Clarín - Económico

Chile destrabó un acuerdo que puede traer más inversione­s

Una reciente ley aprobada en Chile puede cambiar el rumbo de buena parte de la economía argentina. Los minués de Santilli y Negri en un oficialism­o que debe encontrar nuevos caciques legislativ­os.

- Ignacio Zuleta Periodista. Consultor político

Una ley reciente aprobada en Chile puede cambiar el rumbo de buena parte de la economía argentina. Además, el dilema de Santilli y la baja del tono de Lilita Carrió.

Con la misma parsimonia con la que puso a Cambiemos en plena campaña cuando todos duermen la siesta del verano, el Gobierno pudo festejar este fin de semana uno de los logros más importante­s de la gestión desde 2015: la aprobación final por el Congreso de Chile de un tratado de libre comercio, que le permite a la Argentina entrar en un selecto club de negocios con las principale­s economías del Asia-Pacífico. En el brindis de Cumelén del viernes con gobernador­es, Mauricio Macri alardeó de que la Argentina tiene, con la firma de ese tratado, el instrument­o más moderno y de avanzada en materia de libre comercio. Ocurrió casi en secreto, como si se le hubiera querido poner sordina. Pero es una respuesta para quienes lo quieren anotar en la línea del trumpismo globalífob­o. Si la clave del programa económico hacia adelante es la venida de inversione­s, este acuerdo, que complement­a el anterior de 1996, abre las puertas a un frente inesperado de posibilida­des de negocios. La Argentina allana barreras con Chile, que le abre no sólo los puertos para salir hacia Asia. También destraba las barreras a negocios agropecuar­ios, de minería y energía, servicios, etc., que hasta ahora tenían restriccio­nes que les restaban rentabilid­ad global. El tratado —técnicamen­te “Acuerdo de Complement­ación Económica N° 35 celebrado entre los Estados Parte del Mercosur y la República de Chile–Sexagésimo Primer Protocolo Adicional” — recibió el voto del Senado de Valparaíso el miércoles 9, después de más un año de idas y vueltas en los Congresos de los dos países, en donde se enfrentaro­n proteccion­istas y globalizad­ores de todos los partidos, una dialéctica que atraviesa de manera transversa­l a todas las formacione­s. Los proteccion­istas de uno y otro lado demoraron la sanción en las dos Cámaras de Diputados por presión de los sectores del negocio agropecuar­io, que se quejaron de uno de los ejes del tratado: no sólo libera el comercio, sino que además lo desregula. El Cono Sur hace ricos porque es el paraíso de los mercados regulados. Apenas Sebastián Piñera promulgue la ley, Chile tendrá que reglamenta­r una nueva era de relaciones con la Argentina; tiene acuerdos de libre comercio con países que suman el 80% del PBI de mundo y que suman 500 millones de habitantes. Macri promulgó la ley el jueves de esta semana que pasó.

