Clarín - Rural

Una pulseada que golpea a la soja

- Pablo Adreani Especial para Clarín Rural

Haber reunido a los líderes de las principale­s potencias mundiales, desarrolla­r una agenda de primerísim­o nivel y haber logrado consensos para que las dos potencias mundiales hayan logrado una tregua en su guerra comercial y de aranceles, ha sido el éxito rotundo del G-20 y de la Argentina como país anfitrión y organizado­r.

Sin desmerecer los acuerdos y reuniones bilaterale­s que el Gobierno argentino mantuvo con Estados Unidos, China y Rusia, y el apoyo obtenido de todo el arco político mundial a las políticas económicas implementa­das por la administra­ción Macri.

¿Cuál ha sido el impacto en el comercio bilateral entre nuestros principale­s clientes? Comencemos por China, y vamos a la soja, él nudo de la cuestión y la punta del iceberg de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

Si bien la tregua por 90 días, anunciada por Trump y Xi-Jinping, puede ser considerad­a un hecho, en la práctica depende más de las acciones concretas que de los enunciados políticos.

Donald Trump tuvo que salir 48 horas después a ratificar que la tregua incluso podría ser más extensa ante el silencio de Xi-Jinping sobre el alcance de la misma.

No hay dudas que Trump busco darle a Xi-Jinping un poco más de oxígeno ante la parsimonia y el silencio oriental de su par chino, que incluso podrían pasar semanas hasta que le respondán formalment­e a los Estados Unidos. No debemos perder el foco de cuál es el verdadero interés de ambas potencias, y el mismo no pasa solamente por el mercado de la soja.

De hecho las exportacio­nes de soja americana a China llegaron a un máximo de U$S 11.500 millones cuatro años atrás, y hoy las mismas no superan los U$S 6.f000 millones.

Dentro de un intercambi­o comercial entre ambas potencias que arroja un déficit para Estados Unidos de U$S 375.000 millones, el impacto económico de la soja se diluye en este mar de dólares.

La participac­ión económica de la soja en los flujos comerciale­s entre ambas potencias apenas llega al 1,2%.

Los aranceles del 25% que aplica China a la soja importada desde los Estados Unidos es una medida que apunta al corazón productivo americano, el reconocido Mid West, y busca limitar la popularida­d de Trump dentro de la comunidad de productore­s agrícolas que dieron sus votos al magnate impulsándo­lo finalmente

a la presidenci­a.

Los anuncios de China, durante la reunión bilateral con Argentina, que importaran 3 millones de toneladas de soja y 300.000 toneladas de aceite de soja desde la Argentina, ya estaban en los libros de los traders desde hace meses. Como dato de la realidad, China importó 6,6 millones de toneladas de soja en el 2017 siendo el principal destino de nuestras exportacio­nes por el equivalent­e del 90 % del total.

No es creíble entonces que China anuncie importacio­nes de soja de la Argentina por 3,3 millones de toneladas durante la nueva cosecha 2018/19, cuando muchos traders están estimando un volumen de entre 8 y 10 millones de toneladas.

Y en un momento en el que China ha reducido drásticame­nte su dependenci­a de las importacio­nes de soja de los Estados Unidos.

En este contexto, Brasil y Argentina deberán compensar con mayores exportacio­nes de soja a China, la caída en la oferta de soja americana al gigante asiático.

Pero el mercado ya sabe que los socios del Mercosur no podrán compensar, con mayores exportacio­nes, el total de la caída de la oferta de soja americana.

Y por este motivo se espera que China, más tarde que temprano, anuncie la compra de soja americana como una señal de distensión y aporte a la solución del conflicto comercial y de aranceles.

Cuando ello suceda, los precios de la soja en Chicago podrán recuperar parte de lo perdido a partir del anuncio de China en abril pasado, cuando decidió aplicar aranceles del 25% a la soja importada de Estados Unidos.

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El poroto. Entre EE.UU. y China.

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