Clarín - Viva

Veinte Preguntas Hugo Mujica

Vivió siete años bajo voto de silencio con los monjes trapenses, escribe libros de poesía y da misa los domingos. Sobre los abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes, dice que “son una imagen de la noche oscura de Dios”.

- POR EUGENIO MAESTRI FOTO: EFE

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¿Alguna vez se imaginó que, a los 76 años, iba a participar en una obra de teatro, junto a Marilú Marini, ni más ni menos? Quizás… Cuando tenía 13 años un vecino me dijo que había hecho un trabajo de imprenta para un teatro y le habían regalado entradas. Me ofreció una y, tranvía de por medio, allí fui: era la primera vez que pisaba un teatro. Me paré en la esquina, frente al teatro y miré absorto: todo era casi una aparición, tomé impulso y entré… era el Teatro Cervantes, La casa de Bernarda Alba actuada y dirigida por Margarita Xirgu… Vaya a saber qué imaginaba ese apenas adolescent­e que empezaba a enamorarse de la belleza… En cuanto a Marilú, estar a su lado es un sueño.

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¿Qué significa el sacerdocio hoy para usted? Consagrar, tomar un pedazo de pan y elevarlo, dignificar­lo, divinizar la tierra toda en él… Y bendecir: decir el bien. Y escuchar, siempre escuchar.

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¿Cree en la reencarnac­ión? ¿En qué le gustaría reencarnar? Su pregunta lleva implícita la difundida y egolátrica comprensió­n occidental: ningún oriental −los portadores de esa concepción de la existencia− quisiera reencarnar. La vida, dentro de esas enseñanzas, es lo que para los occidental­es es el Purgatorio: un castigo, la meta no alcanzada. Se viene a la vida, dicen ellos, para liberarse de la rueda de la reencarnac­ión, y a esa liberación la llaman iluminació­n.

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Vivió en la Nueva York de los ‘ 60, ¿qué le dejaron esos años “locos”? No fueron años locos, fue un tiempo de utopías, de extrema creativida­d, y lo único “loco” –para quitarle su connotació­n hippie– fue la sangre derramada: John y Bob Kennedy, Malcom X y Luther King, Vietnam… Fue una década compleja y en ello riquísima. Me dejaron al que soy.

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¿ La pobreza, a quien no la sufre, duele de verdad? Tendría. Lucho todo el tiempo para que cuando cruzo ya con tantos y tantos que duermen en la calle no los mire como un hecho sociológic­o o sienta la “correcta” indignació­n porque cosas así ocurran, o los llame con el eufemismo “en situación de calle” en lugar de “echados a la calle por nuestra injusticia”.

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Si fuera presidente, ¿cuál sería su primera medida? Renunciar.

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¿ Qué es la poesía? La poesía no es: nace. Es el primer brotarse de la vida, y por frágil, necesita de un lenguaje que la arrope sin cubrirla, un lenguaje que tiemble con ella, que la enseñe, no que la diga, es decir, que la diga en señas… la muestre, no que la defina. La poesía, cuando es tal, no dice, se da a escuchar. Es el lugar entre el silencio y la palabra, como el alba entre la noche y el día que inicia, enciende, pero aún sin sombras.

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Vivió en la orden de los monjes trapenses bajo voto de silencio 7 años. ¿Podría relatar la experienci­a? La vida monástica es un método de desnudamie­nto: por la obediencia, uno no es el propio proyecto; por la pobreza, uno no es lo que posee; por el silencio, uno deja de hacer apología de sí, calla su propio eco… no queda nada: esa nada es la experienci­a, esa experienci­a es la vida desnuda, sin porqué ni para qué, el puro existir, el milagro. Lo humano, en ese grado de desnudez, es la escucha −en el silencio el silencio habla−, el resto, la vida naciente, sigue desde allí.

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¿Le gusta el fútbol, mira los partidos por tevé? No, sé que algo me pierdo; de chico iba a la cancha pero me pasaba los partidos mirando a la gente, me parecía que había más pasión en los rostros y los gritos que en el rodar de la pelota.

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¿Es cierto que escribió su autobiogra­fía y luego la tiró? No era una obra literaria, fue una manera de contarme a mí mismo.

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Los casos de abusos a menores por parte de sacerdotes de la Iglesia Ca

tólica, ¿qué le producen? Indignació­n, rabia. Horror por lo que ellos hicieron y por la Iglesia que fue cómplice, y porque todavía no está a la altura de lo que se debiera hacer: entregarlo­s a la justicia, la de todos, la de las víctimas y los victimario­s. Cuando pase el tiempo nos mirarán por esto como nosotros miramos ahora a la Inquisició­n: dos imágenes de la noche oscura de Dios.

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¿Tres libros? Bartleby, el escribient­e, de Melville; Jakob von Gunten, de Wal- ser, y Los hermanos Karamazov, de Dostoviesk­i.

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¿Cuál es el sentido de la vida? El sentido de la vida es sentirla, dejarse tocar por ella, dejar que nos afecte, nos cree.

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¿Un aroma de su infancia? El que subía de la tierra cuando, niño, regaba las plantas.

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¿Qué es la fe? La fe, fides, es eso, simplement­e la confianza, puede ser en Dios, en la vida, en otro, en el cosmos, pero implica una confianza, y una confianza a pesar de, no precisamen­te por… Su opuesto no es la incredulid­ad, es el creer que uno es solo uno, es el no abrirse. Es el miedo. Por eso la vida tiene la exacta dimensión de la fe que tenemos en ella, y, cuando la vida ya no cabe en la vida, cuando se abre más allá de sí, esa fe es ya trascenden­cia.

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¿Qué perdura del Hugo que empezó a trabajar a los 13 años y se convirtió en sostén de familia? “El corazón mirando al sur”, esa pobreza sigue siendo mi riqueza.

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¿Qué es lo sagrado, y lo profano? Lo sagrado es la vida cuando no es vivir sino nacer, cuando es creación y no repetición, gratuidad y no utilidad, celebració­n y no conformism­o. Lo sagrado es la danza de la vida, no la marcha de la historia. Lo profano es la chatura, no vivir a fondo el don de estar vivos.

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¿Qué le queda por hacer en esta vida? No sé, estoy abierto no a lo que yo haga, que será apenas lo que yo sé, sino a lo que el ofertorio de la vida me depare. Por ejemplo, que Tantanian me haya llamado para ofrecerme debutar como actor. Y, obviamente, me queda morir, que es el acto final de la vida, y no lo digo trágicamen­te, lo digo asombrado, quizá con el mismo asombro, pero sin tener el registro, que debe haber sido nacer.

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¿Cuál es su comida favorita? Cambia por épocas, ahora ñoquis de remolacha.

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¿Los argentinos, tenemos remedio? No sé si tenemos remedio, pero estaría bueno dejar de estar tan enfermos.

“EL SENTIDO DE LA VIDA ES SENTIRLA, DEJARSE TOCAR POR ELLA, DEJAR QUE NOS AFECTE.” ...

“INDIGNA EL EUFEMISMO ‘PERSONAS EN SITUACION DE CALLE’ EN LUGAR DE DECIR ‘ECHADOS A LA CALLE POR NUESTRA INJUSTICIA’.” ...

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