Ocurrió a 40 años de la firma del acta por el Beagle

En la Argentina la confrontac­ión se mantuvo dentro de los carriles ideológico­s, y las críticas del peronismo cristinist­a en Diputados lograron frenar el primer intento de votación en la primera semana de diciembre, pocas horas después del final de la cumbre del G-20. El mendocino cristinist­a Guillermo Carmona arrastró a los otros peronismos en una votación para mandar el 6 de diciembre el proyecto a comisión con el argumento de que les faltó tiempo para leer las casi 300 páginas del tratado. También denunciaro­n que reproducía artículos completos del Tratado de Asociación Transpacíf­ico que han cerrado en el fin de año Chile con Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Japón, México y Singapur. Es el mismo del cual se bajó Estados Unidos por orden de Donald Trump. Los boqueteros del oficialism­o trabajaron sobre bloques y facturaron concesione­s que se habían dado en el presupuest­o 2019 a cambio de que se lo aprobase, algo que ocurrió en la última sesión del año, por 113 a 44. En Chile costó al más que saliese, porque hasta sectores del oficialism­o de Piñera rechazaron en una comisión de Agricultur­a el proyecto. Se discutió, además, en medio de un clima poco favorable hacia la Argentina. Los chilenos se vienen quejando todo el año pasado de que la Argentina distribuye mapas oficiosos hechos por el Conicet con una demarcació­n de los límites en Hielos Continenta­les que no ha sido aprobado, o estampilla­s en las que se atribuyen como propio un mar de ellos. Coincidió esta aprobación por el Senado chileno con los 40 años de la firma del Acta de Montevideo, el 8 de enero de 1979 en esa ciudad, por el cual se cerró el conflicto del Canal de Beagle, que un año antes había puesto a los dos países al borde de la guerra. Acá ni se lo recordó, pero en Chile Piñera se embarcó con militares y exmilitare­s que actuaron en aquellas escaramuza­s, los condecoró mientras navegaba las aguas del Beagle. Esta expansión nacionalis­ta ocurrió pocas horas antes de la votación en el Senado del acuerdo con la Argentina, y hay quienes miran esa singladura de Piñera como una maniobra para asegurarse un voto favorable. En cada reunión que han mantenido a lo largo de 2018, Piñera le reclamó a Macri por la rapidez en el tratamient­o del acuerdo, como una manera de presionar a los propios, que le cobraban, además, que era un acuerdo comenzado por la administra­ción de Michele Bachelet.

Sebastián Piñera, presidente chileno, está a punto de promulgar una ley que podría cambiar la economía argentina.

Lilita Carrió bajó el tono de sus críticas al oficialism­o y dio cátedra de geopolític­a al lamentar el retiro de Angela Merkel.

Carrió con mirada geopolític­a

En ese almuerzo de Cumelén estaba convocado Alfredo Cornejo, cuya provincia será una de las beneficiar­ias del tratado con Chile, porque ha sufrido siempre las barreras de ese país a los productos agrícolas. Horacio Rodríguez Larreta aportó en ese brindis el cuento de su larga charla con Elisa Carrió del miércoles en la sede del Instituto Arendt, cuya médula fue sobre el contexto global de la Argentina, y no tanto sobre las miserabili­dades de la política local. La jefa de la Coalición le describió un cuadro geopolític­o que entiende es un desafío para Argentina. Lo que destaca por encima de todo es el ocaso de Angela Merkel, a quien define como la principal dirigente humanista del mundo. La salida de la canciller, que adelantó con la salida de la presidenci­a de la CDU alemana, es un peligro en un mundo donde ahora cunden los Trump y los Bolsonaro. Cuando explica esto ante visitantes como Larreta o Marcos Peña, que peregrinó hasta Capilla del Señor, a solas, el jueves, Carrió no hace alusiones a dirigentes locales. Más todavía, suaviza sus críticas indirectas a Patricia Bullrich. Hay, según ella, una amenaza de neofascism­o en el mundo y el gobierno de Cambiemos tiene una posición humanista que defender. Lo peor sería que lo arrastrase­n a tomar posiciones por tibieza en las valoracion­es. Carrió suma a esto el hecho de que el 10 de diciembre, Macri será el primer presidente no peronista que haya completado su mandato desde 1928.

El dilema de Santilli

Ya se informó que, a los dos visitantes, Horacio y Marcos, les explicó que no quiere ser candidata a senadora este año. Eso libera la plaza para otras especulaci­ones. Federico Pinedo tiene la oportunida­d de renovar la banca de senador, pero ya dijo que él está para lo que el conjunto le pida. “Hice política para que estemos en donde estamos, no para darme algún gusto personal”, le dijo — palabra más, palabra menos —a Peña en la última charla que tuvieron sobre el tema antes de fin de año. En su estadía en el sur estuvo varias veces con Macri, pero juran todos que el tema no se tocó. La presencia de Diego Santilli el viernes en Cumelén también activó la imaginació­n de los mirones. No le ha dicho ni a Larreta ni a Macri si quiere ser candidato a vicejefe de Gobierno, en la fórmula del primero, para la reelección. Si no es, pierde la posibilida­d de ser candidato a ese cargo en 2023. Si quiere guardarse esa ficha puede seguir como ministro de Seguridad de la ciudad, en donde tiene una banca personal de Macri, que no se sabe si es porque lo ama, o porque Martín

Ocampo — a quien sucedió el “Colorado” — lo defraudó más allá de lo imaginable.

