La lluvia sigue en Porto Alegre y preocupa el abastecimiento
Ya hay 83 muertos por las inundaciones. Y se complica el reparto de agua y alimentos. En algunas zonas dejó de llover pero alertan por más tormentas.
La lluvia es intermitente, pero aún inquieta a los habitantes de Porto Alegre y centenares de otras ciudades en el sur de Brasil, mientras crece la preocupación por el abastecimiento de agua y alimentos debido a las inundaciones y la peor catástrofe climática en la región.
Hasta anoche había 83 muertos, 111 desaparecidos y más de 129.000 personas que debieron abandonar sus casas debido a las lluvias torrenciales que desbordaron ríos y causaron deslizamientos en el estado de Rio Grande do Sul, según datos de Defensa Civil.
En Porto Alegre, la capital del estado, este lunes salió por momentos el sol pero numerosos barrios continúan inundados. La catástrofe multiplica las escenas de desesperación. Cientos de habitantes de esta ciudad de 1,4 millones se han volcado en ayudar a personas atrapadas en sus casas, en algunos casos desde hace días.
En el barrio de Sao Joao, en el norte, los botes de auxilio llegan por decenas, pero los vecinos temen que sean insuficientes. Un centenar de personas esperan el rescate atrapadas en un edificio, constató la AFP. Debemos “rescatarlos y llevarlos a algún refugio”, dice Andrey Rocha, de 36 años, empleado público y un organizador del salvamento espontáneo.
El fenómeno meteorológico, que dejó volúmenes de lluvia históricos y ha convertido las calles en ríos, es atribuido por expertos y el propio gobierno brasileño al cambio climático.
El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, describió el domingo la situación como un “escenario de guerra”. El río Guaíba, en medio de la ciudad y su zona metropolitana, alcanzaba ayer en la tarde 5,26 metros, encima del récord de 4,76 metros registrado durante unas históricas inundaciones en 1941, tras un pico de 5,30.
La tragedia golpeó unas 364 ciudades y poblados de Rio Grande do Sul, una extensa región agropecuaria con una población de 11 millones. Muchas siguen aisladas, sin comunicaciones ni servicios básicos. El paso en unas 200 carreteras y autopistas está interrumpido después de que las aguas arrastraron puentes y carreteras.
Militares, bomberos y voluntarios siguen trabajando contrarreloj en las tareas de rescate con helicópteros, lanchas o botes. Casi 14.000 militares fueron movilizados a la región, según el gobierno. Las autoridades temen por el abastecimiento de agua y de víveres.
La alcaldía de Porto Alegre decretó el racionamiento de agua solo para consumo esencial. “No estamos encontrando casi nada en el mercado. Ya hace tres días que estamos sin agua”, lamentó Neucir Carmo, de 62 años y residente del barrio de Floresta. Según un informe del sitio meteorológico MetSul, la situación se estima “de extrema gravedad por un largo período”.
Muchas áreas afectadas, como valles del interior del Estado, serán “inhabitables por semanas o meses por la destrucción de casas, infraestructura y el colapso de servicios públicos esenciales”, añade.
El Instituto Nacional de Meteorología alertó por nuevas tempestades de “gran peligro” en áreas del sur del estado, con lluvias de hasta más de 100 mm, vientos y posiblemente, granizo hasta el mediodía de hoy. En las zonas más afectadas, la lluvia podría volver a partir de mañana miércoles.w