dramáticamente está sucediendo a miles de niños del mundo a causa de las guerras. Observamos con dolor sus tristes miradas, como diciéndonos que los ayudemos y protejamos. Es tristísimo ver cómo juntan lo que quedó de sus casas, de sus escuelas, de sus plazas, de sus juegos... La gran pregunta es cómo será el futuro de tantos pequeños que hoy han quedado huérfanos de sus padres, de sus familias, de sus amigos, de sus compañeros de escuela.
Se suman a todo esto la crisis climática y las migraciones masivas, en la que los niños que las sufren también nos están exigiendo que los ayudemos. El presente los encuentra sin comida ni agua ni medicamentos y en lugar de estar en sus escuelas para forjarse un futuro, deambulan entre ruinas. Dejan el lugar donde nacieron y seguramente el paraíso que ellos se imaginaron para continuar con sus vidas. Todo les ha sido quitado. Siendo que ellos son el presente, pero también el futuro. Es desgarrador ver cómo sus cortas vidas se van apagando de a poco.
Como bien dijo Mahatma Gandhi, “no hay camino hacia la paz, la paz es el camino”. La paz es amistad, es amor, es verdad. La paz se construye sin guerras. No se debe de tolerar destruir sus preciadas vidas. La no violencia es la mayor fuerza a disposición de la humanidad.
Sería mágico y bello que nuestros niños, dando un buen ejemplo de solidaridad con aquellos pequeños que están sufriendo, dediquen un día para pedirles a los líderes del mundo que hagan lo humanamente posible para que esas guerras terminen para siempre. Y que al izar nuestra Bandera, expresen también un minuto de silencio por la paz en el mundo. Entenderían de ese modo, dentro de su inocencia, la importancia de la paz. Es una obligación moral y ética de todos los líderes darles a los niños un mundo mucho mejor. Que Dios bendiga a todos los niños del mundo.