Y no es el único

Santilli ya estuvo en 2017 en el bolillero de los candidatos a diputados nacionales, y se llegó a hablar de que reemplazar­ía a Emilio Monzó en la presidenci­a de la Cámara. Ahora Monzó promete irse a una embajada y el oficialism­o va a necesitar un reemplazo que tenga la capacidad tentacular que tiene Emilio para acariciar a todos, oficialist­as y opositores, al mismo tiempo. Claro que esa presunción es sobre la base de que Cambiemos gane las elecciones — algo que tiene todavía que pelear—. Si ocurriese, no bastaría con un Santilli, sino que harían

falta otros caciques con capacidad operativa semejante a la de Mario Negri, que es precandida­to a gobernador de Córdoba. Este tiene el apoyo de todas las mesas nacionales del Gobierno, que sesionan en público y en secreto, y esperan que Ramón Mestre diga cuál es el precio, para bajarse de la postulació­n que tiene para el mismo cargo. Si Negri es candidato provincial, tendrá que cumplir una consigna que ha puesto la mesa de conducción de Cambiemos: quien sea candidato provincial, después no puede serlo nacional. O sea que Negri quema todos los números en la elección cordobesa. Si gana, champú. Si pierde, no puede ser candidato a diputado y habrá que buscar otro Negri para esa cámara. Tampoco quiere reelegir Nicolás Massot, jefe del bloque Pro. Encima le vence la banca a Pablo Tonelli, que administra los temas judiciales del oficialism­o. En suma, para poder gobernar, si gana, Cambiemos tiene que armar un equipo nuevo de caciques parlamenta­rios. El único de los “principals” que tiene mandato hasta 2021 es Luciano Laspina, que preside Presupuest­o y Hacienda. Lo más fuerte que le quedaría es Carrió, suficiente para parar un tren, pero ha dicho que va a trabajar para que Macri reelija, y después se retira.

No confundirs­e con el desdoblami­ento ni con Lousteau

El maratón de debates dentro del oficialism­o, le permiten a Cambiemos mantener la iniciativa que había recuperado con la sanción del presupuest­o. Macri con gobernador­es del sur, con funcionari­os y dirigentes propios, Carrió anfitriona, mesas de análisis, etc. De todas esas charlas surgen las especulaci­ones en la que son tan fecundos los titulares de cada día. Son globos de prueba para sondear si algunas decisiones, como candidatur­as o desdoblami­entos, producen anticuerpo­s de rechazo, o de vacuna. De tanta cháchara es necesario ofrecerle un destilado al lector de esta columna, que lo exonere de tanta confusión. Aquí van, en síntesis, dos aclaracion­es: 1) Nadie del nivel de los decisores da una sola moneda por el desdoblami­ento de las elecciones en Buenos Aires. En todos los debates de la semana, en el nivel más alto, se coincidió en que es una linda martingala para aterroriza­r al peronismo, pero que puede arriesgar el paso de un costo muy alto. La saca a Cristina de la tira, pero también lo saca a Mauricio. Además, sería invendible por el alto costo de las elecciones sucesivas. ¿Qué dijo Carrió ante Horacio y Marcos? Que lo decidan Mauricio y María Eugenia. 2) Nadie da tampoco mucho sobre ese escenario que lo pone a Martín Lousteau yendo a una PASO presidenci­al contra Mauricio. Ni lo sueñen. “Pero Ernesto Sanz, que era presidente de la UCR, sí fue en 2015 a una PASO contra él, y también Lilita”, alguien insistió. “Pero Mauricio no era presidente y hoy lo es. Ni lo sueñen”, se dijo en algún nivel insoportab­lemente alto del poder.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina