La masacre de Novocherkassk
Supuestamente, el régimen soviético surgido de la revolución de 1917 era “de y por” la clase obrera. Impuesto a sangre y fuego, y después de atravesar múltiples tragedias como el stalinismo y la barbarie nazi, era impensable que surgiera una rebelión en las propias filas obreras. Pero así ocurrió, aisladamente, y liquidaron el foco con la misma brutalidad que se vio hace poco tiempo ante las protestas sociales en Cuba.
Se trata de la masacre de Novocherkassk, del 2 de junio de 1962, cuando gobernaba Nikita Kruschev y las purgas de Stalin parecían solo un recuerdo. Novocherkassk es una pequeña ciudad (hoy, 180 mil habitantes) en la zona del Rostov y allí se rebelaron los obreros de las fábricas ante la suba de precios, la carestía y la amenaza del hambre. Nada distinto a lo que sucede todavía hoy y en cualquier lugar del mundo bajo distintos regímenes. La represión fue inmediata y feroz. Desde Moscú enviaron el ejército y, ante la posibilidad de que los soldados no dispararan, las autoridades apelaron a francotiradores de la KGB: oficialmente mataron a 26 manifestantes –otras versiones triplican esa cifra- hirieron a centenares y en los juicios sumarios inmediatos condenaron a muerte a siete más. Esa misma noche borraron todas las huellas y nada se supo, por varias décadas, de lo ocurrido aquel verano en las cercanías del Don. Jamás se juzgó a los responsables y recién en 1994 les devolvieron a los familiares los restos que habían arrojado en tumbas clandestinas.
La masacre de Novocherkassk es el tema de “Queridos camaradas”, la película de Andrei Konchalovski que se premió hace cuatro años en Venecia y que ahora está disponible en las plataformas. Aunque su película es una denuncia de aquel sistema, Konchalovsky se situó en otro plano: “Me han acusado de hacer una película antisoviética, cuando yo mismo soy un hombre soviético. Todos los habitantes de la URSS eran al mismo tiempo soviéticos y antisoviéticos. Incluso había una expresión humorística de la paradoja soviética: ‘Cada uno por su cuenta estaba en contra y todos juntos a favor del sistema’”, dijo en Venecia. “No es un film político, su historia es sobre la violencia psicológica, no la física”, agregó.
Konchalovski y su hermano Nikita Mijalkov son dos de los más importantes directores de cine de Rusia, desde el período final de la ex URSS hasta la actualidad, en una lista que también incluye a realizadores como Tarkovski y Sokurov, el creador de esa maravilla llamada “El arca rusa”.w