La evolución del precio de los granos, en foco
El análisis histórico de un especialista en mercados: mirar para atrás y pensar para adelante.
Hemos visto en los mercados granarios fenomenales subas de precios, que se iniciaron a partir del año 2007 y que parecieron encontrar hacia finales del año 2012, una etapa final a este comportamiento. Las curvas que solíamos ver empinadas comenzaron a aplanarse y ha mostrar una comportamiento más lateralizado.
Récords de precios entre finales del
2007 y la primera mitad del 2008, que fueron revertidos por la crisis financiera internacional en forma temporal, para retomar un sendero alcista, menos vertical, pero igualmente sostenido hasta el año 2012.
La soja cotizaba en el 2008 en el CBOT a un precio récord de U$S 608/tn, con un petróleo que llegaba a U$S 147/barril y una relación dólar euro en niveles de 1,6. En el 2012, la soja llegaba en el CBOT a U$S 654/tn, a partir de allí, tanto el precio de la soja como el del resto de los commodities han ido cayendo. Hay la soja en el CBOT cotiza a niveles de U$S 338/tn, el precio del petróleo cercano a los U$S 50/barril y una relación dólar euro en niveles de 1,14.
¿Qué explicaba ese recorrido y que explica hoy el cuadro de situación actual ? Hasta el 2012, el mundo desempolvó teorías en materia de precios como las de
Malthus o las de David Ricardo y Stuart Mill, y desde los mercados financieros hubo empuje. En su Ensayo sobre el principio de la población el economista Thomas Malthus hacia referencia a que los precios de las materias primas serían cada vez más caros dado que notaba que el crecimiento de la población iba mucho más rápido que el que presentaba la oferta de los alimentos.
Economistas como David Ricardo y Stuart Mill, sostenían que los precios de los productos primarios en el largo plazo serían crecientes debido al rendimiento decreciente de las tierras cultivables. A partir del 2012, el mercado fue cayendo en la cuenta que los árboles no crecen hasta el infinito, tampoco el precio de los commodities. La creciente demanda global, sustentada en la ampliación y los cambios en las pautas del consumo de alimentos en los países en desarrollo o emergentes, el uso creciente para la fabricación de bioconbustibles, la disminución en las políticas de protección llevadas a cabo por los países desarrollados y la creciente desregulación de los mercados coadyuvaron a este comportamiento. El crecimiento de la economía China y de las demás economías emergentes impulsaron la demanda de productos básicos. Los países productores de materias primas registraron una notable mejora en sus términos de intercambio. La mayoría de las economías del mundo crecieron a tasas superiores a su media histórica, destacándose la excelente performance que registraron.
Los elevados precios del petróleo y la búsqueda de nuevas fuentes de energía renovable, empujaron a los biocombustibles también a tomar protagonismo, con legislaciones en los principales países del mundo que empujaron cortes de mezcla obligatorios para naftas y diesel.
Desde los mercados financieros, los recortes de tasa que fueron impuestos por la Reserva Federal de Estados Unidos, y adicionalmente un período largo de tiempo con el sostenimiento de esta política, le dieron a los mercados financieros una gran líquidez, que se fue direccionando al mercado de commodities.
Los niveles de liquidez internacional, las bajas tasas de interés y crecimiento de la economía mundial, fueron generando un marco propicio para el recorrido que vimos en materia de precios. Asistimos a un fenómeno conocido como la “finalización de los
commodities” por el cual una serie de actores no convencionales como bancos de inversión, fondos de riesgo que habían invertido enorme cantidades de dinero en esto mercados a través del usos de derivados financieros asociados a estos mercados. El aumento consistente del precio de los commodities coincidía con un fenomenal incremento del volumen transado de estos instrumentos.
A partir del año 2012, el mercado de
los commodities granarios empezó un lento e inexorable camino de regreso a
sus fundamentos más puros. La característica más distintiva que podemos encontrar en los mercados granarios está vinculada a la oferta, que no puede ser controlada como consecuencia de los fenómenos climáticos, se habla de variabilidad incontrolable de la oferta. ¿Qué ha pasado entonces? La oferta recuperó territorio empujada por los precios y por el hecho de no haber asistido en las últimas campañas a fenómenos climáticos, a excepción de
Argentina. La desaceleración de la demanda, la revaluación del dólar, la caída en el precio del petróleo presionó en la dirección contraria.
Entre el 2008 y el 2018, la producción de soja ha crecido en 134 millones de
toneladas, y los stocks finales en cerca de 61 millones. Las importaciones pasaron de 77 millones a 153 millones, con China como principal protagonista. En el caso del trigo, la producción creció en 48 millones de toneladas, y los stocks finales 121 millones. La producción de maíz creció en 314 millones de toneladas y los stocks finales en 185 millones. La demanda ha crecido también, pero en los últimos años, lo hizo en menor proporción que la producción.
También le época de las tasa bajas ha pasado con las recientes subas decididas por la Reserva Federal de los Estados Unidos. Las expectativas del mercado en cuanto a la evolución de la tasa de interés en EE.UU. y el dólar son consistentes con las expectativas en cuanto a la evolución de los principales commodities A esto se sumó este año, la denominada guerra comercial desatada entre China y Estados Unidos, y el impacto que la misma tiene sobre el mercado de commodities. En 2018, Trump decidió castigar a
China por el robo de propiedad intelectual a través de aranceles que podrían acumular hasta $250 mil millones, buscando agregar presión a la vulnerable economía China. Xi Jinping toma represalia con aranceles enfocados al sector que apoyo con sus votos la elección de Trump.
La economía de China, mas basada en exportaciones, es mas vulnerable a problemas comerciales versus la economía de consumo de Estados Unidos. China dice poder reducir en 10 millones de toneladas sus importaciones de soja promoviendo el uso dietas con menor proteína para consumo forrajero, incrementando importación/uso de otras harinas.
La reunión del G-20 en Argentina, ha sido el inicio de una tregua. Por ahora China volvió tímidamente a comprar soja norteamericana. Mientras tanto China, fue generando mayor demanda de soja sobre Brasil.
Pensando en el largo plazo, el crecimiento poblacional parece poner piso
a los precios. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) calcula que la demanda de proteína animal se duplicará en 2050.
Keynes solía decir que en el largo plazo estamos todos muertos. Sobrevivir en el corto plazo implica manejar para todos los actores del mercado de commodities el riesgo precio con eficiencia a través del uso de las herramientas que los mercados ponen a disposición. Tema que los productores debieran internalizar en forma definitiva: pretender vender el precio máximo de una campaña, es lo mismo que intentar acertar un blanco en un solo disparo, sobre todo si no se tiene mucha experiencia en el uso de armas. Los consumos internos, vinculados a la industria avícola, molinería, productos de consumo masivo, tienen a su disposición también estas herramientas.