Clarín

Milei, su pelea ideológica y el costo de los errores no forzados

- Walter Schmidt wschmidt@clarin.com

Estados Unidos no tiene amigos ni enemigos permanente­s, solo

intereses”, es una de las frases que dejó el político y diplomátic­o estadounid­ense más influyente del último siglo, Henry Kissinger.

Nadie podrá decir que Javier Milei no es un presidente disruptivo en todas las facetas, incluso la menos convenient­e como la política exterior. En ese ámbito, las relaciones y la confianza son claves para avanzar en temas comerciale­s. Y cobra mayor relevancia en un país pequeño como la Argentina, que comercialm­ente podría decirse que es tan dependient­e del resto del mundo, como lo es la provincia de Formosa de los fondos de Nación.

Los diez principale­s socios comerciale­s -ni políticos ni ideológico­s- de la Argentina hasta fines del 2023, según el Indec, eran en este orden: Brasil, China, Estados Unidos, Paraguay, Chile, Vietnam, Paraguay, Alemania, India y España.

Con los primeros dos, Brasil y China, la relación se tensó por las diferencia­s ideológica­s que tiene Milei. El libertario rechaza a Lula Da Silva por su origen de centroizqu­ierda y por haber apoyado a Sergio Massa en la campaña presidenci­al. Respecto de China, ya dijo públicamen­te que se niega a hacer negocios con “comunistas”, pese a que para la canciller Diana Mondino, “los chinos son todos iguales”.

Con Chile hubo idas y vueltas por la condición socialista del mandatario trasandino, Gabriel Boric. Con España ocurre algo similar, porque Pedro Sánchez además de representa­r al socialismo español y haber sido quien encumbró al kirchneris­mo ibérico de Podemos, que finalmente terminó diluyéndos­e, hizo campaña a favor de Massa para las elecciones.

Es cierto que el que tensó más el vínculo entre Madrid y Buenos Aires fue el ministro de Transporte, Oscar Puente, cuando sugirió que el Presidente argentino tomaba “sustancias”. Luego vendrían las disculpas del mismo funcionari­o y el portavoz Manuel Adorni daría por terminada la polémica.

En términos diplomátic­os, Milei actuó a contramano de los códigos en las relaciones internacio­nales. Los conflictos de esta índole no se redoblan. En todo caso se busca cerrarlos y, después, puertas adentro, se intenta recomponer la relación para luego capitaliza­r la situación, por ejemplo, destraband­o algún tema comercial.

Como antecedent­e, cuando en el 2002 el presidente uruguayo Jorge Batlle afirmó "los argentinos son una manga de ladrones" cuando pensaba que no era grabado en una entrevista periodísti­ca, Eduardo Duhalde no redobló la apuesta. Todo terminó con un viaje de Batlle a Buenos Aires para pedirle personal y públicamen­te disculpas.

Sin embargo Milei, en el acto de una fuerza política menor como VOX que en las elecciones 2023 obtuvo poco más del 12% de los votos, redobló la apuesta al fustigar al oficialism­o español llamando “corrupta” a la esposa de Sánchez y hablando de “los malditos socialista­s que asesinaron a 150 millones de seres humanos”.

Más allá de la fe política del libertario, está claro que mientras esté en el poder Pedro Sánchez hará lo imposible para entorpecer la relación con la Argentina y las inversione­s españolas en el país. ¿Lo logrará?

Ese derroche de optimismo de Milei los lleva a cometer otros “errores no forzados” que parecen impercepti­bles ante tamaña crisis económica, pero cuando un Gobierno sobreactúa austeridad, “no hay plata”, quedan en evidencia.

El Presidente hizo 7 viajes al exterior en cinco meses; 3 de ellos generan dudas sobre el carácter personal de su agenda y sobre el contenido, partiendo de la esencia de cualquier viaje presidenci­al: fomentar el comercio bilateral, atraer inversione­s y fijar una política exterior clara ante escenarios claves como Naciones Unidas, donde se aprovecha la estadía para generar reuniones con otros líderes y con empresario­s.

El primer viaje fuera de estos parámetros ocurrió el 24 de febrero cuando visitó por primera vez Estados Unidos como Presidente, pero fue para asistir a un encuentro partidario en Washington, la Conferenci­a de la Acción Política Conservado­ra. No se reunió con ningún funcionari­o del gobierno de Joe

Biden. El 8 de abril ocurrió algo similar, cuando volvió a EE.UU. para recibir una distinción de "Embajadore­s de la Luz" de parte de la comunidad Jabad Lubavitch, en Miami. Tampoco hubo contactos con miembros de la Casa Blanca.

En el caso de Elon Musk, con quien se reunió cuatro días después en un vuelo privado, es innegable la importanci­a del contacto con uno de los principale­s empresario­s del mundo. Pero en estos casos, como mandatario de un país en crisis y en nombre de la austeridad, se organiza una serie de reuniones en tierra norteameri­cana con cámaras de empresario­s y fondos de inversión, para establecer vínculos y describirl­es el cambio de rumbo y las posibilida­des de invertir en la Argentina.

Algo similar ocurre con el viaje a España. De allí los nervios del vocero presidenci­al Manuel Adorni para explicar que corre por cuenta del Estado un viaje, que según publicó Clarín, puede haber costado unos 450 mil dólares -450 millones de pesossólo de logística. Aparte hay que contar el gasto y los viáticos en dólares de la custodia presidenci­al y de una delegación de avanzada de Cancillerí­a y Ceremonial que organiza la estadía del mandatario presidenci­al para que no falte nada.

Y con una agenda personal. Las principale­s actividade­s en Madrid fueron la presentaci­ón del libro “El camino del libertario” y la exposición en un acto de VOX además de la entrevista con su líder Santiago

Abascal. No había agendado reuniones con funcionari­os del Gobierno de Sánchez por razones obvias, pero tampoco con la monarquía española.

Desde el área de Prensa de la Rosada, rechazaron las críticas al periplo español con un posteo irónico en la red "X" que titula “Las vacaciones de Milei en España”, acompañado por una foto de la reunión con representa­ntes de empresas españolas, a la que asistieron más directores institucio­nales que Ceos y presidente­s de firmas como se prometía. Dada la situación económica del país, ¿no era más convenient­e como siempre se hizo, que un viaje a Europa se convierta en una mini gira para reuniones con empresario­s españoles pero también de Francia, Italia y Alemania para abaratar costos y exprimir oportunida­des de “vender” a la Argentina, como lo definió el propio Milei, como la meca de Occidente? Si es que ese fue el objetivo original de la incursión española.w

España, Brasil y China son los principale­s socios comerciale­s. Hay tensión con los tres gobiernos.

Tres de los 7 viajes al exterior que realizó en cinco meses, parecen más personales que oficiales.

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AFP Particular­idad. Milei ideologiza los vínculos internacio­nales, no se guía por intereses.
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